Todos aquellos que no están familiarizados con los vericuetos argumentativos de los textos fundacionales del islam (corán, hadices, tafser y sharia además de las fetuas) se inclinan a pensar que cuando determinados imames incitan a provocar actos violentos, son gente radicalizada y fanática. Alguien les ha condicionado a pensar que son díscolos o disidentes de la verdadera doctrina islámica que predica la paz. Que son muy pocos y que su interpretación literal y radical de los llamados textos sagrados es el verdadero problema.
Catalina de Erauso | Ocultar la incitación a la violencia y el odio
No es del todo cierto y solo pondré un ejemplo. Las azoras medinesas son pura incitación al odio y a la violencia contra todos aquellos que no creen en Alá ordenando su exterminio, que es la tarea diaria a cumplir por los que creen en él. Muchos fieles (hipócritas según el corán) que no creen de puertas adentro no practican esas atrocidades. Más adelante explicaré la diferencia entre azoras mequíes y azoras medinesas. Es muy importante entender eso cuando se aborda el tema del islam.
Entre los imames de uno y otro color se da un juego tácito de poli bueno y poli malo. El poli bueno señala al poli malo y te pide que no le escuches. En realidad, tanto poli bueno como poli malo trabajan en estrecha colaboración. La táctica del poli bueno es, entre otras muchas, la siguiente. Le citará las partes bonitas del corán a sabiendas de que están abrogadas o derogadas y ya no tienen validez. Es la táctica que la taqyia por medio del recurso estilístico del kitman u ocultación de partes del argumentario. Los libros de la sharia y las fetuas al uso muestran de qué forma se puede engañar a los infieles (todos los no musulmanes) para lograr avances en el camino de Alá, porque en la islamización mundial es el deber de todo musulmán y en esta tarea todo vale.
Veamos dos ejemplos
Quien quiera convencerlo de las bondades del islam, le citará, por ejemplo, estas aleyas de la azora mequí número 17 en las que se insta a ayudar a los pobres por medio del azaque, parte de los ingresos que los musulmanes deben dar anualmente a los necesitados.
17.26. Da lo que es debido al pariente, al pobre y al viajero circunstancialmente sin recursos30. No despilfarres imprudentemente tu hacienda31, 27. porque los despilfarradores son compinches de los diablos y el Diablo ha sido ingrato con el Señor. 28. Si no pudieras atender la demanda de los necesitados por no tener nada que donar y te encontraras a la espera de la merced del Señor32, pídeles disculpas y dirígeles palabras amables33.
Nota: esta traducción como las siguientes son de Bahige Mulla Huech
También habrá quienes le citen la aleya en la que se dice que los cristianos son los más amables para con los musulmanes (5:82) ocultando que el propio corán ordena su asesinato y exterminio (1:191) empleando la táctica del kitman para ocultar las partes feas del corán. El imam Huech, traductor del corán al castellano, cuyo prólogo se ha pegado en el encabezado oculta precisamente esta aleya citando la anterior y la posterior como veremos a continuación.
Pero el mejor ejemplo de la táctica del engaño es la propia traducción del corán de Bahige Mulla Huech. En su prólogo que se encuentra en el encabezado trata brevemente la cuestión de la paz en el islam haciendo referencia a determinados versos coránicos que prohíben (según él) agresiones a musulmanes y no musulmanes (7.55-56), que no justifican el ojo por ojo y diente por diente (5:8) que legitima la lucha armada solo en defensa propia (2.190 y 2.192). Si consultamos las aleyas que cita Huech, nos percataremos que es un engaño monumental. Vayamos por partes. Si nos tomamos la molestia de leer los versos 7.55-56 que el propio Huech ha traducido, no encontraremos ninguna referencia a creyentes y no creyentes en esas aleyas en concreto, ni su contexto anterior ni posterior avala esa interpretación. Los trasgresores son los que actúan de forma injusta o abusiva, pero 7:55 no dice explícitamente que la víctima puede ser no musulmana. Es una interpretación interesada de Huech como muestran los añadidos que vienen entre paréntesis.
Si analizamos ahora la aleya 5:8, nos encontramos ante un caso interesante de engaño porque la nota 22 nos reenvía al verso 4:43. La aleya 5:8 nos habla de la repulsa que se siente contra un enemigo y la 4:43 nos informa de en qué circunstancias hay que hacer el lavado ritual antes de la oración. Por tanto, ¿se refiere al rechazo que sienten por los enemigos que no actúan de igual forma, es decir no se lavan antes de rezar? ¿Y qué se entiende por justicia en el islam? La justicia islámica es divina y dicta a los musulmanes pautas de actuación también para con los no musulmanes. Los no musulmanes no tienen voz en países islámicos en virtud de la justicia divina. El engaño consiste en emplear la palabra justicia que invoca un significado totalmente distinto en personas socializadas en occidente al que tiene en el islam.
En tercer lugar, Huech señala que la lucha armada está legitimada solo en caso de defensa en el islam y lo ilustra con aleyas 2:190 y 2:192, omitiendo la aleya 2:191. No olvidemos que es Alá quien legitima la lucha armada, pero veamos las aleyas que cita Huech en su prólogo para después analizarlas.
