Albert Sabater | Criminalización de los CDR
El tufo marrón que han producido las actuaciones de los llamados CDR (Comités de Defensa de la República) en el gobierno y partidos afines es ya perfectamente perceptible en todas partes.
En un lenguaje llano y comprensible para todos, podríamos decir que han aflojado el esfínter, que “se han cagao”, ante la actuación pacífica de unos grupos organizados que han estado actuando de forma efectiva por todo el territorio catalán y que no pueden controlar.
Hay que remarcar que no ha habido violencia alguna promovida o efectuada por los CDR, a pesar que desde algunos sectores se empeñan en decir lo contrario como único argumento de lucha unionista contra el legítimo derecho de libertad de los independentistas en una mentira compulsiva y sistemática que parece no agotarse nunca. Es el carácter y talante común en un estado conquistador anclado en un pasado del que no quieren huir.
El miedo a la capacidad de organización es innegable.
La desesperación de los asociados al IBEX35 es mas que evidente. Ven peligrar sus negocios. Sus feudos. Su modus vivendi. Su poder. Lo que gobierno tras gobierno les ha sido concedido: rescates con dinero público de sus nefastos negocios, concesiones abusivas, ventajas y preferencias fiscales… ahora pueden peligrar si los CDR, ese germen pacifista pero combativo contra las injusticias de un estado no tan de derecho, triunfan sobre el abuso a la población.
Pero, ¿qué se puede esperar de un país que en el pasado asesinó poetas, mantiene las cunetas llenas de huesos de fusilados inocentes y es incapaz de condenar el franquismo y las injusticias del régimen autoritario del pasado?
Cataluña ha dicho basta. Ya no se trata solamente de conseguir la independencia, se trata cada vez mas, y cada vez por mas gente, de conseguir la “no dependencia” de un estado atroz, abusivo, injusto, parcial con los débiles y beneficioso con los poderosos, de los toros que no sufren, las autopistas rescatadas a costa de subidas de pensiones insultantes, los muros de Murcia, los mantenidos, los eres, los supuestos títulos universitarios, los políticos que llaman delincuentes a los independentistas cuando son ellos los que pertenecen a partido mas corrupto de Europa. Cataluña quiere huir de todo eso y hacerlo para siempre.
El sentimiento independentista no ha muerto. Ni con la negativa de un referéndum, ni con las hostias sin sentido del uno de octubre, ni con los encarcelamientos de sus políticos, ni lo hará ahora con los intentos de criminalización de los CDRs. Todo lo contrario, cada vez son mas los que, hartos del abuso institucional, de las mentiras y las provocaciones, se unen a un sentimiento noble de libertad y convivencia. Por esta razón, al “sistema” le conviene criminalizarlos para eliminarlos definitivamente y, de paso, justificar esa violencia sobre la que se sustenta toda la tesis de la rebelión que no ha podido, ni puede, justificar de forma fehaciente de ningún modo y ahora necesita crear mediáticamente esa violencia para justificar unos actos que podrían ser juzgados en Alemania.
En el proceso de independencia pacífica que está llevando a cabo Cataluña todos tienen un papel. Los CDR el suyo: pacífico y libertario, pero contundente.
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