Nicol A. Barria-Asenjo | ¿Ahora si estamos en Guerra?
Recuerdo y comparto un fragmento que pese al tiempo no queda obsoleto, corresponde a Walter Benjamín, (1998: 2001) quien escribía: “¿Qué significa ganar o perder una guerra? Cuando evidente es la ambigüedad en ambas palabras. La primera nos remite al desenlace. La segunda, por su parte, indica el cuerpo hueco y la base de resonancia que produce, significa la guerra en su totalidad y expresa la manera en la cual el desenlace perdura en nosotros. Dice: el vencedor se queda con la guerra, al vencido le es sustraída; dice: el victorioso la hace suya, la convierte en su propiedad, el derrotado no la posee más, debe vivir sin ella. Y esto no sólo es cierto con respecto a la guerra a secas y en general sino también con respecto a cada una de sus mínimas vicisitudes, sus maniobras de ajedrez más sutiles, su más remota acción. De acuerdo con los usos del lenguaje, ganar o perder una guerra alcanza tales profundidades en el tejido de nuestro ser que por ello nos enriquecemos o empobrecemos de por vida en pintura, imágenes y descubrimientos. La dimensión de la pérdida se hacen patentes al recordar que fuimos derrotados en una de las guerras más grandes de la historia universal y en la que por añadidura estaba involucrada toda la esencia material y espiritual del pueblo”.
¿Por qué este fragmento? Pues, llegan a mi memoria los dichos de Sebastián Piñera durante el 2019, cuando mencionó en medio de las manifestaciones “Estamos en guerra”, Por eso el título de este escrito, en honor a esa frase que prontamente se difundió en todo el país, considero que ahora, la guerra es real, una triste guerra contra el pueblo. Claro, aunque esto fue rápidamente aclarado, la aclaración no hacía más que reforzar la verdad tras estas palabras, esa guerra que se mencionaba, tenía un campo de batalla definido, el campo de batalla de esa guerra que el presidente declaraba, somos todos y cada uno de los chilenos que exigimos un cambio, en este sentido, la guerra persiste, porque los chilenos seguimos clamando por justicia, por dignidad, por mejora. Los chilenos creemos que no es bueno que en nuestra época nuestra gente siga muriendo de hambre, durmiendo en las calles o simplemente suicidándose porque no tienen comida para el día siguiente, porque no hay esperanza, porque los sueños se acabaron. La guerra que el presidente declaró a su pueblo no fue un mero arrebato lingüístico, fue una explicación de la realidad, del escenario en el cual Chile desde hace muchos años se mantiene. Una guerra en la cual los perdedores por más de 30 años son los pobres.
Dejando atrás las manifestaciones y dilemas que se vuelven vigentes, es necesario mencionar un dilema nuevo, el cual ha sido foco de atención nacional en los últimos días: las AFP. Hay opiniones antagónicas frente a este proceso que se está desencadenando, hay reacciones por parte de los ministros, autoridades y líderes de grupos humanos que no hacen más que servir de material predestinado a quedar en la basura o servir como chistes y burlar. Pero, también hay posiciones que merecen aplausos. Sin embargo, creo que quien nos trae una lúcida respuesta es el chileno Daniel Matamala (2020) quien afirma y nos recuerda: “El dinero de nuestros fondos de pensiones (nuestro dinero) es dueño de parte importante de las grandes empresas chilenas, elige directores en ellas y define su gobierno corporativo. Tiene voz y voto en qué proyectos priorizan, qué normas laborales o ambientales respetan, o cómo fiscalizan que la empresa no viole la ley. Todo ello, lo hacen sin preguntarle ni consultarle a usted. Parece increíble, pero es real. Nosotros (usted, yo y otros 10 millones de chilenos) somos los dueños de buena parte de megaempresas como Cencosud (16,55%), Colbún (17,63%), Endesa (15,33%), Enersis (12,69%) o CMPC (11,58%)”.
Del fragmento anterior, lo increíble es el poder que la mayoría de los chilenos que cotizan -trabajadores- tienen y no son conscientes de poseer. Otro dato importante es que estos dineros -que corresponden a los chilenos- incluso son utilizados para el apoyo de campañas políticas, la pregunta que cabe preguntarse es ¿los chilenos son consultados por las AFP respecto de los movimientos que se realizarán con SUS ahorros? La respuesta es un No rotundo. Los magnates de estas “empresas” no hacen más que enriquecerse y acumular aún más riquezas, realizar negocios sucios, colisiones, engaños y estafas a nosotros mismos, quienes en el fondo somos quienes construimos sus riquezas con nuestro esfuerzo diario.
Todo proceso histórico, independiente de cuál sea, es algo progresivo, tiene niveles, etapas, como quiera llamársele, sin duda alguna, esta pandemia como proceso histórico, ha significado trastocar diferentes escenarios, y eliminar lo que conocíamos por “Realidad”, ahora estamos en un proceso progresivo, lento y desgarrador en el cual nos encontramos todos en la misma dirección, construir nuestra nueva realidad, construir nuestro porvenir. Construir en última instancia un nuevo modelo político y social. El refrán popular al que todos nos aferramos en nuestros días es sin duda: “Después de la tormenta sale el sol”.
Si bien, esta pandemia está cargada de deshumanización, también es necesario poner énfasis en la solidaridad espontánea que en nuestro país surgió, Albert Camus afirmaba que “Existe una solidaridad de todos los hombres en el error y en el extravío”, siguiendo esta dirección en la cual reflexionaba el autor, y tras la ineficiencia del gobierno -que se ha intentado resumir en las líneas anteriores- la población optó por actuar, siendo su actuar mucho más humano que el que los líderes políticos hicieron desde que el Covid tocó las tierras chilenas. Por ejemplo, frente al hambre, los vecinos de diferentes poblaciones -pese a su extrema pobreza- ayudaron a quienes tenían menos, los pobres en ayuda de los más pobres ¿no es esto un espectáculo conmovedor y esperanzador respecto de la humanidad que hay en situaciones de crisis? Incluso, las rivalidades que en muchos casos se vivían en ciertos lugares quedaron de lado, ya no importaba si el vecino era de un partido político u otro, si pertenecía a un equipo de futbol u otro, solo importaba ayudar. En suma, el pueblo ayudando al pueblo. La unidad que nos caracterizó desde el 18 de octubre del 2019, es decir, esa extrema solidaridad, compañía, protección que nos dimos en las calles en medio de las manifestaciones, hoy en medio de la pandemia persiste. En este sentido, pese a la adversidad, seguimos acompañados, no estamos solos, seguimos luchando juntos. Estamos dejando todo en el presente, para que, en el porvenir, no falten nuestros compañeros.
REFERENCIAS:
Matamala, D (2020) AFP: El poder impotente. Publicado en Nuestra Republica. Recuperado en: https://nuestrarepublica.org/2020/07/15/afp-el-poder-impotente/
Walter Benjamin (1998) Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Iluminaciones IV. Editorial Taurus (2001)
Albert Camus (2013) Breviario de la dignidad humana. Plataforma Editorial. Barcelona
Es necesario señalar al lector, que este documento fue escrito para: “Le Monde Diplomatique: Edición chilena”, donde se encuentra disponible.
Por último, se recomienda revisar “El programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD)”.
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