Catalina de Erauso | El botín de guerra II
viene de el botín de guerra I.
El corán invita a la lucha en numerosas ocasiones y también hace lícito el botín a todos aquellos que luchen por la causa de Alá. Los hadices recogen innumerables relatos en los que Mohamed y sus combatientes se hacían con metales preciosos y artículos de lujo y cómo los repartían. La historia del islam The muqaddim narra las riquezas que habían logrado los combatientes más cercanos a Mohamed en un periodo de tiempo muy corto. Si usted no da credibilidad a los relatos de los hadices de Malik y otros imames, el libro de jurisprudencia más consultado, The reliance of the traveller explica detalladamente quién tiene derecho a recibir botín y en qué circunstancias. Los hadices también relatan que Mohamed solía ordenar ejecutar a varones que consideraba infieles. Vayamos por partes.
La guerra santa se ordena en Corán en innumerables versículos. Alá ordena a Mohamed animar a los creyentes (8:65-66) a unirse a la batalla por el camino de Alá alentándoles a luchar incluso contra un grupo mucho mayor y más poderoso, pero después rebaja la presión sobre ellos. Y Mohamed obedece según cuenta el hadiz 1218.
Muy mala táctica la de Alá. ¿Cómo pueden los infieles abrazar una fe y creer en un Dios que les manda una horda de creyentes que les infringen violencia? ¿Se puede creer en algo por medio de la coerción? Ya el imam Malik (711-795) transmitió hadices de Mohamed que decían que el divorcio y las promesas hechas bajo coerción eran inválidas. El sultán lo mandó azotar.
- 8:65. ¡Profeta! ¡Anima a los creyentes al combate! Si hay entre vosotros veinte hombres tenaces, vencerán a doscientos. Y si cien, vencerán a mil infieles, pues éstos son gente que no comprende.
- 8:66. Ahora, Alá os ha aliviado. Sabe que sois débiles. Si hay entre vosotros cien hombres tenaces, vencerán a doscientos. Y si mil, vencerán a dos mil, con permiso de Alá. Alá está con los tenaces.
Hadiz 1218. Abû Mûsâ dijo: ‘Un hombre llegó ante el Profeta (B y P) y dijo: ‘Un hombre combate por el botín, otro hombre combate por la fama y otro combate por exhibirse; ¿Cuál de ellos combate por la causa de Dios?’ El Profeta (B y P) dijo: «Quien combate para que la palabra de Dios prevalezca está combatiendo por la causa de Dios»’. Hadiz 1218
Los hadices disponibles dan cuenta de las circunstancias en la que algunos árabes se unieron al islam incipiente lo que aporta un número nada desdeñable de datos sobre los que se adherían a esta ideología y sus motivaciones. El hadiz 2808 no deja ni un ápice de duda sobre el escaso valor de la vida terrenal en el imaginario islámico. Los creyentes se esfuerzan en esta vida y aspiran a lograr vida eterna en el paraíso. Quien luche mucho o poco y dé su vida por el islam, recibe un generoso premio en el paraíso. El relato islámico afirma que los que mueren en batalla van al paraíso y Alá les perdona todos sus pecados. Como si quisiese jalear a los que se unen a la lucha, Alá manda esta advertencia (8:59) que Mahoma luego transmite a su entorno más inmediato y el boca a boca hace el resto. Alá, en un ejercicio de superioridad, transmite a los infieles que no podrán escapar, que no vencerán. ¿No hubiese sido mejor idea convencerlos? Alá parece estar sobrado de fuerza bruta si me permiten citar a mi paisano Unamuno.
El traductor añade en 8:67 que el objetivo de un profeta no es conseguir cautivos ni dominar la Tierra. Sin embargo, es precisamente lo que entienden algunos creyentes poderosos que deben hacer desde hace 14 siglos como se verá más abajo. El traductor confunde al lector con este añadido que no aparece en el corán pues otros versículos sí dicen que el objetivo del islam es precisamente ese, que la humanidad entera sea islámica. Lo que viene a decir este versículo es que el profeta primero debe dominar una zona y es solo después que tiene derecho a pedir rescate de los prisioneros. Es decir, la prioridad no es explicarles los pormenores de la palabra de Alá sino creer en él y obedecerle. ¿Se imaginan qué pasa cuando tropas de soldados extranjeros invaden su territorio y le preguntan en árabe si creen en Alá a gentes que desconocen ese idioma? ¿Se acuerdan en qué idioma les preguntaban los inquisidores medievales a las sorgiñas vascas? Nos podemos imaginar la sensación de terror e impotencia que sintieron. Fueron todas asesinadas.
