Germán Gorraiz | La nueva alternativa energética
La escalada de los precios del gas y la electricidad habría sorprendido a Europa con las reservas de gas en mínimos históricos (70%) y habría escenificado el fracaso rotundo de las políticas energéticas de una Unión Europea incapaz de lograr la utópica autosuficiencia energética y que en el caso español se verá agravada por el recorte de suministros del gas argelino.
Así, Argelia exportaba su gas a España a través del gasoducto Magreb-Europa que pasa por Marruecos pero que ya no está operativo tras la ruptura de relaciones diplomáticas entre Argelia y Marruecos, quedando solamente en activo el gasoducto Medgaz que une España y Argelia a través del Mediterráneo, lo que se traducirá en una sensible reducción del gas argelino importado.
El déficit energético se habría agravado pues tanto Rusia como EEUU habrían reducido a la mitad sus envíos de GNL,(gas natural transportado mediante buques gaseros), debido a la voracidad de países como China y Japón que estarían pagando el doble de su precio por compras masivas para afrontar el invierno lo que agravará la escalada del precio del gas. Así, no son descartables episodios de escasez de gas en España el invierno venidero, quedando como única esperanza el gasoducto Europeo que transporta el gas noruego a la Península a través de los ramales Larrau–Calahorra y Urrugne–Irún.
Ello provocará una psicosis de desabastecimiento y un aumento estratosférico de los precios que forzará a la sustitución en las comunidades de vecinos de las calderas alimentadas por gas natural por otras de biomasa de astillas de madera, de lo que sería referente la planta de Biomasa de astillas de madera de Aoiz (Navarra). Dada la actual coyuntura de emergencia energética y que la producción de astillas de madera es más barata que la de pellets, no sería descartable la instalación de nuevas plantas de biomasa de astillas en zonas forestales de la Península que utilizarán la madera de aprovechamientos forestales en población próximas para fomentar la economía circular, minimizar la huella de carbono y optimizar la cadena de valor, con la consiguiente creación de puestos de trabajo fijos que posibilitarán el crecimiento demográfico de la España vaciada.