Germán Gorraiz | ¿Es Hamas una criatura de Israel?
El término Hamás hace referencia al acrónimo de «Movimiento de Resistencia Islámica» y surgió en 1987 dirigido por el imán Ahmed Yassin para crear un Estado Islámico que abarcara Jerusalén, Gaza y Cisjordania y enfrentado abiertamente al líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasser Arafat, partidario de un estado laico.
Así, Hamás se negó a formar parte de la recién creada Autoridad Nacional Palestina, creada desde el año 1994, y comenzó una campaña de cruentos atentados que logró que la sociedad israelí rechazara mayoritariamente los acuerdos adoptados en Oslo, proceso que terminó con el magnicidio de Isaac Rabin a manos del ultranacionalista Yigal Amir.
Desde un principio, Hamás fue amamantado y teledirigido por el Mossad israelí al tiempo que financiado por los sucesivos Gobiernos judíos. El periodista israelí Amnon Abramovich culpó en televisión a Netanyahu por «hacer la vista gorda ante Hamás en busca de sus propios logros políticos hasta que la ola lo ha sobrepasado, tratando ahora de contrarrestarla».
En efecto, en 2019 el actual primer ministro israelí expresó ante los miembros de la Knéset de su partido que «favorecer a la banda terrorista suponía un torpedo a la creación de un potencial Estado palestino en el futuro». Igualmente, añadió que «el que quiera bloquear la creación de un estado Palestino debe apoyar el crecimiento de Hamás y transferir dinero a Hamás. Es parte de nuestra estrategia: aislar a los palestinos de Gaza de los palestinos de Cisjordania«, lo cual vino a corroborar las sospechas de que Hamás era un engendro de Israel teledirigido por el Mossad.
¿Favorece a Netanyahu la ofensiva de Hamas?
Aprovechando los presuntos agujeros de seguridad en la Defensa Israelí provocados por el cisma entre los reservistas y Netanyahu, el brazo armado del grupo islamista Hamas lanzó la mayor ofensiva militar desde el 2007 con la infiltración de decenas de sus miembros en localidades israelíes y el lanzamiento de miles de proyectiles contra amplias zonas, incluyendo Tel Aviv y Jerusalén. Israel habría dado a entender que dicha ofensiva le había sorprendido totalmente al estar celebrando sus fiestas de Otoño.
Así, en declaraciones al Canal 12 israelí, el ex jefe de seguridad israelí Amos Yadlin, indicó que «ha habido una sorpresa de inteligencia y cuando te sorprenden, el precio siempre es alto«, pero tras la inicial sorpresa de Hamas asistimos a la respuesta demoledora del Ejército Israelí, no siendo descartable que la ofensiva se extienda a la frontera libanesa y siria.
Netanyahu, sirviéndose de la dictadura invisible del temor al Tercer Holocausto, proceda de Hamás, de Hezbolá o de Irán, ha aprovechado la ocasión para declarar el Estado de Guerra (defensa de la seguridad de Israel) y desencadenar una demoledora ofensiva en la Franja de Gaza que le otorgue un incremento de la popularidad perdida por su pretendida reforma legal y le permita obviar el proceso judicial en el que está acusado de soborno, fraude y abuso de confianza. Sin embargo, su miopía política le impide intuir que un nuevo castigo asimétrico en Gaza dará al traste con la entente entre EE UU, Israel, Emiratos Árabes y Arabia Saudí para un próximo ataque a Irán.
Si a ello le añadimos que la opinión pública israelí estaría ya haciendo responsable a Netanyahu del estrepitoso fallo de seguridad israelí al menospreciar las informaciones egipcias que 10 días antes avisaron presuntamente a Netanyahu de que Hamas preparaba una gran ofensiva, se podría incrementar la ya importante desafección del pueblo israelí respecto al Gobierno de Netanyahu. Así, no sería descartable la convocatoria de nuevas elecciones y el inicio de un proceso penal contra Netanyahu, el ministro de Defensa y el director del Mossad que significaría su definitivo ocaso político.