En el verso 190 se insta a los MUSULMANES a luchar a quienes los agredan por los objetivos que ha señalado Alá, por ejemplo la islamización de todo el mundo. ¿Qué implica la palabra agresión? En pocas palabras, incluso el cuestionamiento de algunas órdenes del corán es considerado una agresión. Por tanto, ese supuesto es también un caso de legítima defensa en el islam. Si se rinden Alá es indulgente, pero Huech añade desistir de sus hostilidades. Y omite la aleya 191 que dice que se debe eliminar (=asesinar) a los agresores de la Meca. Alá, el Dios de la paz, nos cuentan. Y ordena eso porque, según el relato islámico estándar en aquellos momentos, se le impedía a Mohamed en Meca creer en Alá. Y esa prohibición es peor que un asesinato. Pero después, el mismo corán dice que no se aceptarán creencias distintas del islam. Todo un oximorón.
El Corán que circula a día de hoy comprende 114 azoras o capítulos que suman 6236 ayas o versos según la versión canonizada en 1924 en El Cairo (Egipto). Su última enmienda data de 1985. Es el Corán más extendido a nivel mundial y se denomina Hafs porque es la recitación que solía hacer el imam Hafs. El Corán Hafs se ha impuesto porque esta era la recitación que más gustaba a los fieles entre las otras muchas recitaciones que conocían. Y es necesario saber qué aleyas fueron supuestamente reveladas en Meca y cuáles lo fueron en Medina.
La incitación a la violencia es el denominador común en los versos medineses que los imames hábilmente ocultan o relativizan cuando hablan con no musulmanes incautos. Y para engañarlos, les muestran las azoras mequíes. Aquí le dejo estos datos para que no se deje engañar.
La numeración de las azoras
Una azora es un capítulo del corán que está organizado en versos. Aunque la numeración de las azoras pueda sugerir que están dispuestas en orden cronológico de revelación, esto es una conclusión precipitada. La numeración es un fenómeno europeo porque en el mundo islámico se citan según el título de la azora. La disposición de azoras es ecléctica igual que la disposición de los versos dentro en una misma azora. Se encuentran fácilmente versos de diferentes épocas juntados en una azora. Unas azoras tienen comienzo y fin y otras no. (Nöldeke 24-25). Por lo tanto, quien se anime a leer el corán, llegará a la conclusión de que no hay un hilo conductor en el relato.
Según el relato islámico, Mohamed (570-632) empezó a recibir revelaciones divinas en 610 que intentó divulgar en Meca huyendo a Medina en el año 622, el año de la héjira que es cuando comienza el calendario islámico. Mohamed no encontró muchos adeptos en Meca en los más de 10 años que anduvo divulgando sus revelaciones. Todo cambió con la huida o viaje a Medina en el que Alá le reveló la azora del botín de guerra. En esa azora se explica que la jihad islámica es un deber de todo musulmán y cómo deben actuar en la guerra y después de ella.
En Meca convivían judíos, politeístas así como cristianos y Mohamed no pudo convencerlos de adoptar la nueva religión de la que afirmaba ser el último profeta. Tuvo que soportar burlas varias por parte de los fieles de otros cultos al calificarlo estos de falso profeta (61:8) y superar un gran número de dificultades. En concreto, después de la muerte de su primera esposa judía y mecenas en el año 619. Después se casaría con mujeres entre 17 y 25 años y la niña Aisha a la edad de 6 años.
Hasta llegaron a acusarlo de ser un falso profeta. De ahí que migrara a Medina con los pocos adeptos que pudo recabar en una década. Por tanto, parte de las revelaciones del Corán son revelaciones recibidas en Meca y parte las recibió en Medina. Las revelaciones de Meca y Medina se diferencian en cuanto a recursos lingüísticos usados y también se distinguen en cuanto a contenido. Veamos, pues, brevemente en qué se diferencian.
Las épocas de las azoras mequíes y las azoras medinesas
Para empezar, cuando se abre el Corán por una página al azar, se constata que hay azoras además de versículos y que el relato no es coherente al estar escrito en verso. Esta es la observación que haría cualquiera que lea dos páginas enteras. El orden de azoras y versículos no es el orden de la revelación ni estos están ordenados de forma estrictamente temática ni hay un relato coherente.
De ahí que algunos estudiosos los hayan clasificado atendiendo a criterios lingüísticos y de contenido. Uno de los primeros que clasificó las azoras atendiendo a esos criterios fue el orientalista alemán Theodor Nöldeke (1836-1930). El orden cronológico de alguno de estos versos está todavía hoy sujeto a debate. Dicho esto, el orden propuesto por Nöldeke es uno de los que goza de mayor aceptación en el mundo académico de occidente al ser considerado fiable.
Ya los eruditos islámicos del pasado habían llegado a la misma conclusión de que las azoras pertenecían a dos grandes periodos, el mequí y el medinés.
