Catalina de Erauso | Entrevista a Jabier Salutregi
Jabier Salutregi Mentxaka fue director del periódico EGIN, cerrado cautelarmente por el juez Garzón. Esta entrevista es la primera de cuatro en las que Jabier Salutregi nos desgrana cómo nació, de qué forma se llevó a cabo su cierre en 1998 y quiénes participaron en el mismo. Además, nos hace un tímido balance cuál es la situación judicial actual del patrimonio de lo que fue el corazón de EGIN. No es nada optimista sobre el oficio del periodista a día de hoy en España y recuerda con dolor la nula solidaridad que recibieron él y su equipo por parte de sus colegas periodistas de todo el territorio español con una sola excepción que sorprenderá a muchos. En esta primera entrega nos hablará del nacimiento de este periódico.
El nacimiento de EGIN
1.¿Cómo surge la idea de crear un periódico como EGIN?
No estuve en ese momento de 1977 que, por fuerza, tuvo que ser maravilloso, en el que unas cuantas personas miraron de frente a la sociedad vasca, vieron cómo se había manipulado y se estaba manipulando la información en Euskal Herria y decidieron poner fin a la institucionalización de la mentira oficial del régimen post-franquista que se estaba intentando prefigurar tras la muerte de Francisco Franco. La iniciativa surgió de un grupo de hombres y mujeres que ante la orfandad informativa nacional vasca en la sociedad, de un periodismo con credibilidad, de respeto a la identidad euskaldun, a su cultura, idioma, su idiosincrasia y sus aspiraciones populares, educacionales, políticas, ideológicas y sociales, apostaron por convocar a las gentes de Euskal Herria para llevar a cabo una apuesta que tomó cuerpo y forma bajo el nombre de EGIN. Esta gente surgida de la sociedad vasca, se juramentó para llevar a cabo un proyecto informativo de una envergadura que les superaba en aquellos momentos, pero que se desarrollaría contra viento y marea y que culminaría por cristalizar un 27 de setiembre de 1977. Desde esta fecha hasta el 15 de julio de 1998, EGIN constituyó la mayor y mejor aventura periodística existente en el panorama informativo europeo. Surgió el periódico como una iniciativa popular, sufragada con el esfuerzo de miles de personas que se rascaron los bolsillos para reunir el suficiente dinero para montar una rotativa y contratar a un grupo de jóvenes profesionales -algunos totalmente novatos en estas lides- que lograron dar a luz un periódico que aglutinaría las aspiraciones de un gran sector del pueblo vasco que, por fin, se vio reflejado y, sobre todo, sintió que poseía un medio que canalizaba su voz y que expresaba sus sentimientos, sus pensamientos, su voluntad y plasmaba sus reivindicaciones. Y como colofón, comprobaba que diariamente, EGIN cuestionaba las versiones oficiales que pretendían imponer el poder político, económico y hegemónico-ideológico.
2. ¿Cuánta gente compraba EGIN en sus mejores tiempos?
Creo, y esto lo digo de oído, que la mejor época del periódico en cuanto a ventas corresponde al tiempo que EGIN era dirigido por el bermeano Juan Ramón Martínez, el director del rotativo que sustituyó a Mariano Ferrer, quien fue el primero en capitanear el proyecto informativo. Según los datos que me comentaron, años después de que Martínez muriera en un desgraciado accidente de tráfico en la autopista Bilbao-Behobia, cuando viajaba en compañía del redactor de la sección de economía Tomás Muro, las ventas diarias aproximadas alcanzaban los 75.000 ejemplares, lo que fue una cifra que nunca más se pudo superar en los años posteriores. Tras grandes altibajos en su venta y difusión, en el momento de ser cerrado, el diario llevaba una línea claramente ascendente y las cifras de venta se situaban entre cincuenta y cincuenta cinco mil ejemplares diarios. Era el año 1998, un año en el que comenzaba la crisis de los periódicos de papel-prensa, por lo que es difícil calcular si aquél EGIN hubiera seguido en crecimiento o hubiera comenzado su declive, aunque todo indica desde la actual perspectiva que el periódico hubiera debido enfrentarse a un difícil periodo.
3. ¿Estaba EGIN desplazando a otros periódicos de la época por su éxito creciente?
No lo creo. Cada uno de los diarios tenía firmemente acotado y atado su mercado, tanto por fidelidad política como por la atávica costumbre de compra de la ciudadanía. En mi opinión, lo que sí ocurría era que EGIN conseguía nuevos lectores, mientras los demás periódicos mantenían a los suyos con pocas perspectivas de crecimiento. Dicho de otro modo, EGIN tenía mayores posibilidades de crecer que los demás y esto sí que estaba muy claro, pues cada vez que testábamos entre nuestra clientela, los datos nos señalaban que se incorporaba más gente joven, de entre 25-35 años, como lectores fijos. Datos muy optimistas… demasiados para cosa buena, pues nos abría un buen horizonte tanto de cara a las ventas, y, por ende, a una buena estabilidad, como frente al hecho informativo. Pero visto hoy no sé a ciencia cierta si hubiéramos crecido más, dado el bajón que ya he citado antes de la prensa escrita
4. ¿Qué entendía EGIN por periodismo de investigación?
Desde nuestro punto de vista, la investigación periodística, amén de conllevar, obviamente, un trabajo de investigación, debía responder a que el objetivo a conseguir fuera de beneficio público, no rozara cuestiones personales, que la información resultante fuera rigurosa, contrastada y, sobre todo, no respondiera a intereses oscuros. Y cuando me refiero a los “oscuros intereses”, recuerdo que no fueron pocas las ocasiones en las que el equipo de investigación era “cebado” con filtraciones que buscaban beneficiar las pretensiones del filtrador y la destrucción bien de una persona, de un organismo o empresa sobre la que nos habían informado. En este sentido, debo señalar que siempre una investigación periodística comienza por una filtración que se hace llegar a un medio de comunicación. Tanto es así que, también siempre, el primer paso que debemos y creo que se debe dar es investigar muy a fondo la “fuente” de la filtración. Una vez se establezca que a esa fuente informativa no le guía ningún interés negativo, el siguiente paso es comenzar la investigación desde el más absoluto rigor y establecer la veracidad de la citada información. A partir de aquí comienza el verdadero trabajo de investigación que, normalmente, consiste en deshilar una madeja y establecer las correspondientes responsabilidades que haya lugar según el caso y, tras una evaluación consistente, publicar los resultados. La cuestión no termina aquí, pues en la mayoría de las veces, tan importante como sacar a la luz pública estos casos, era comprobar cuál era la evolución y trascendencia que adquiría la noticia y cuál era la respuesta ante ella por parte de los organismos judiciales y políticos.
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