Catalina de Erauso | Solo se tiene que cumplir la letra.
Cualquiera que haya sido socializado en occidente considera el engaño y la mentira lo más vil que se pueda dar en las relaciones sociales, laborales o familiares. Nadie comparte esta actitud y si alguien es descubierto habiendo engañado, le invade una inmensa sensación de vergüenza. Ambos comportamientos destruyen las redes solidarias existentes en esos entramados sociales debido a que la desconfianza empieza a ganar espacio. Una vez destruida la solidaridad, la red se llena de agujeros y ya no se pueden agarrar a nadie a los que antaño formaron esa red. Esa es la escala de valores que conocemos. Pero la mentira y el engaño no son siempre denostados en otros ámbitos culturales. La escuela de jurisprudencia Hanbali rechaza los trucos legales para trampear la ley, entre otros aquellos que se idearon para trampear la relación entre Alá y el creyente y es practicada en Arabia Saudí y Quatar.
La taqiyya o ikrah, la disimulación de la religión que se practica
Las artimañas a las que se alude más arriba son legales y se emplean, por ejemplo, para ocultar la religión a la que se pertenece en el islam chií. Muy al contrario de lo que se pensaba, Devin Steward publicó un estudio en el que mostraba que la taqiyya también es parte integral del islam suní y ampliamente practicada en la España bajo dominio árabe. El concepto esencial es ikrah, muy similar al de taqiyya.
Fue práctica habitual, en especial, por la población morisca después de la expulsión de los árabes de Granada en 1492 y después del advenimiento de la inquisición. Existe abundante doctrina islámica que apuntala esta dispensa tal y como ilustra una fetua del jurista norteafricano Abu l-,Abbas Ahmad b. Abi Jum,a al-Maghrawi al-Wahrani del año 1504. La taqiyya se desarrolló de contenido del verso 3:28 que prohibía entablar amistad sincera con judíos y cristianos pero ha sido empleada en innumerables ocasiones por los propios musulmanes a lo largo de la historia para defenderse de sectas islámicas que competían entre ellas y estaban involucradas en conflictos bélicos constantes.
Se podría pensar que lo se aconsejaba hace 500 años nada tiene que ver con lo que se aconseja hoy. En la era de internet tenemos la ventaja de acceder a contenidos en redes sociales de forma muy cómoda y podemos consultar las fuentes del islam en textos originales y también traducciones calificadas de rigurosas por las autoridades islámicas. Pero también internet ha llegado a los imames y estos suele publicar sus fetuas en internet.
Veamos, pues, cuál es el consejo que se da en esta situación cuando los los creyentes devotos preguntan sobre las dudas que tienen. Los imames dan sus opiniones no vinculantes que se denominan fetuas, también hoy. La plataforma Askiman es una entre muchas redes que responde a preguntas de los fieles. En concreto, la fetua 28898 de 2010 aborda esa cuestión. He aquí los datos más importantes.
Como todas las fetuas, empieza por citar las fuentes que avalan el uso del engaño del tipo taqyia. Al igual que la fetua del siglo XVI, cita a Al-Qurtuby el cual hizo referencia a la azora 3:28 en su fetua del siglo XII para legitimar este comportamiento cuando los musulmanes vivían en una sociedad mayoritariamente incrédula o kuffar. La fetua 28898 de 2010 va más allá.
- Se puede practicar cuando el creyente musulmán se encuentre entre infieles.
- Se puede practicar cuando se tema por la vida o por el patrimonio personal.
- Está prohibida para enriquecimiento personal excepto en ocasiones que no nombra.
- Está prohibida si ocasiona daños a terceros como divulgar secretos de musulmanes.
Esta fetua de 2010 añade un supuesto bajo el que se puede practicar la taquyia, el temor a perder el patrimonio personal siempre que se esté rodeado de infieles. Además, añade que en algunos casos se puede emplear la taquyia para enriquecerse citando la enciclopedia jurídica de Kuwait. Y la taquyia no debe emplearse si se ocasionan daños a los musulmanes. Por tanto, las tácticas del engaño solo se describen para aquellas personas que forman parte de la comunidad musulmana.
