Germán Gorraiz | ¿Se está gestando un nuevo Motín de Esquilache en Madrid?
Tras la implementación por el Gobierno de Sánchez del Estado de Alarma debido a la crisis del COVID-19, la sui generisdemocracia española habría devenido en una seudo-autocracia en la que todos los poderes quedan concentrados en el Presidente y en su brazo ejecutor, el Ministerio de Sanidad. En esta tesitura, la oposición se encontró desarbolada al verse incapaz de evitar la aparición en el BOE de los sucesivos Decretos-Leyes implementados por el Gobierno, quedándole tan sólo el recurso del pataleo.
Sin embargo, el ínclito Aznar a través de su fundación FAES habría diseñado una estrategia para descabalgar del Poder al Gobierno PSOE-Unidas Podemos y convocar unas nuevas elecciones. Para esta operación, Aznar habría elegido a Díaz Ayuso como su nuevo delfín y adalid de la nueva política neoliberal que intenta implementar en el escenario post coronavirus y que se convirtió en el azote del Gobierno Sánchez.
La primera fase de la estrategia aznariana incluiría una ofensiva mediática para hacer del Gobierno central el único culpable de «la pésima gestión ante la crisis sanitaria». La segunda fase consistiría en aprovechar el malestar de amplios sectores de la ciudadanía por la duración del confinamiento y la restricción de libertades para iniciar «una Revolución Patriótica o Multicolor» que desafió las vigentes restricciones incluidas en el todavía vigente Estado de Alarma y que habría tenido como epicentro el elitista Distrito madrileño de Salamanca, operación que se evaporó con el fin del confinamiento y el retorno a la nueva normalidad.
¿Ocaso de la Arcadia neoliberal de Ayuso?
La personalidad de Ayuso encajaría plenamente en la descripción médica del trastorno conocido como psicosis paranoica pues su pensamiento es rígido e incorregible: no tiene en cuenta las razones contrarias, sólo recoge datos o signos que le confirmen el prejuicio para convertirlo en convicción y aunque esté aquejado de dicho trastorno delirante sería bastante funcional y no tiende a mostrar un comportamiento extraño excepto como resultado directo de la idea delirante.
Asimismo, sus controvertidas decisiones y manifestaciones nos permiten aventurar que nos encontramos ante un caso típico de paranoia megalómana, «entendido como delirio de grandeza que provoca que el individuo se crea dotado de un talento y un poder extraordinarios debido a que las deidades le han elegido para una alta misión» (descabalgar a Pedro Sánchez del Poder mediante una Revolución Multicolor), personalidad que habría favorecido la frivolización de la segunda ola de la pandemia en Madrid y la consecuente falta de adopción de medidas profilácticas para evitarlo, quedando su vicepresidente, Aguado y su partido, Ciudadanos totalmente marginados en la toma de decisiones (léase la decisión de confinar los barrios de Madrid Sur)
El milagro económico del paraíso madrileño se basó en las tradicionales recetas neoliberales de supresión o drástica reducción de impuestos para atraer a incontables empresas nacionales y extranjeras así como privatizar la educación y la sanidad en aras de la sacrosanta libertad de elección, condenando de paso a los centros educativos públicos a convertirse en guetos de inmigrantes y a la sanidad pública a la obsolescencia y al saturamiento fruto de la ausencia de inversiones públicas. Asimismo, las recetas neoliberales en el plano económico tuvieron como efectos colaterales el incremento desmesurado del trabajo precario, la progresiva pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, el incremento galopante de la economía sumergida y verse obligados en muchos casos a vivir hacinados en inmundas viviendas que habrían favorecido la propagación de la pandemia en los barrios populares. En consecuencia, dado el caos sanitario que se avecina en la Comunidad Madrileña, no sería descartable un nuevo Motín de Esquilache tras el confinamiento de los barrios de Madrid Sur que tendría como efectos colaterales la paralización total de la actividad de la capital, la defenestración política de Díaz Ayuso y el finiquito de la Arcadia neoliberal de Ayuso.
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