Catalina de Erauso | Entrevista a Andrés Krakenberger IV
- ¿Se recogieron pelos en el lugar de los hechos?
Sí y, de hecho, ninguno coincide con los pelos de Pablo.
- ¿De qué otras pruebas estamos hablando?
Para recapitular un poco, una prueba visual que ha estado presente en todos los juicios hasta ahora es el vídeo donde se puede presenciar el triple asesinato. Pruebas de ADN de Pablo y las extraídas de la camiseta que demuestran que no hay ADN de Pablo en la misma también estuvieron presentes desde el primer momento. La policía criminal recopiló decenas de huellas dactilares en el lugar del crimen. No se encontraron huellas dactilares de Pablo en el lugar de los hechos. Es en el juicio de 2018 que se incluyeron por primera vez peritajes de reconocimiento facial realizadas por dos expertos que dictaminaron que no se podía probar que la persona que se veía en las imágenes fuese Pablo Ibar. A este elenco de pruebas exculpatorias, hay que añadir las pruebas testificales. En el primer juicio, algunas personas testificaron en contra de Pablo y luego, en el contra interrogatorio de la defensa, se pudo demostrar que eran testimonios falsos, remunerados.
Existe otro testimonio de una persona que afirma haber visto a Pablo cuando estaba parado en el semáforo el día de los hechos. Se trata de Gary Foy. Afirma que lo vio unos pocos segundos desde su espejo retrovisor sentado en el asiento de copiloto. Gary Foy fue llamado a testificar en el juicio de 2018-2019 y se pudo saber que él no fue por iniciativa propia a denunciar que había visto al acusado el día de los hechos en el primer juicio de 1997. Foy testificó que vio la recompensa de 1000 $ por testimonios que ayudasen a inculpar a quien fuese el autor del triple asesinato y se animó por eso. Foy afirmó que su mujer le pidió que no se metiera en líos. En el contrainterrogatorio de 2018 se enredó en contradicciones, crucialmente sobre el tiempo que observó al perpetrador en el semáforo. Este testigo dice haber visto a Pablo Ibar en el coche que después resultaría quemado. Afirma haber visto el coche en cuestión saliendo de la casa de la víctima que le siguió hasta el semáforo y pudo ver a Pablo cuando estaba parado en un semáforo el día de los hechos. Resulta muy sorprendente que pudiese verlo porque su coche y el coche de los perpetradores tenían los cristales tintados. Es digno de mención que, por la posición del sol en ese momento, seguro que el testigo estaría deslumbrado. La defensa había propuesto un perito experto en reconocimiento ocular para desvirtuar la prueba testifical del testigo ocular en el semáforo. Se quería alegar que, por la posición del sol, el testigo habría quedado deslumbrado imposibilitando el reconocimiento de la o las personas sentadas en el coche. Esta prueba pericial no fue admitida a juicio en 2018-2019. Y no fue admitida porque el juez había decidido que el jurado no debía conocer nada sobre los antecedentes del caso de Pablo. Es curioso que se cite al testigo ocular 20 años después de los hechos y no se puedan analizar las circunstancias físicas que rodeaban al semáforo en el que presuntamente vio a Pablo.
- ¿Qué pruebas ha presentado la fiscalía al juicio de 2018-2019?
La fiscalía ha vuelto a llamar al testigo ocular Gary Foy que ya en su día testificó que había reconocido a Pablo en el semáforo momentos después del triple asesinato. Además, ha incorporado pruebas de ADN nuevas tal y como manda la ley con los métodos más modernos que se conocen. Huellas dactilares recogidas en el lugar del crimen han sido analizadas con estándares de 2018. Ninguna de las huellas coincide con las huellas de Pablo y hay algunas que no son concluyentes por su mala calidad. Sobre la rueda de reconocimiento fotográfico y presencial se interroga al exdetective Manzella. La huella del zapato que se encontró en el lugar de los hechos también ha sido objeto de debate. Expertos de la fiscalía afirmaron que el zapato que se recogió en casa de Ibar coincidía con la huella. En todos los anteriores juicios, los expertos afirmaron que no coincidía. Las pruebas de los expertos en reconocimiento facial eran nuevas en este juicio.
- ¿Qué pruebas de la defensa ha inadmitido el juez al juicio de 2018-2019?