No es una ley que valga para todas las personas que vivan en un país islámico o secular. Que esté prohibida para el enriquecimiento personal no nos debe hacer pensar que es válido en una sociedad mayoritariamente no musulmana. Claro que está permitido. Y, haciendo uso de la taqyia, no menciona en qué supuestos escudándose en una cita en árabe a la que no he podido acceder. Este tipo de comportamientos es típico de sectas que no promueven el bien común.
El islam ha debatido en los libros de la sharia diferentes recursos para torcer la ley y engañar de forma legal a creyentes y a infieles incluso en contratos firmados. Pero eso es harina de otro costal. En lo que sigue se mostrarán tres trucos lingüísticos para desencadenar una conclusión falsa en el adversario que, posiblemente, le hará tomar una decisión que beneficie al que hace uso de la taqyia y perjudique a aquel que tome la decisión. El perjudicado será responsable de su propio perjuicio. De la parte de los imames, se trata de presentar al islam como religión de paz y amor.
Cuatro artimañas legales para engañar
La mentira y el engaño son lícitos en la doctrina islámica debido a que lo ordena el corán y lo confirman abundantes relatos en los hadices que lo avalan. Vaya por delante que solo en algunos casos concretos. Los creyentes pueden optar por ellas o no hacerlo, pero si lo hacen no hay reproche penal alguno. Antes de pasar a la mentira en el estilo de hiyal, veamos con qué artimañas se aconsejan practicar el engaño en los libros de jurisprudencia, por ejemplo por medio de la ocultación (kitman) y la ambigüedad (tawriya). Se emplean tanto para ocultar la religión a la que se pertenece, taqiyya (azora 3:28), como para todos los ámbitos de la vida civil. Lo practicó el propio Mohamed y se lo aconsejó a sus seguidores.
1. Engañar ocultando las partes feas
Kitman es el engaño por omisión. Consiste en citar, por ejemplo, la primera parte de un versículo y omitir la segunda por no ser beneficiosa para el desenlace de lo que se está debatiendo y poder así invalidar el argumento que está desarrollando el interlocutor. Los imanes lo hacen de forma consciente y permanente. Los creyentes de a pie, cuya inmensa mayoría no ha leído las fuentes de su fe, no hacen sino repetir las consignas de sus directores espirituales.
Veamos cómo se emplea la omisión. Uno de los versículos más citados en este sentido es la aleya 5:32 que tanto fieles de a pie como imames repiten como “quien mate a un individuo se le considerará como si hubiese asesinado a todo el mundo”. Después añaden los apologetas que el asesinato está prohibido en el islam. Cuando los incautos escuchan estas palabras, llegan a la falsa conclusión de que el islam predica la paz y el amor. ¡Qué avanzado es el islam, piensan, viniendo esa ideología del siglo VII! Craso error. La parte marcada en negrita en la comparativa en forma de tabla más abajo es parte de esa aleya, pero los imames la ocultan dependiendo de con quién estén hablando. Si están hablando con un infiel, es altamente probable que no lo mencionen. Si hablan con un musulmán, seguro que la nombran. Eso es taquyia.
