Catalina de Erauso | Joseba Azkarraga: La libertad y los derechos humanos como objetivo
La tercera edición de este libro de la editorial Tirant ya está en las librerías. Los beneficios del libro irán destinados a la investigación del sarcoma (Hospital Vall d´Hebron), la causa de Amaia Goirigolzarri.
Este libro no dejará indiferente a nadie. Y no lo hará, por la cantidad de datos históricos que ilustran las vicisitudes de una vida marcada por la lucha incesante por la justicia. María del Olmo Ibañez es Directora Archivo Histórico Provincial de Alicante, doctora en Filosofía y Letras y ha escrito el libro «Joseba Azkarraga. La libertad y los derechos humanos como objetivo«. Es altamente recomendable y ahora les explico por qué.
«El hurón» ha hablado con María Del Olmo que nos ha contado por qué escribió ese libro.
Del Olmo: «Descubrí a Joseba Azkarraga por mediación de Javier Sádaba debido a que eran amigos. Mi tesis doctoral abordaba algunos aspectos de la obra del filósofo Sádaba y allí ya dediqué un capítulo al conflicto vasco desde la reflexión de Sádaba. Cuando conocí a Joseba me pasó su libro «Euskadi sin renuncias». Me impactó tanto que decidí escribir el primer libro del tema: «La cuestión vasca. Dos miradas: Joseba Azkarraga y Javier Sádaba». En él confrontaba la reflexión filosófica de Sádaba sobre el tema, con la praxis política de Azkarraga»
Esta breve reseña recopila algunas las etapas más importantes de la vida de Joseba tal y como las recoge el libro de del Olmo. Es un libro muy informativo y escrito con una pluma ágil, apto para todo el mundo. Una prosa austera sin adornos, pero con mucha miga. Si lo leen, reconocerán en esa biografía la vida de su abuelo, tío o vecino. Muchos fueron víctimas de la represión franquista que no solo la ejercieron aquellos que tenían el privilegio de portar armas con la venia del caudillo sino todos los peones en el pueblo llano que delataban a sus conciudadanos, tal vez, con la esperanza de mejorar su propia vida. Algo que nunca llegó.
La historia de los Azkarraga es la historia silenciada de muchos otros
Y precisamente por eso, es posible que quien lo lea sienta la imperiosa necesidad de fijar por escrito todo aquello que le contó su abuelo o vecino y no está recogido en los libros de historia. Sería lo mejor que pudiese pasar. No todo el mundo tiene la habilidad de escribir como lo hace María del Olmo, pero si todos pusiésemos de nuestra parte para grabar las vivencias que tuvieron nuestros mayores, el relato de la historia cambiaría considerablemente. Este libro les dará muchas pistas de cómo hacerlo.
Siempre olvidamos que los historiadores hasta ahora han escrito básicamente la historia de las gentes en el poder, a veces, a petición de los propios interesados, que eran analfabetos. Y eran estos los que, desde su propia perspectiva, relataban cómo vivía el pueblo llano. Ya es hora que el pueblo llano empiece a contar sus vivencias para modelar un relato histórico con todas las caras de la realidad. Lo que vivió Azkarraga lo vivieron muchos otros pero nadie pidió que se incluyesen sus relatos en los libros de historia.
Y lo peor de todo es que, actualmente, hay peones de la pluma que desfiguran el relato de tal suerte que quien haya vivido un episodio traumático no lo reconoce cuando lee un artículo periodístico en los medios de comunicación hegemónicos. Me invade la impresión que, a pesar de todo, los historiadores eran bastante más honrados que muchos de los periodistas en la actualidad.
Si lee este libro con atención, se percatará que había muchos datos sobre la transición que usted desconocía. Reflexione un momento por qué no los conocía y el empeño incesante de los medios de comunicación en resaltar y repetir unas vicisitudes que están en el imaginario de todos para ocultar otras que solo los afectados y sus allegados conocen y recuerdan. Azkarraga ya contó algunas anécdotas desconocidas con motivo de una entrevista que concedió a El Hurón.
Valga como ejemplo el relato de Del Olmo que recoge en la página 80 cuando Azkarraga hablaba en el pleno del 9 de abril de 1981 diciendo lo siguiente:
“En seis años, desde el 6 de abril de 1975, fecha en que se produce el primer atentado, la extrema derecha ha causado en el pueblo vasco más de quinientos atentados
Seguro que usted desconocía este dato. Los medios de comunicación se encargan de no hacerse eco de ello para que la ciudadanía siga en la oscuridad. Ya decía Gracián: «Hombre sin noticias, mundo a oscuras.»