El criterio del juez ha sido que los miembros del jurado no supiesen nada sobre la historia judicial del caso. Por tanto, eso ha impedido que el jurado sepa que hay otro coacusado que fue absuelto en 2012. Además, el juez ha impedido que un experto en análisis ocular se presente en juicio para exponer la situación física y climatológica reinante en el momento en el que el testigo ocular Gary Foy testifica haber visto a Pablo en un coche detrás suyo en un semáforo. A esto hay que añadir que el juez no permite que el experto en fiabilidad de testimonios oculares Gary Wells exponga argumentos de esa índole. En el acto del juicio, el juez no permitió al perito de la defensa que declarase sobre la fiabilidad de la prueba del zapato. Además, el jurado no debía saber que se han celebrado otros dos juicios, el primero declarado nulo por no haber unanimidad y el segundo declarado también nulo por el TS de Florida por condena con pruebas de poca entidad. En resumen, el juzgado se agarra al testimonio de Foy y a los testimonios de los detectives sobre el zapato, pero impide que los peritos de la defensa relativicen sus afirmaciones en los testimonios. En el caso del zapato, la fiscalía arguyó que ese dato era irrelevante y el juez se adhirió a ella.
- ¿Qué irregularidades se han detectado a lo largo de los juicios?
Ha habido numerosas irregularidades. La primera es que Pablo tuvo un abogado de oficio hasta el año 2000 que era incapaz de llevar un caso ante la justicia. Fue negligente en numerosas ocasiones, hasta tanto que no presentó pruebas de reconocimiento facial en el juzgado que le habían entregado los familiares de Pablo. En segundo lugar, la cadena de custodia de las pruebas (camiseta, zapato) se ha vulnerado en varias ocasiones. El sobre en el que iba la camiseta no iba precintado o estaba parcialmente abierto cuando llegó al laboratorio según afirmó la experta en ADN. El propio fiscal Morton manipuló el zapato sin guantes en un documental que rodó EiTB en el año 2000 y también en acto de juicio pudiendo añadir ADN de otras personas a la prueba, lo que complicaría pruebas de ADN en un futuro. El testigo Foy cobró 1000$ de recompensa por su testimonio. En este último juicio de 2018-2019 el estado aportó pruebas de que el testigo Jean Klimezcko cobró de Crime Stopperspor un testimonio contra Pablo que hizo en el primer juicio reconociendo él mismo en 2012 en el juicio de Peñalver que falsificó su testimonio por la enemistad hacia Pablo. El testigo Jay Taylor afirmó el 10.01.2019 que el exdetective Manzella la había amenazado en varias ocasiones para identificar como a Pablo Ibar a la persona que salía en la foto. Él se negó con rotundidad. Las ruedas de reconocimiento estuvieron viciadas porque tanto en las fotográficas como en las presenciales había personas que no se parecían en nada al perpetrador. El experto Gary Wells, psicólogo y académico con reconocimiento internacional, afirma que las ruedas de reconocimiento estaban viciadas. Por primera vez en estos 24 años, el exdetective Manzella reconoció que el arma con la que se hicieron los disparos no era el arma que había pertenecido a unos de los compañeros de piso de Pablo y al que todos sus inquilinos tenían acceso y fue vendida. Manzella hizo pruebas de balística y afirmó en este juicio que no era el arma con el que se dispararon los tiros mortales. Ese mismo detective había elaborado un informe en el que aseguraba que esa arma fue el arma con el que se perpetraron los asesinatos. Este informe fue una prueba sujeta al escrutinio del jurado popular en los años 1997 y 2000. Por este informe, fue Pablo condenado a muerte en 2000. Siguiendo con el exdetective Manzella, el 7 de diciembre de 2018 fue interrogado sobre su primera entrevista con Pablo Ibar y con su madre, María Casas en los años 90. Manzella afirmó que en esa primera entrevista Pablo Ibar bajó la cabeza cuando le mostró la foto que se había extraído del vídeo después de haberle dicho: “¿y por qué tengo yo esta foto tuya?”. Es la reacción típica de alguien que ha sido pillado. No obstante, en el contrainterrogatorio se pudo demostrar que el mismo exdetective Manzella afirmó en los nueve juicios y apelaciones anteriores que Pablo Ibar había negado ser la persona que le mostraba en la foto. El abogado de Pablo Ibar pudo demostrar que Manzella mentía en sede judicial.
En la entrega número V, Andrés Krakenberger analizará las pruebas. Para leer más pinche AQUÍ
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