Corán 5:32 (siglo VII o posterior) ISLAM | Talmud 37 A (siglos III-IV) JUDAISMO |
5:32 Para evitar (que se cometan homicidios), prescribimos a los israelitas que: «A quien mate a un individuo que no haya cometido un asesinato ni haya sembrado el caos en la Tierra, se le considerará como si hubiese asesinado a todo el mundo, y quien lo salve será considerado como si hubiese salvado a todo el mundo». Pero, a pesar de la obviedad de los preceptos que Nuestros Enviados les presentaron, muchos de ellos siguen cometiendo graves excesos en muchas partes del mundo. | “El tribunal les dice a los testigos: Por lo tanto, Adán, el primer hombre, fue creado solo, para enseñarles que con respecto a cualquiera que destruye un alma del pueblo judío, es decir, mata a un judío, el versículo lo culpa como si hubiera destruido un mundo entero, así como Adán era una sola persona, de quien salió la población de un mundo entero. Y a la inversa, cualquiera que sostiene un alma del pueblo judío, el versículo le atribuye crédito como si sustentara a un mundo entero” |
Lo que insinúa 5:32 es que solo está prohibido asesinar a los inocentes pero sí se puede asesinar a quien haya cometido asesinato o haya sembrado discordia. Pero hay más en esa aleya. Nótese que Alá estaba hablando a los judíos según el propio corán. Y esta es la segunda parte que los imames ocultan. Es lo que Alá trasladó a los judíos. Pero hay todavía más. Esas palabras están copiadas del Talmud, los debates rabínicos del siglo III-IV a.D. Esas palabras las pronunció un rabino judío.
¿Cómo pudo Alá haber cometido el error de dar por suyas las palabras de los debates rabínicos del siglo III? ¿Con qué intención añadió Alá el añadido en negrita cuando había ordenado el NO MATARÁS a Moisés, si aceptamos el relato islámico estándar que el Dios de la Biblia es el mismo ente que Alá? Esta aleya de la azora 5 se estrella contra el Talmud e invalida el relato islámico repetido como un mantra que el corán de que es la palabra directa de Alá. Como se ve, esas palabras están recogidas en el Talmud de Jerusalén muy anterior al Corán.
El Talmud fue copiado y tergiversado en el corán y eso lo saben los imames. Toda la benevolencia que rezuma este discurso rabínico en concreto se torna pozoña en el corán, por lo menos en esta aleya. Lo que los creyentes musulmanes desconocen Alá habla directamente a los judíos y el mandato de no asesinar va dirigido a ellos y no a los musulmanes. La aleya culpa a los judíos de que son los que cometen muchos excesos en el mundo.
Y además añade que la prohibición de no matar tiene una salvedad, cuando la persona sea inocente. Un imam no le dirá que el mandato de 5:32 es una transcripción directa de las palabras de un rabino recogida en Talmud y no puede ser una revelación divina. Una parte del verso del Corán lo citan los musulmanes como si fuese Dios quien estuviese hablando a los creyentes musulmanes. Y no es así. Quien las copió estaba muy mal informado. Quien añadió la excepción era malvado.
Pero todo vale en el camino de Alá y los imames no tienen ningún escrúpulo en ocultar las partes feas para presentar el islam para presentarlo como pacífico cuando el corán ordena la guerra contra los infieles hasta su exterminio o aceptación del islam.
Advertencias para ls incautos
Cuando los incautos escuchan solo la parte bonita de la azora 5:32 ocultándoles que la pena de muerte y el asesinato por determinadas causas es lícito tal y como señala 5:32, se les invita a pensar que el islam es muy tolerante. Nada más lejos de la realidad. El Corán ordena quitar la vida 25 veces señalando a la persona que se lo merece o víctima y la razón por la cual debe ser asesinado. Por ejemplo, los que critican el islam merecen la pena de muerte. Los creyentes de a pie desconocen este detalle pero han sido indoctrinados de tal forma que no aceptan ni un atisbo de crítica hacia su fe.
2. Engañar señalando los versos abrogados que ya no tienen validez
Otra de las estrategias de ocultación (kitman) es citar un versículo abrogado (22:39) a sabiendas de que lo es (9:5) para que el adversario llegue a una conclusión falsa. Se trata de citar el Corán de forma selectiva ahondando en lo positivo para que el adversario se posicione a favor. Lo practican todos los imames. En esta línea, el traductor en su nota 47 se explaya en el relato de víctima legitimando la lucha armada y citando a dos autores. Es sabido que Mohamed fue quien inició numerosas batallas y no fue al contrario. Con la misma táctica empezó la segunda guerra mundial, haciendo creer a la ciudadanía que Polonia había atacado a Alemania.