Pues en este versículo (8:67) se muestra claramente que la guerra santa es una empresa por lograr dominio de territorios, la ambición de lograr prisioneros para liberarlos a cambio de rescates y hacerse con sus bienes. No hay ni un atisbo de moralidad aquí. Ni tan siquiera se aprecia que los que participen en la batalla pasen tiempo en convencer de las bondades de su religión a los prisioneros. No se hace la guerra santa porque sea moralmente superior sino porque lo ordena el corán.
En cuanto al botín de guerra, recordemos que la RAE lo define como “Despojo que se concedía a los soldados, como premio de conquista, en el campo o plazas enemigas.“ El botín se da cuando hay una guerra o cuando hay un robo, atraco o estafa. No se da cuando dos vecinos de diferentes creencias viven en harmonía.
Alá legitima el botín, pero no especifica qué puede ser (8:69) pero sí cuánto corresponde a Mohamed (8:41), exactamente un quinto. Ahora bien, los relatos de los hadices revelan en numerosas ocasiones que el botín son propiedades muebles, inmuebles así como mujeres y niños porque se relata en muchos casos que los hombres fueron asesinados. Las mujeres pasan a ser esclavas, también sexuales, con las que se comercia. Veamos algunos hadices. Sí, los seres humanos son parte del botín en el islam. Lo que hizo ISIS y hacen otros grupúsculos islámicos está legitimado en el Corán y los hadices como veremos más adelante.
- 8:69. ¡Tomad del botín hecho lo lícito, lo bueno! ¡Y temed a Alá! Alá es indulgente, misericordioso.
- 8:41. Sabed que, si obtenéis algún botín, un quinto corresponde a Alá, al Enviado y a sus parientes, a los huérfanos, a los pobres y al viajero, si creéis en Alá y en lo que hemos revelado a Nuestro siervo el día del Criterio, el día que se encontraron los dos ejércitos. Alá es omnipotente.
Sigamos con las aleyas que explican la distribución de botín. Alá invita a hacerse con el botín (8:69). Tanto el Corán (8:41) como los hadices señalan detalladamente cómo ha de repartirse el mismo.
Nótese que la azora 8:41 establece que un quinto del botín pertenece a Alá, al profeta Mahoma y a sus familiares. Veamos qué significa. Todavía hoy hay gente que reivindica descender directamente del profeta y, de buen seguro, que les corresponde parte del botín por ordenarlo el propio Alá. A sus familiares no los distingue el Corán por su actos, bondad o moralidad. Solo habla de los parientes de Mohamed a la hora de repartir el botín. Este versículo establece un privilegio de cuna por mandato de Alá que está recogido en todos los libros de jurisprudencia islámica, por ejemplo el Reliance of the Traveller en O10.3. Si parte del botín pertenece a Alá, quiere decir que sirve para financiar la guerra santa tal y como confirman algunos hadices. Pero, ¿cómo financió Mohamed las primeras batallas? Fue con lo que se denomina zakat, azaque o limosna que deben pagar los musulmanes de su patrimonio. En los primeros tiempos, se empleó para financiar las numerosas guerras que instigó y ejecutó. Fue después cuando se la denominó limosna. Los relatos islámicos no hacen balance de cuántos infieles se convirtieron de motu proprio o de forma forzosa.
La jurisprudencia islámica que dimana del Corán y de los hadices recoge esta orden y desarrolla aún más la narrativa. Explica, por ejemplo, quién tiene derecho a botín. En los apartados O10.1 y O10.2. de The reliance of the traveller se explica que solo los creyentes musulmanes varones a partir de la pubertad tienen ese derecho. El botín común lo reparte de forma diferente entre soldados de infantería y caballería y solo toman posesión de él después del reparto oficial.
