Catalina de Erauso | Entrevista a un testigo ocular del accidente con el yate Azor en 1957 en Donostia (segunda entrega)
- ¿Cómo ocurrió el accidente de agosto de 1957?
En la época, una barca hacía el recorrido entre la Bahía de la Concha y Santa Clara. Muchos turistas se montaban en esa barca para ir a conocer la isla. Supongo que la barca que llevaba turistas de Santa Clara de vuelta al muelle haría ese día el mismo recorrido de siempre, a sabiendas de la ubicación habitual del Azor en la Bahía de La Concha. El Azor, a esa hora, siempre estaba anclado en el mismo sitio. Los barcos de ese tipo en la época no tenían radar como hoy. Navegaban a vista. Yo todavía estaba en la popa del Azor colocando las estachas que habían soltado de la boya cuando ocurrió el choque. No había pasado ni un minuto desde que zarpamos. Las luces del pasillo aún estaban encendidas. Supongo que las luces rojas de babor y las verdes de estribor también estaban encendidas, como siempre que se movía el barco, aunque desde mi posición en el yate no podía verlo. Para los que no entienden de navegación, esas luces son las que indican que una embarcación está en movimiento y la dirección en la que va. Yo sostengo la hipótesis de que quizá el capitán de la barcaza pensó que el Azor estaba quieto, porque estaba situado donde siempre. Si se hubiera percatado de que el Azor se movía, lo normal hubiera sido que le bordeara por la popa. Me percaté de que el Azor giró a estribor bruscamente como queriendo evitar la colisión, pero ya era tarde. El choque tuvo que ser perpendicular porque el barco se partió en dos como pude comprobar cuando lo vi en el muelle a los dos días. Después del impacto, recuerdo que vi un montón de cabezas en el agua. Quien sabía nadar bien en El Azor, saltó al agua para auxiliar a las víctimas. Casi todos saltaron al agua y fueron a salvarlos. Oí decir que alguno hizo unos siete viajes. Poquito a poco fuimos rescatando a las personas que estaban en el agua. No conté cuántas personas rescatamos porque la situación era de un caos total. Después leí en el periódico que fueron 28. Pude ver a dos personas muertas en el Azor. Recuerdo que una de ellas era una mujer a la que metimos en el comedor principal del barco y la tapamos con una manta. Alguien dijo que tenía la columna rota. La otra era una chica joven que cuando la subieron a cubierta estaba viva. Respiraba todavía, pero nosotros, aunque lo intentamos, no sabíamos qué hacer para reanimarla. Estuvo casi una hora viva. Pasada una hora, llegó el médico personal de Franco. Le puso una linterna en los ojos, le tomó el pulso y dijo que había muerto. Después leí que era una chica de 20 años. Todavía me emociono cada vez que recuerdo a la chica que murió en nuestra presencia. Los supervivientes fueron llevados en motoras al puerto y el Azor volvió a la boya de donde había zarpado. A los dos días, nos dieron cuatro días de permiso y 100 pesetas a los marineros que vivíamos en la zona y nos dijeron que fuéramos derechos a casa. Para hacernos una idea de lo que suponía ese dinero, en aquellos tiempos, un plato con filete y patatas fritas con una botella de vino en una tasca costaba 12 pesetas. El sueldo de los soldados marineros de primera era 65 pesetas mensuales.
Nadie nos prohibió hablar de lo sucedido, pero se sobreentendía. No creo que el juzgado abriese investigación al respecto porque no me llamaron a declarar ni me consta que ninguno de los restantes marineros hubiese sido llamado a declarar como testigo. Después me enteré por los periódicos que encontraron a otras dos personas muertas pasados unos días.
- ¿Cuántas personas se encontraban en el Azor cuando ocurrió el accidente?
Estábamos presentes 20 marineros y los 10 escoltas de Franco que siempre se quedaban en el Azor de guardia. Además, había 10 militares chusqueros, el jefe de máquinas, por lo menos 4 engrasadores, el cocinero, el comandante y el segundo comandante.
- ¿Se ayudó desde el Azor a los naúfragos?
Sí. Se les puso la escalera para que pudiesen subir al yate y se les iluminó con linternas para que no ocurriera otra desgracia a la hora de subir porque era ya de noche.
- ¿Se organizó algún otro tipo de rescate?
En algún momento, llegó una motora pequeña, supongo que de Comandancia con un militar. Hizo embarcar a un marinero del Azor y los dos hombres desde la motora arrojaron salvavidas al mar.
- ¿Subieron los náufragos por su propio pie al Azor?
Algunos subieron por su propio pie. A otros se les rescató. Había varios heridos. Vi a una persona con la pierna rota y a otra con una herida en la cabeza.
- ¿Había muchos marineros mojados?
No lo sé.
- ¿Se les ofreció algo a los náufragos? ¿Mantas o bebida?
Vi a gente con mantas, pero no sé si se les ofreció algo de beber.
- ¿Cuánto duró el rescate?
El rescate duraría una media hora.
- ¿Cuándo fueron trasladados los náufragos a tierra?
Sería entre las 23 y 23:30. Vino una motora mixta que se los llevó. Ninguno de los náufragos se quedó en el Azor por más tiempo.
- ¿Cómo se trasladaron los muertos a tierra?
Los dos muertos que yo vi a bordo supongo que se los llevaría la motora mixta porque no se quedaron en el Azor. Los otros dos cadáveres que aparecieron días después no los vi.
- ¿Sabe quién redactó el acta de defunción de los dos muertos?
Lo desconozco.
El dictador, el marqués de Villaverde, su médico personal y los militares chusqueros y demás amigos, así como los escoltas habrán muerto todos. Puede ser que viva todavía la mujer del médico porque era mucho más joven que él. Pero los 20 marineros que formaban parte de la tripulación podrían vivir todavía y podrían aportar datos sobre las vicisitudes de este desafortunado accidente si se encontraban en una posición distinta a la de Luis en el barco en el momento del accidente porque el Azor tenía 41 metros de eslora en 1957.
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