- 22:39 A partir de este momento, a quienes sufren agresiones bélicas les está permitida la defensa armada47, aunque Dios es poderoso para otorgarles la victoria (sin necesidad de que ellos intervengan).
- 9:5 Transcurridos los cuatro meses de plazo (sin que la otra parte haya dado signos de renuncia a su conducta traidora), podéis matar a esos idólatras doquiera los encontréis, o hacerlos prisioneros o limitar sus movimientos y mantenerlos sujetos a estrecha vigilancia 6. No obstante, si se arrepienten, observan la oración (preceptiva) y pagan la contribución, ponedlos en libertad 7. Dios es indulgente, compasivo.
Nota 47: «Estos son los antecedentes de las luchas armadas, cuyo objetivo eliminar las situaciones contrarias a la dignidad humana, no la venganza contra los perseguidores. (Mawdudi) Esta es la primera referencia en el Corán al problema de la guerra en sí. Para el principio de lucha para la defensa propia v. 2:190-193. (Asad)»
En 22:39 nos permite Alá la defensa armada. Un momento. ¿Nos permite Dios usar armas contra otros seres humanos? ¿Nos ordena la guerra? Pues sí, porque esas personas ya no creen en Alá Y el traductor nos quiere vender que era por defender la dignidad humana. Taqyia de libro. Aquí saca el islam por primera vez el comodín de víctima para perpetrar genocidios y limpiezas étnicas que tan bien ha funcionado a lo largo de la historia islámica.
3. Engañar empleando palabras ambiguas
Otra de las tácticas es la denominada tawryia. La tawryia consiste en el engaño embuste o falsedad por ambigüedad de las palabras. Veamos un ejemplo práctico. Imaginemos que alguien llama a nuestra puerta en un edificio de varios pisos y nos pregunta, ¿vive aquí tal persona? El engaño consiste en decirle que no a sabiendas de que vive en el piso de abajo o en el de enfrente. Claro está, si es musulmán.
Cuando los soldados del estado islámico llegaron a Shengal (Iraq) en 2014 los musulmanes señalaron a sus vecinos yazidíes para que los terroristas del estado islámico pudieran exterminar a los viejos, secuestrar a mujeres jóvenes para luego venderlas en mercados como botín de guerra y ser sujetas a violaciones grupales, secuestrar a niños que forzaron a repetir azoras coránicas para después mandarlos como soldados a la guerra.
Quien engaña por medio de kitman y tawryia no comete pecado alguno según la doctrina islámica porque están ambos permitidos. Cuando alguien se siente engañado por una persona que emplea las tácticas del kidman y tawriya y se le pregunta si se avergüenza, le responderán que no porque esas tácticas son halal. Dicho de otro modo, son legales.
Que esas tácticas no sean exclusivas del islam no las hace mejores. Lo peor de todo es que esas tácticas tienen venia divina en el islam y no son consideradas como mentira. Pero los libros de la sharia también han tratado la mentira.
4. Engañar empleando trucos legales o hyial
El clérigo, Hanbal, fundador de la escuela de jurisprudencia hanbalita rechazaba los trucos legales. Esta técnica fue ya propuesta pocos decenios después de la muerte de Mohamed, fue perfeccionada a lo largo de los siglos y consiste en ceñirse a la forma de lo que está firmado en contrato o prescrito en el corán pero no al fondo de la cuestión. Son trucos legales que permiten cumplir con la ley islámica sino formalmente.
El libro de los trucos legales del año 1727 traducido por Joseph Schacht nos da una idea de la inmensa cantidad de trucos legales que idearon los clérigos ya desde finales del siglo VII. Veamos solo algunos para que los lectores puedan juzgar por sí mismos:
- IV 83. «No es legal aceptar un soborno. Dado el caso que un juez o un mufti deseen una mordida (Unterstützung) y dice: «Ante ti solo estoy obligado a declarar delante de dos testigos; decido pues beneficiarte a ti en contra de N.N. y no estoy obligado a emitir un documento. Alquílame para que pueda emitir el documento y así poder recibir un emolumento.» De esta forma está permitido. De la misma forma puede actuar un Mufti. Pongamos por caso que dice a una persona que le pide una información legal: «solo estoy obligado a darte esa información de forma oral, pero no de forma escrita. Si lo deseas, puedes requerirme que emita el documento y así recibir el emolumento.»