O10.1 “Un musulmán varón libre que ha alcanzado la pubertad y está cuerdo tiene derecho al botín de la batalla cuando ha participado en una batalla hasta el final. Después del botín personal (O10.2), el botín colectivo de la batalla se divide en cinco partes. Se reserva el primer quinto (O10.3), y se reparten los cuatro restantes, una parte a cada soldado de infantería y tres partes a cada soldado de caballería. De estos últimos cuatro quintos también, se entrega un pago simbólico a discreción del líder a mujeres, niños y participantes no musulmanes del lado musulmán. Un combatiente sólo toma posesión de su parte del botín en la división oficial. (R: O puede optar por renunciar a su derecho a ello).”
Tienen derecho al botín común y al botín personal. ¿Pero qué es el botín personal?
- O10.2 “En cuanto al botín personal, cualquiera que, a pesar de la resistencia, asesine a uno de los enemigos o lo incapacite efectivamente, arriesgando así su propia vida, tiene derecho a todo lo que pueda tomar del enemigo, es decir, todo lo que pueda llevarse consigo en la batalla, como una montura, ropa, armamento, dinero u otros.”
Estas dos normas de la ley sharia dan una idea de lo que está permitido en una batalla en el islam. Esta normativa de la sharia dimana de hadices auténticos como se puede comprobar en Sunan Ibn Majah, hadiz 2838. Fue Mohamed quien lo legitimó haciéndolo lícito. Mohamed permite al ejecutor quedarse con todo lo que posea el asesinado.
Hadiz 2838 Se narró del hijo de Samurah bin Jundub que su padre dijo:“El Mensajero de Allah dijo: ‘Quien mate, el botín es suyo’”. Sunan Ibn Majah Libro 24, Hadiz 86, vol. 4, Libro 24, Sahih
Veamos ahora si esto que legitiman el Corán y Mohamed ha sido practicado a lo largo de la historia o los creyentes optaron por hacer caso omiso de este permiso. A juzgar por este relato de The muqaddimah de Ibn Khaldun (1332-1406), o historia del islam, muchos compañeros de batalla de Mohamed se hicieron inmensamente ricos en poco tiempo. Veamos la siguiente cita, que no tiene desperdicio. Es larga, pero vale la pena. El final de la cita afirma que no es lícito el enriquecimiento, pero sí es lícito el botín y si este se gasta en la causa de Alá -el camino de la verdad-, no hay lugar a reproche alguno.
“Al-Mas’udi (895-957) dice: «En los días de ‘Uthman, los hombres que rodeaban a Muhammad adquirieron propiedades y dinero. El día en que ‘Uthman fue asesinado, estaban en manos de su tesorero 150.000 dinares y 1.000.000 de dirhams. El valor de sus propiedades en Wadi I-Qura y Hunayn y otros lugares fue de 200.000 dinares. También dejó muchos camellos y caballos. La octava parte de la propiedad de az-Zubayr después de su muerte ascendió a 50.000 dinares. También dejó 1.000 caballos y 1.000 sirvientas. Los ingresos de Talhah del ‘Iraq eran de 1.000 dinares al día, y sus ingresos de la región de ash-Sharah eran más que eso. El establo de ‘Abd-ar-Rahman ben. ‘Awf contenía 1.000 caballos. tenía 1.000 camellos y 10.000 ovejas. Una cuarta parte de su patrimonio después de su muerte ascendió a 84.000. Zayd ben Thabit dejó plata y oro que se rompió en pedazos con picos, además de las (otras) propiedades y haciendas que dejó con el valor de dinares 100,000. AzZubayr se construyó una residencia en al-Basrah y otras residencias en Egipto y al-Kufah y Alejandría. Talhah construyó uno en al-Kufah y mejoró su residencia en Medina. Usó yeso, ladrillos y madera de teca. Sad b. Abi Waqqas se construyó una residencia en al-‘Aqiq, (un suburbio de Medina). La hizo alta y espaciosa, y le puso balaustradas encima. Al-Miqdad construyó su residencia