Germán Gorraiz | La nueva estrategia nuclear de los Estados Unidos
Según el New York Times, el presidente Joe Biden aprobó en marzo un plan estratégico nuclear altamente clasificado, llamado «Guía de Empleo Nuclear». Dicho Plan serviría para preparar a Estados Unidos para posibles desafíos nucleares coordinados por parte de China, Rusia y Corea del Norte y reorienta la estrategia de disuasión de Estados Unidos para centrarse en la rápida expansión del arsenal nuclear de China pues según el citado rotativo norteamericano, «este cambio se produce cuando el Pentágono estima que las reservas de China rivalizarán en tamaño y diversidad con las de Estados Unidos y Rusia durante la próxima década«.
Dicho documento es actualizado cada cuatro años pero está tan altamente clasificado que no hay copia electrónica, sólo una pequeña cantidad de copias impresas distribuidas a unos pocos funcionarios de seguridad nacional y comandantes del Pentágono. Así, según U.S.News, «la Casa Blanca no ha anunciado públicamente la aprobación del plan por parte de Biden, pero se espera una notificación no clasificada al Congreso antes de que deje el cargo«.
La expansión nuclear de China habría desatado las alarmas en el Pentágono pues avanzaría más rápido de lo previsto por los funcionarios de inteligencia estadounidenses debido al cambio implementado por el presidente Xi Jinping tras abandonar la vieja estrategia de mantener un «mínimo de disuasión» y adoptar la Doctrina de la Triada nuclear consistente en «igualar o superar el tamaño de los arsenales nucleares rusos y estadounidenses para el 2035«. Desde la presidencia de Harry Truman, esta estrategia se ha centrado principalmente en el arsenal del Kremlin pero por primera vez, China aparece en las nuevas directrices de Biden ante la evidencia de un cambio en la cartografía nuclear mundial, pues la nueva estrategia enfatiza «la necesidad de disuadir simultáneamente a Rusia, la República Popular China y Corea del Norte«.
Así, según las estimaciones del Pentágono, la fuerza nuclear de China aumentaría hasta las 1.000 ojivas nucleares para 2030 y hasta las 1.500 para 2035, con lo que el arsenal nuclear chino igualaría a la cantidad de cabezas nucleares que poseen actualmente tanto Estados Unidos como Rusia y pasaría a firmar parte de la nueva Triada nuclear, con lo que el arsenal nuclear estadounidense quedaría en franca inferioridad frente al eje ruso-chino en caso de conflagración nuclear.