El número de muertos ocasionados por ETA lo tamborrean todos los días. De 1975 a 1977 ETA asesinó a 29 personas. En 1978 fueron 66 y en 1979 84. El relato del conflicto, cuando se comparan datos, adquiere matices distintos. A usted no le sonarán los nombres de Arregi, Zabaltza, Muruetagoiena, Muguruza, Brouard, Lasa, Zabala. Este libro le contará lo que les pasó a ellos y a muchos más. Y es hasta muy probable que usted conozca algún caso similar en su entorno más inmediato que todos han olvidado. Pregúntese si ese olvido es inocente o si los perpetradores y sus descendientes se sienten muy seguros cuando no se habla de esos casos.
Después de este largo preámbulo, señalaré brevemente solo algunos acontecimientos de forma escueta en esta reseña para que el lector se anime a leer el resto y piense en la biografía de su propia familia. Y lo que se preguntará el lector atento una y otra vez es que por qué él o ella desconocía esos datos sobre este político que pasó muchos años en la primera línea política. Los relatos suelen ocultar unos datos y potenciar otros. De ahí, que su abuelo represaliado por el franquismo no esté en los anales de la historia ni se le espere. Tal vez, se le mencione en una subordinada escueta para que sus descendientes no acusen al plumilla a sueldo de los perpetradores de ocultar parte de la historia.
Niñez y juventud
Dicho todo lo anterior, el padre de Azkarraga, como otros muchos que lucharon contra el franquismo, fue duramente represaliado. Joseba nació en 1950 y sabe muy bien cómo funcionan las represalias. De hecho Del Olmo, cita una parte del libro de Azkarraga en la que afirma que “algunos reclusos comunes tenían autorización para pegar y castigar a los presos políticos “. Por tanto, hasta en la cárcel busca el opresor la complicidad del oprimido. Ya lo dijo Simone de Beauvoir “El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos.”
La siguiente frase de Del Olmo resume el franquismo en pocas palabras. «Uno de los grandes éxitos del Régimen fue la extensión del terror a toda la sociedad, un terror que se transformó en silencio y sometimiento.»(página 32). El temor a las represalias paralizó la lucha por los derechos en gran parte de España. No así en la familia de Azkarraga.
Del Olmo empieza a narrar la historia de la familia de los Azkarraga haciendo referencia a una cita de Rilke que dice que la niñez es la patria. Indaga en sus raíces en Aramaio y en las enseñanzas de su padre, que pasó largos años en una cárcel de Burgos en condiciones infrahumanas de la que salió en 1943. Para que usted le ponga cara a Josepa Azkarraga, puede pinchar en este video donde relata cuestiones relacionadas con el 23F.
La militancia política de su padre y sus enseñanzas sobre la importancia de la lucha por los ideales marcó a Joseba Azkarraga desde su más temprana infancia. Su familia se mudó a Catalunya y después estuvieron exiliados en Francia. Volvieron a España al finalizar la guerra para poder conmutar la pena de muerte de su padre. Lejos de conmutársela, los condenaron esquilmándoles todo su patrimonio. Su abuelo trabajaba como maestro y el régimen se ensañaba con él negándole su sueldo.
Su abuela, Juana Mozo, se enfrentó al todopoderoso gobernador civil de Álava poco después de haber acabado la guerra, «reclamándole la devolución de todo lo que les habían expropiado, incluida la lámpara que colgaba del techo del despacho en el que el gobernador la recibió.» (página 31). De ese palo salía la astilla de Azkarraga. La lucha contra la injusticia la llevó a cabo desde su más temprana juventud. José María Sánchez Íñigo, fallecido en 2021, le influyó enormemente. Recuerda que cuando lo detuvieron, lo llevaron a la oficina donde él estaba y pidió abrazarlo. Fue un abrazo largo en el que le hizo una confidencia al oído. Azkarraga sabía lo que tenía que hacer. Callar ante el opresor y actuar en la clandestinidad.
María del Olmo también se hace eco de la posición del clero vasco. Había en el clero vasco un gran número de curas que no comulgaban con el franquismo. Azkarraga recuerda los relatos de muchos curas encerrados en la cárcel de Carmona en Sevilla. El objetivo era mantenerlos alejados de sus familias. Es casi como la dispersión de los presos de ETA.
Se había ensayado en la postguerra para los incautos que crean que la dispersión de los presos fue una idea brillante de Barrionuevo. La autora del libro destaca su recuerdo del jesuita Xabier Irigarai: “La participación en manifestaciones o reuniones de discusión política, como las que dirigía el jesuita Xabier Irigarai en la escuela de Formación Profesional de Jesús Obrero en Vitoria-Gasteiz.”
Fueron muchas décadas de lucha marcadas por el miedo y el silencio cómplice ante vulneraciones de DDHH terribles que acaecían un día sí y otro también dado a que los guardias civiles gozaban de impunidad total. Las injusticias que le trasladaban por medio de confidencias desencadenaron en él el afán por luchar por la verdad, justicia y reparación. Son los tres pilares sobre los que se asienta la no repetición de episodios violentos. En España no se han enterado todavía. Todavía siguen ocultando la verdad aquellos que tienen mucho de lo que avergonzarse.