en Medina y la enyesó por dentro y por fuera. Ya’lab. Munyah dejó 50.000 dinares y propiedades y otras cosas cuyo valor ascendió a 300.000 dirhams». Fin de la cita de al-Mas’udi. Tales fueron las ganancias que obtuvo la gente. Su religión no los culpó por (acumular tanto), porque, como botín, era propiedad lícita. No emplearon sus bienes con despilfarro, sino de manera planificada en (todas) sus condiciones, como hemos dicho. Acumular bienes mundanos es reprobable, pero no se reflejaba en ellos, porque la culpa se atribuye sólo al despilfarro y a la falta de planificación, como hemos indicado, ya que sus gastos siguieron un plan y sirvieron a la verdad y sus caminos, el amasar (de tanta propiedad) les ayudó en el camino de la verdad y sirvió al propósito de alcanzarla. el otro mundo.” (The muqaddimah, página 274-75)
Si se analizan estos dos apartados de la sharia en The reliance of the traveller, en concreto O10.2., da la impresión que se legitimaba la rapiña y el asesinato cuando las personas se oponían al islam. De hecho, esto se confirma en este hadiz de Malik en el libro 21, hadiz 15.
“Hadiz 15 Que el Mensajero de Alá envió un grupo de asalto que salió a Abdullah ibn Umar cerca de Najd. Saquearon muchos camellos y lo que les tocó fueron once o doce camellos cada uno. Lo repartieron camello por camello. Malik libro 21, hadiz 15
No parece ser un hecho aislado porque los relatos de los historiadores confirman que algunos compañeros de Mohamed se enriquecieron de forma milagrosa. Ahora bien, ¿cómo se podía saber que quien se adhería a Mohamed lo hacía principalmente por lograr el botín o por sumisión a Alá? El corán ordena asesinar infieles, Mohamed lo practicó él mismo y las expectativas de botín son muy tentadoras. Quien se resista, es una persona con fuertes principios éticos. ¿Podían decidir los propios creyentes si alguien era infiel? Claro que sí. Pero en ocasiones lo hacía el propio Mohamed y pedía a alguno de sus compañeros que ejecutase a un infiel como muestra el hadiz 286 de Muwatta Malik. Al creyente que ejecutó al presunto espía, lo premió Mohamed con el botín tal y como establece la sharia en O.10.1 y O.10.2.
“Hadiz 286 Un espía infiel se acercó al profeta mientras estaba de viaje. El espía se sentó con los compañeros del profeta y comenzó a hablar y luego se fue. El Profeta dijo (a sus compañeros), ‘Persíganlo y mátenlo’. Así que lo maté». El profeta entonces le dio las pertenencias del espía muerto (además de su parte del botín de guerra). Muwatta Malik, tomo 4, libro 52, hadiz 286
Los hadices contienen innumerables informaciones sobre lo que se conseguía como botín así como su distribución entre Mohamed y los combatientes. Se narra, por ejemplo, cómo los combatientes por la causa de Alá se hacen con oro en el hadiz 1680 “Abû Sa‘îd Al-Judrî dijo: ‘ ‘Alí bin Abi Tâlib envió oro bruto dentro de una bolsa de cuero curtido al Mensajero de Dios lo distribuyó entre cuatro personas:…“
También dan cuenta de lo que tocaba a jinetes y soldados de a pie (Muslim 1762a) así como las equivalencias entre las diferentes partes del botín (Malik Muwatta, libro 21, hadiz 16. (El capítulo se titula “Botín de guerra en general).
Muslim 1762a“Se ha narrado con la autoridad de Ibn Umar que el Mensajero de Allah permitió dos partes del botín al jinete y una parte al soldado.Sahih Muslim 1762a, Libro 32, Hadiz 67, Libro 19, Hadiz 4358
“Yahya me relató de Malik de Yahya ibn Said que escuchó a Said ibn al-Musayyab decir: “Cuando la gente en expediciones militares dividió el botín, hicieron un camello igual a diez ovejas”. Malik Muwatta, libro 21, Hadiz 16.
