Sabino Cuadra | Negras tormentas agitan los aires
Así comienza el primer párrafo del himno anarcosindicalista “A las barricadas”, compuesta allá por los años 30 del pasado siglo, cuya letra sigue teniendo indudable actualidad. Porque también ahora, al igual que ayer, “negras tormentas agitan los aires…”
Hoy en día la Unión Europea (UE), cada vez más extremoderechizada, está rebobinando en todo lo referente a la defensa de los derechos humanos, la búsqueda de la paz y la construcción de un espacio social y ecologista mínimamente progresista. El pasado febrero, su Comisión Europea (CE) flexibilizó, y mucho, las medidas que exigían a las empresas ajustar tanto su producción como sus negocios a unas exigencias básicas de respeto a los derechos humanos. Junto a ello, se retrocedió también en lo referente a disminuir el uso del carbón como combustible, a la par que amplió la posibilidad de relanzar la generación de energía atómica. Por último, se ha acordado igualmente que la expulsión de migrantes no regularizados se realice mediante unos procedimientos más rápidos y expeditivos.
Por si lo anterior fuera poco, y de esto queríamos hablar, la CE ha acordado por unanimidad (estado español incluido), rearmar fuertemente Europa. La razón dada es el peligro en el que vivimos debido a una supuesta amenaza rusa. Se ha aprobado así un incremento del gasto militar en 800.000 millones de euros, de los que 150.000 correrán a cargo al propio presupuesto comunitario y los 650.000 restantes serán aportados por los distintos países miembros. En definitiva, habrá que añadir al gasto militar del 2% del PIB (Producto Interior Bruto) ya comprometido en la OTAN por Pedro Sánchez, un 1,5% más, dejándolo finalmente en un total aproximado del 3,5% del PIB. Pecata minuta.
En el estado español los gastos en educación y sanidad de 2022 fueron un 4,71% y un 6,8% del PIB, respectivamente. Es decir, cuando se alcance dentro de cuatro años el 3,5% del PIB mencionado, estaremos dedicando al gasto militar una cantidad que rondará el 75% del presupuesto público destinado a Educación y el 50% del asignado a Sanidad. De esta manera, mientras los milicos y la industria militar aplauden hasta con las orejas esta política belicista, la enseñanza y la sanidad pagarán los platos rotos viendo crecer los ratios en sus clases y las listas de espera en sus centros sanitarios.
Según el Instituto de Estudios Estratégicos del Ministerio de Defensa, Europa cuenta hoy en día en su conjunto con 1,97 millones de soldados. Es la segunda fuerza militar del mundo, tras China, y la primera en cuanto al nivel de profesionalización de sus tropas. Junto a ello, ocupa el primer lugar en el ranking mundial de posesión de tanques y blindados, submarinos y fragatas, y el segundo en potencial aéreo. Dicho esto, ¿a santo de qué viene incrementar substancialmente la capacidad militar y armamentística europea para hacer frente a la amenaza rusa?
Por otro lado, para llegar a ese 3,5% del PIB en gasto militar, solo hay tres opciones. La primera es endeudarse, lo cual supone que en los próximos años los presupuestos públicos deberán hacer frente a la amortización de esos créditos y sus intereses. La segunda es aumentar los ingresos públicos subiendo los impuestos. En este caso, es más que probable que sean el IVA y el IRPF los que más crecerán (los que afectan especialmente a la gran mayoría de la población que tiene menores ingresos), y no el de Sociedades o el de Patrimonio, que gravan los beneficios empresariales y las propiedades de las clases más pudientes.
La tercera forma de cubrir el incremento del gasto militar es recortar otras partidas presupuestarias. Es lo que hizo el gobierno de Rodríguez Zapatero (denominado también en su tiempo “el más progresista de la historia de España”) para hacer frente a la crisis bancaria y de la construcción de 2008: congelar las pensiones durante un año, reducir los sueldos del funcionariado un 5%, alargar progresivamente la edad de jubilación hasta los 67 años…. Pues bien, ¿adoptará el gobierno de Sánchez una decisión similar? Claro está, el precio político de todo aquello fue abrir las puertas al PP para que ganase las siguientes elecciones por mayoría absoluta y se derivara de ahí una regresión democrática y social generalizada: reforma laboral, reforma de las pensiones, Ley Mordaza… ¿Volveremos a las andadas?
El poder político y económico precisa crear falsos enemigos para así ocultar mejor sus propias responsabilidades y justificar sus mensajes, llamando a la aceptación de recortes democráticos y sociales. ¡Todos unidos contra el terrorismo!, nos dicen, mientras crean muros para blindar sus crímenes de Estado. ¡Hagamos una piña frente al Covid!, afirman, permitiendo que las farmacéuticas multipliquen sus ganancias y que políticos de todo pelo rebañen comisiones a espuertas. ¡Rusia amenaza nuestra existencia!, braman ahora desaforados, cuando es Occidente quien más pueblos ha invadido en las últimas décadas y siglos, y hoy alimenta guerras y genocidios (África, Palestina…) por doquier.
Las cúpulas empresariales (CEOE, CONFEBASK,…) aplauden hoy el rearme de Europa. Por su lado, la mayoría de la clase política les hace la ola y la industria de la guerra no cabe en sí de gozo. Karl Liebknecht, revolucionario antimilitarista alemán opuesto a la I Guerra mundial, asesinado en 1919 por militares de su país afirmó: “El enemigo de cada pueblo se halla en su propio país”. Años después, Bertold Brecht, paisano suyo, reiteró lo anterior frente a la II Guerra mundial: “Quien te habla del enemigo, él mismo es el enemigo”.
El pasado año 2024 ha sido el mejor en décadas para las sanguijuelas del IBEX 35: Banco Santander, 12.574 millones de euros de beneficio; BBVA, 10.034 millones; Caixa Bank, 5.787 millones; Iberdrola, 5.612 millones…. Ellos son, y no otros, las negras tormentas que hoy agitan los aires. ¡Deja pues de mirar a Rusia y no pierdas de vista a esta banda! ¡No fabriques tanques ni bombas, sino barricadas frente a sus tropelías!