- V 40. Dado el caso de un hombre que tenga cuatro esposas y desea irse de viaje con una, debe a la vuelta compensar sus deberes conyugales con las que se quedaron en casa, (es decir debe acostarse con ellas porque tenían derecho a sexo). Ahora bien, si emplea el truco legal del sorteo, la que ha sacado el boleto agraciado va de viaje con él y el viajero no debe compensar a las otras.
- V 46. Pongamos el caso que una persona sabe que un testigo testificará en su contra y en base a este testimonio se dictará sentencia contra él. El truco consiste en que esta persona se esfuerce por hacer un proceso en público contra el testigo. Por este procedimiento le ha quitado el derecho de testificar contra él.
- IV 49. Cuando un imam toma preso a un individuo cuya pubertad no se puede determinar a ciencia cierta y encarga a alguien inspeccionar su vello púbico, puede asesinarlo si se determina que ha llegado a la pubertad. Si el inspector afirma que se ha puesto una crema crecepelo para que el vello crezca antes, es válido su testimonio. Ahora bien, si se sospecha de su veracidad, debe jurar que es así. Si se niega a dar juramento, se asume que el preso ya es púber y el imam tiene el derecho de asesinarlo.
- V 102. Dado el caso de una persona que apostató y volvió al islam. Resulta que viene uno y lo mata, en ese caso se debe ejecutar Qisas -el ojo por ojo-. Pero si el asesino emplea un truco legal diciendo que desconocía que había vuelto al islam, no se puede ejecutar la venganza de sangre según algunos de nuestros eruditos. (Por lo tanto, su muerte queda impune.)
- Supongamos el caso de un marido que está castrado y su esposa no es apta para practicar el sexo debido a protuberancias de carne fuera de lo normal en su vagina. Ninguno de los dos puede solicitar la anulación del matrimonio.
Los trucos legales que consideraba el imam Hanbal (Bagdad 780-855) como obra de Satanás que menos le gustaban aquellos que tenían que ver con las obligaciones religiosas de los musulmanes para con Alá. Seguro que el siguiente truco legal tan moderno no era de su agrado. Una forma de hyial muy actual es por ejemplo la reconstrucción del himen. Cuando se reconstruye el himen está otra vez sin perforar y la mujer es virgen el día de consumar el matrimonio porque el himen no está perforado aunque ya hubiese sido perforado una vez. Así se tuerce la ley.
El sentido del delito y de lo que es inmoral en el islam
Los trucos legales anteriores le dan una idea de los criterios que emplea la jurisprudencia islámica para dictar sus fallos. Desde el punto de vista occidental son pura inmoralidad porque se basan en la desigualdad de rango o estatus de las partes. El significado del término de delito del islam es completamente distinto al concepto de delito en los ordenamientos jurídicos de los países occidentales. El concepto delito existe en los ordenamientos jurídicos seculares y está separado en su totalidad de lo religioso. Quitarle la vida a una persona es delito, entre otros, porque atenta contra el artículo primero de la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 y no porque Dios le revelase los diez mandamientos a Moisés. Dicho esto, precisamente muchos de los DDHH se derivan de mandamientos de la Biblia.
En el islam, haram es lo que está prohibido y halal es lo que está permitido. ¿Y quién tiene la potestad de prohibir o permitir? Solo Alá, el dios del islam. Está permitido consumar el matrimonio con niñas que todavía no han menstruado en virtud de la azora 65.4 y mantener esclavas sexuales como lote que le corresponde a un jihadista como botín de guerra 4:24 o comprarlas en mercados de esclavos. Está prohibido adoptar niños porque Mohamed abolió la adopción para así poder casarse con la bellísima mujer de su hijo adoptivo que le atraía sexualmente.