O cómo los soldados de Mohamed pactan la expulsión de judíos y los términos de la expulsión quedándose el 50% de su patrimonio (Malik tomo 45, hadiz 18) o pactaban la permanencia en sus tierras a cambio del 50% de la cosecha (Sunan Abi Dawud 3006).
Muwatta Malik, Hadiz 18 Malik dijo: »Umar ibn al-Khattab expulsó a los judíos de Najran (un asentamiento judío en Yemen) y Fadak (un asentamiento judío a treinta millas de Medina). Cuando los judíos de Khaybar se fueron, no se llevaron ningún fruto ni tierra. Los judíos de Fadak tomaron la mitad de la fruta y la mitad de la tierra, porque el Mensajero de Allah había llegado a un acuerdo con ellos por eso. <strong>Entonces Umar les confió el valor en oro, plata, camellos, cuerdas y alforjas de la mitad de la fruta y la mitad de la tierra, y les entregó el valor y los expulsó». Muwatta Malik tomo 45, Hadith 18. tomo 45, Hadith 1618
Sunan Abi Dawud 3006 , «Narró Abdullah Ibn Umar: El Profeta luchó con la gente de Khaybar y capturó sus palmeras y tierras, y los obligó a permanecer confinados en sus fortalezas. Entonces concluyeron un tratado de paz en el que el oro, la plata y las armas irían al Mensajero de Allah, y todo lo que se llevaran en sus camellos les pertenecería a ellos, con la condición de que no escondieran ni se llevaran nada. Si lo hicieran (así), no habría protección para ellos ni tratado (con los musulmanes). Se llevaron una bolsa de Huyayy ibn Akhtab, quien murió antes (de la batalla de) Khaybar. Se llevó los adornos de Banu an-Nadir cuando fueron expulsados. El Profeta le preguntó a Sa’yah: ¿Dónde está el bolso de Huyayy ibn Akhtab? Él respondió: El contenido de este bolso se gastó en batallas y otros gastos. (Más tarde) encontraron el bolso. Así que mató a Ibn AbulHuqayq, capturó a sus mujeres y niños y tuvo la intención de deportarlos. Dijeron: Muhammad, déjanos trabajar en esta tierra; Tendremos la mitad (del producto) como tú quieras, y tú tendrás la mitad. El Mensajero de Allah solía hacer una contribución de ochenta wasqs de dátiles y veinte wasqs de trigo a cada una de sus esposas.» Sunan Abi Dawud 3006. tomo 20, hadiz 79. Tomo 19, Hadiz 3000 (waq equivale a 195.69 kg o 201.72 litros, según la escuela hanafi)
Estos acuerdos y otros de la misma índole son el germen del impuesto de capitación o jisia que han de pagar judíos y cristianos para poder lograr el derecho a vivir en un país islámico. El impuesto de capitación es a cambio del derecho a la vida. Que los países islámicos tolerantes no lo practiquen a día de hoy no significa que ese impuesto de capitación esté derogado de por vida. Bastaría que un futuro sultán lo interpretase de forma literal y se arrogaría la legitimidad de hacerlo. Porque según su relato, es mandato de Alá.
La azora del botín me sugiere que el islam no es la religión de los más altos estándares éticos porque lejos de condenar la rapiña, la legitima.
Si desea leer más, pinche AQUÍ
No olvide leer las fuentes para formarse su propia opinión
Bibliografía
Abu Bakr Muhammad ibn Jafar Narshakhi (or Narshaki) (ca. 899–959) The history of Bukhara.
Hartmann, Martin (1909), Der Islam. Leipzig.
Kister, M.J. (1986), The Massacre of Banu Qurayza, a reexamination of a tradition. Jerusalem Studies in Arabic and Islam 8 (1986): 61-96.
Shihabuddin Abu al-‘Abbas Ahmad ibn an-Naqib al-Misri (1302–1367), The Reliance of the Traveller. Libro insignia de la jurisprudencia Shaafi.
Abd Ar Rahman bin Muhammed ibn Khaldun, The muqaddimah. Traducción de Franz Rosenthal
2 comentarios sobre «El botín de guerra II»