Su andadura política
María del Olmo narra las dificultades a las que se enfrentaron Azkarraga y su familia en su niñez, las decisiones políticas que Azkarraga tomó y nadie entendió en aquel momento, las enemistades que se forjan en el día a día de la lucha por la justicia y a las presiones a las que se está sujeto cuando uno está en la primera línea política. Aquí les dejo unas pinceladas sobre estos cuatro puntos que podrán profundizar cuando lean el libro.
Azkarraga empezó su andadura política a los 16 años entrando en el PNV, partido al que perteneció hasta 1987. Del PNV se escindió la parte de Eusko Alkartasuna de quien fue su secretario general (1989-2009). Azkarraga asumió diferentes cargos políticos a lo largo de su dilatada vida pública.
Para nombrar solo uno, fue Consejero de Justicia del gobierno de Ibarretxe de 2001 a 2009. No es casual que dedicase su quehacer político a la justicia, entendida esta como servicio público. Pero su andadura en Derechos Humanos empezó cuando trabajó en la “Comisión de Presuntos Malos Tratos a detenidos” en 1979. Ese año fue secuestrado Javier Ruperez y ETA puso como condición para liberarlo la creación de esa comisión. Y fíjese, querido lector. Hace 45 años que Azkarraga denunció públicamente desde su cargo político que en Euskadi se torturaba.
Se le conoce por ser un trabajador empedernido. La actividad parlamentaria de Azkarraga fue tan intensa que siempre empleaba la misma disculpa cuando llegaba tarde. “Disculpen señorías. Vengo de otra comisión.» Precisamente por eso resulta difícil resumir su trabajo debido a que fue parte activa en innumerables proyectos de ley. Este libro relata vicisitudes que han pasado desapercibidas o los medios de comunicación o han condenado a la insignificancia. De ahí que destacaré la cuestión de la utilización de la droga por parte de los aparatos del estado para aplacar el clima de rebelión de la ciudadanía vasca en los años 70 del pasado siglo. Del Olmo lo resume con maestría.
Es la utilización de la droga en el País Vasco como parte de la política “antiterrorista”, de la que se ha escrito mucho y que resulta otra forma posible de ejercer la violencia por parte del Estado. (página 72)Y el tema tiene también otro ángulo importante, es el oscuro asunto del enriquecimiento de miembros de las fuerzas de seguridad con el tráfico de drogas con el célebre Informe Navajas. Recuerdo, así mismo, el episodio Azkarraga-Galindo de unos años después… (página 73). […] La droga después de incautada se pesaba, se quemaba algo y una gran parte de ella desaparecía. Ese era el negocio de la gente del cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo.
Lectura que enganchará hasta a aquellos que no leen
Los apuntes que siguen son solo unas pocas notas de lo que se encontraré el lector en este libro brillantemente redactado y lleno de datos silenciados por los medios hegemónicos. Y, al decir brillantemente, no me refiero a que la autora elija palabras que el común de los mortales desconoce para destacar y tener protagonismo. No, todo lo contrario. Una redacción brillante se destaca por tres ingredientes. Por la elección de las palabras, de las informaciones y la manera en que las palabras dan cuenta de las informaciones. Si estos tres ingredientes se combinan de forma brillante, dan lugar a un plato suculento.
Y también aquellos que no leen habitualmente, disfrutarán de la lectura de este libro porque, además de ser entretenido rememora muchos acontecimientos históricos que los medios de comunicación pagados por los poderes fácticos no recogen porque así lo dictan sus amos. Cuando lea este libro, piense usted por qué lo que les aconteció a sus abuelos y a los familiares de muchos conocidos, no está en los libros de historia. Quien controla el poder, impone su relato. Es posible que les incomode el relato de su abuelo de usted. Y, por lo tanto, haya que silenciarlo.
Por lo tanto, estimado lector, pregúntese si lo que le ocurrió a su familia de usted fue un hecho aislado o si encuentra similitudes en el relato de Del Olmo. Si usted cree que sus familiares tuvieron mala suerte, es posible que alguien le haya inoculado esa idea. Tal vez, aquellos que no desean que se conozca la parte que le toca a su propia familia son los mismos que dicen que no hay que reabrir heridas. Lo que no quieren es que se abra la caja de la Pandora y, de pronto, descubramos que son los hijos de los perpetradores. De ahí que la verdad, justicia y reparación sean incuestionables.Después de leer este libro es muy probable que usted sienta la imperiosa necesidad de preguntar muchas cosas a sus familiares. El libro de Del Olmo es una lectura que engancha.
Joseba sigue siendo una persona comprometida con la lucha de la justicia para el bien de la ciudadanía y su opinión no le pasará desapercibid
gracias, muy interesante. salud