Nöldeke analizó las azoras atendiendo a sus rasgos lingüísticos estableciendo grosso modo que las azoras y los versos mequíes eran breves (Los vientos, 51.1-6), muy poéticos, con un ritmo rápido y caracterizados por su iconicidad. Las azoras medinesas, por el contrario, contenían versículos más largos, sintácticamente más complejos y contenían relatos con cierta coherencia argumental destacándose el elemento de la violencia. Véase la diferencia entre 51:1 y 98:6 en cuanto al relato del Juicio Final.
51:1 (Yo, Dios, juro) por los vientos que avientan, 2. por las nubes cargadas, 3. por los barcos que surcan ágilmente (los mares) y 4. por los ángeles que reparten las encomendaciones (de Dios a la Tierra), 5. que lo que os ha sido anunciado (sobre la ultratumba) es una realidad irrebatible 6. y que el Juicio es inevitable. (mequí)
98:6 Efectivamente, los que niegan la Verdad de entre los seguidores de la Escritura y los idólatras serán confinados perpetuamente en el Fuego infernal, porque son los peores de todos los seres. (medinesa)
Diferencias de contenido entre las azoras mequíes y las azoras medinesas
Las azoras mequíes son benevolentes, mientras que las medinesas son violentas e incitan a practicar la violencia. Alá le dice a Mohamed en la azora 43:89 que no haga caso de las burlas de quienes no lo aceptan, mientras que en 9:29 le insta a luchar contra ellos porque Mohamed tiene la llave de la verdad. Y hace mención especial de cristianos y judíos a los que se obligaba a pagar un impuesto de capitación. Se impuso para que estos pudiesen comprar el derecho a quedarse en sus tierras después de que las hordas de guerreros musulmanes las hubiesen invadido y conquistado las mismas.
43:89 (¡Muhammad!) No les hagas caso y déjalos con lo que optaron, pero diles: «¡Que la paz reine entre nosotros!». Pues ya se enterarán (de lo que su desobediencia les acarreará, le contesta Dios).
9:29 A los enemigos que renuncian a pagar el tributo sustitutorio por sumisión al imperativo de la ley, combatidlos por no creer (debidamente) en Dios ni en el día del Juicio, por no abstenerse de lo que Dios y Su Enviado han declarado ilícito o por no profesar la genuina religión (del monoteísmo).
Listado de las azoras según la época en la que fueron reveladas o escritas
Quien se interese por el Corán puede consultar las azoras guiándose por la siguiente clasificación de Nöldeke.
Las azoras medinesas son 28: 2-5, 8, 9, 22, 24, 33, 47-49, 55, 57-66, 76, 98, 110.
Las azoras mequíes son 86. Del primero al quinto año de la misión de Mahoma: 96, 74, 111, 106, 108, 104, 107, 102, 105, 92,90, 94, 93, 97, 86, 91, 80, 68, 87, 95,103, 85, 73, 101, 99, 82, 81, 53, 84, 100, 79, 77, 78, 88, 89, 75, 83, 69, 51, 52, 56, 70, 55, 112, 109, 113, 114, del quinto y sexto año de su misión: 54, 37, 71, 76, 44, 50, 20, 26, 15, 19,38, 36, 43, 72, 67, 23, 21, 25, 17, 27, 18, del séptimo año hasta la Hégira: 32, 41, 45, 16, 30, 11, 14, 12, 40, 28, 39, 29, 31, 42, 10, 34, 35, 7, 46, 6, 13.
Se debate aún a día de hoy si las azoras 1, 13, 55, 61, 64, 83, 97, 98, 99, 112, 113, 114 se las reveló Gabriel en Meca o Medina. Hay un total de 29 azoras que vienen introducidas por nombres de letras en árabe. Se trata de las azoras 2–3, 7, 10–15, 19–20, 26–32, 36, 38, 40–46, 50 y 68. A excepción de las azoras 2-3, son todas ellas azoras mequíes. El hecho de que sean introducidas por letras guarda un inmenso parecido con los salmos cristianos.
Algunas azoras se refieren a hechos históricos concretos como son la azora 8 (el botín), la azora 33 (los aliados) y la azora 48 (la verdadera victoria), pero las azoras con un fuerte vínculo histórico no son numerosas y solo implican las azoras medinesas. La azora 8 se refiere a la batalla de Badr, la 33 a la batalla de Trench y la azora 48 al pacto de al-Udaybiyya (Nöldeke 2013: 48).
Otras azoras están dedicadas a un solo tema como es el caso de la azora 65. Esta trata exclusivamente el tema del divorcio y, en concreto, al periodo de espera de la mujer para volver a casarse con otro hombre. La azora 4 trata mayormente el tema de la mujer, pero no está dedicado exclusivamente ella. Hay una azora entera dedicada a María (19), madre de Jesús y otra dedicada a los jinn o espíritus (72).
La práctica totalidad de las azoras medinesas han quedado abrogadas por las azoras medinesas. Por tanto, si alguien ilustra su argumento con una azora mequí, es muy probable que esté abrogada y solo pretenda engañarle.
Bibliografía
Theodor Nöldeke, Friedrich Schwally, Gotthelf Bergsträßer, Otto Pretzl, (2013) The History of the Quran. Traducción de 2013. La obra es de 1860.
Los hadices se pueden consultar aquí.