Lo importante aquí es que esos comportamientos tienen dispensa legal de acuerdo con la doctrina ideológica del islam.
Que esos comportamientos mencionados más arriba nos resulten inmorales en el marco de la escala de valores vigente en occidente no tiene ninguna importancia. Son halal, es decir legal, y nuestra concepción de la moral es irrelevante para el islam que se rige por los principios inalterables del corán que consideran superiores a los occidentales solo por el mero hecho de que Alá los hubiese pronunciado. Se ha visto más arriba, que la historia de Alá se estrella con el Talmud y tiene poca credibilidad. Pero los musulmanes pueden creerla, si lo desean. Cuando los musulmanes son preguntados sobre estos tres asuntos, intentarán convencernos de que ya no se practica o que solo era válido antes, aun a sabiendas de que es falso. Como última ratio nos acusarán de insultar a su profeta. Y ahí se termina el debate.
Las palabras deícticas como aquí y antes solo se pueden entender si sabemos dónde está el que habla y cuándo habla. El dónde y el cuándo abarcan espacios indefinidos. De ahí que permitan interpretaciones diferentes y se puedan emplear para engañar. Que hay mucha gente que no es musulmana que practica exactamente lo mismo resulta más que obvio. No es un comportamiento exclusivo del islam. Y que muchos musulmanes cataloguen estas prácticas como deleznables, también es cierto. Pero en una situación extrema, habría que ver a quién son leales los musulmanes que piensan de esta manera.
Ahora bien, conocerán a gente que ha practicado esas tácticas de engaño que sienten culpa si un tercero ha tomado una decisión en base a esa información y que le ha perjudicado. Cuando se engaña con la dispensa que ofrece el islam y los fieles devotos emplean kidman y tawriya con convicción, no tienen sentimiento de culpa, en especial, si el perjudicado no es musulmán. Esa es la diferencia fundamental.
La jurisprudencia islámica sobre la mentira o el engaño
Pues bien, los comportamientos anteriores, exceptuando el hyial, no son considerados engañosos en el islam, pero los libros de jurisprudencia islámicos tratan en detalle la cuestión de la mentira, que es posible bajo tres supuestos. El propio Mohamed precisó los supuestos concretos de acuerdo con el hadiz 4921 de Sunan Abi Dawud .
- Umm Kulthum, hija de ‘Uqbah, dijo: No escuché al Mensajero de Alá hacer una concesión por cualquier cosa que la gente diga falsamente, excepto en tres asuntos. El Mensajero de Alá diría: No considero un mentiroso a un hombre que arregla las cosas entre las personas, diciendo una palabra con la que solo tiene la intención de arreglar las cosas, y un hombre que dice algo en la guerra, y un hombre que le dice algo a su esposa, o una esposa que le dice algo a su esposo.
Sunan Abi Dawud 4921, tomo 43, Hadiz 149; tomo 42, Hadiz 4903
Las diferentes escuelas de jurisprudencia se pronuncian de una forma similar al respecto pero con algunos matices diferentes. Se encuentran diferentes doctrinas sobre la mentira como parte integral de las enseñanzas del islam. Hay mentiras que son lícitas mientras otras que son obligatorias según la escuela de jurisprudencia. La regla R8.3 de „Reliance of the Traveller“ de la escuela Shaafi aborda la cuestión de la mentira y la define como “informar a otro que algo es diferente de lo que realmente es, ya sea intencionalmente o por ignorancia.” No es algo abstracto sino que los hadices o dichos del profeta recogen algunos datos de su biografía para quien desee ver un ejemplo concreto.
Pues bien, Mohamed legitimó la falsedad si la causa se considera buena como se puede apreciar en el hadiz 2692 de Al-Bujari. Si él la practicó, es lícita en el islam y un ejemplo a seguir.
