Albert Sabater | Al final ha ocurrido: confinados
Al final ha ocurrido y el grupo “bombolla” de mi hija, de 30 alumnos nada menos, ha sido confinado. Más que un grupo burbuja aquello parece el camarote de los hermanos Marx.
Una irresponsabilidad. Una imprudencia. Por mucho que diga Salut y Educació es una aberración a la sensatez e inteligencia humana.
Deberían saltar todas las alarmas morales, éticas y lógicas, pero la dinámica de la vida actual en la que prima la economía por encima de la salud y el derecho a la vida nos mantiene adormecidos, aletargados e idiotizados.
Es más importante el dinero que la vida. Lo sabíamos. Lo hemos visto en muchas ocasiones a través de nuestros televisores: guerras, tráfico de armas, complots, jugadas políticas, malversación de fondos destinados a educación, a salud, recortes en los mismos ámbitos… esto es lo mismo.
A los que duden de esta teoría quizás habría que recordarles las desafortunadas palabras de Lagarde en 2011 que afirmaba que “hay un riesgo (para la economía) por que la gente vive demasiado” (El País)
Historias conspiranóicas o no, lo que está demostrándose con la segunda ola de esta pandemia es que las cosas no se están haciendo como se debería. Ahora ya tenemos experiencia y no hay excusas, a pesar de ello continúa habiendo gente circulando por las calles sin mascarillas, bares repletos de insensatos sin protecciones, colegios con ratios de hasta 35 alumnos por clase y comercios a tope, sin los controles suficientes ni las protecciones adecuadas.
En el ámbito científico y médico europeo ya hay puesto el grito en el cielo, y es que todo aquel que aún conserve un cierto grado de sensatez se pregunta que narices está haciendo España para prevenir y detener esta pandemia. Pero en España parece que la justificación de “una nueva normalidad” que a mi me suena a un “ajo y agua”, es suficiente para tener distraído al personal. Por suerte no todo el mundo es “domable” y ya han empezado a levantar la voz varios sectores, entre ellos el educativo, quizás uno de los mas “ajo y agua”, con menos recursos y más insensatez.
Los niños al cole, que si no los papás no pueden ir a trabajar tranquilos. ¡Hay que proteger la economía! ¡Hay que proteger la riqueza de unos pocos!