- Narró Um Kulthum bint `Uqba: Que escuchó al Mensajero de Alá decir: «Aquel que hace la paz entre las personas inventando buena información o diciendo cosas buenas, no es un mentiroso«. Al-Bujari 2692, tomo 53, Hadiz 3. Volumen. 3, tomo 49, Hadiz 857
Los libros de jurisprudencia islámica se hacen eco de estos dos hadices para desarrollar la teoría de la mentira y dirimir en qué circunstancias es legítima. El libro „Reliance of the Traveller“ de Shihabuddin Abu al-‘Abbas Ahmad ibn an-Naqib al-Misri (1302–1367) de la escuela de jurisprudencia Shaafi’i señala en R.8.2. citando a Al-Ghazali (1058-1111) que si el objetivo es digno de elogio, está permitido mentir. Y es obligatorio mentir si el objetivo es obligatorio. Pone como ejemplo la obligación de mentir sobre el paradero de un musulmán si le pregunta por ello el opresor. El libro „Reliance of the Traveller“ añade:
- “Ya sea que el propósito sea la guerra, resolver un desacuerdo o ganarse la simpatía de una víctima con derecho legal a tomar represalias contra alguien para que se abstenga de hacerlo; no es ilegal mentir cuando cualquiera de estos fines sólo puede lograrse mintiendo. Pero es religiosamente más precautorio en todos estos casos emplear palabras que dan una impresión engañosa, lo que significa dar a entender con las propias palabras algo que es literalmente cierto, con respecto a lo cual uno no está diciendo una mentira piadosa porque el significado externo de las palabras engaña al oyente, aunque incluso si uno no tiene tal intención y simplemente miente sin pretender otra cosa, no es ilegal en las circunstancias anteriores.“
En este párrafo de este libro de jurisprudencia islámica, que es el más consultado a día de hoy y a lo largo de la historia del islam, se invita a engañar por medio de los recursos discursivos kitman y tawryia y a ser respetuosos con la forma, no tanto con el fondo de la cuestión. Dicho de otro modo, quien emplea esas tácticas sabe que hay una alta probabilidad de que podrá atraer a su campo al adversario al ocultarle de forma dolosa determinados contenidos. No solo eso, cuando el adversario sea consciente de la trampa le negará que dijera eso. Que lo entendió mal. Que si ha tomado una decisión errónea él es el único responsable.
Devin Steward (página 480) lo resume así: “Si taqiyya es el escudo del creyente, entonces tawriya es su arma.”
«Esta respuesta legal proporciona amplia dispensa a los moriscos para fingir adhesión a cristianismo, permitiéndoles realizar actos que normalmente están prohibidos u omitir actos que son ordinariamente obligatorios siempre que rechacen internamente sus actos externos y comprender que las prohibiciones subyacentes y las obligaciones siguen vigentes. Muchas estipulaciones legales islámicas ordinarias están suspendidas: los moriscos pueden beber vino o comer cerdo si son forzados; que puede orar con los cristianos, pronunciar credos cristianos blasfemos o insultar el Profeta Muhammad si se ven obligados a hacerlo; ellos pueden dispensar con las obligaciones ordinarias relacionadas con las abluciones rituales y oración si las circunstancias lo requieren; incluso pueden casar a sus hijas con cristianos si son coaccionados, siempre y cuando mantengan la convicción de que esto es ordinariamente prohibido.»
El libro de “Essential ihya ulum al-din” en su volumen 3, the revival of the religious sciences es el tercer libro más leído después del Corán y los hadices. Fue escrito por el imam persa Abu Hamid Muhammad ibn Muhammad al-Ghazali, abreviado com Al-Ghazali, (Mashad, 1055-1111). En importancia es la tercera fuente más importante porque es también la que goza de más conocimiento por ser uno de los libros más leídos. Introdujo la lógica aristotélica y el silogismo en el mundo de la jurisprudencia islámica. Ghazzali explica en detalle que la mentira es lo más abyecto que hay, pero en ciertos casos está permitida (página 108).
Los mismos clérigos introducen un caballo de Troya que invita a ser deshonesto. Solo se tiene que cumplir la letra. El fondo no importa.
Bibliografía
Devin Steward (2013), La disimulación en el islam suní y la taqiyya morisca.