Catalina de Erauso | Lucio Urtubia, el albañil que estafó al mayor banco del mundo
El último golpe al franquismo se lo dio el 18 de julio de 2020. Lucio Urtubia moría en París cuando los fascistas en España celebraban el aniversario del “glorioso alzamiento nacional” de 1936 al que los republicanos y gentes de izquierdas lo conocen por golpe de estado. Lucio nació en 1931 en una familia muy humilde de Cascante, Navarra. Su padre cayó enfermo de cáncer y murió cuando él tenía 19 años. Con ocasión de una visita, su padre le pidió que le matase para liberarle de los dolores que estaba sufriendo con el cáncer terminal. La agonía de su padre le provocó una tremenda congoja. De ahí le surgió la idea de atracar el banco de su pueblo donde trabajaba una señora que conocía para pagar tratamiento para su padre. Fue con un cuchillo y no pudo hacerlo.
Desde niño tuvo que ayudar a su padre para poder mantener a la familia que tenía 6 hijos. El trabajo duro le abrió los ojos al hacerle entender que quienes mandaban y vivían como marajás en los pueblos eran los curas, los jefecillos de los cuarteles de la guardia civil y el secretario. La mayoría de las personas trabajaba de sol a sol malviviendo cabizbaja y él lo consideraba tremendamente injusto. Ya desde muy joven, su carácter contestatario o “revoltoso” le hizo pasar por la cárcel. Él mismo cuenta que “mi suerte fue nacer pobre pobre porque no tuve que hacer ningún esfuerzo en perder el respeto a todo lo establecido”. Su padre había muerto ya y Lucio fue reclutado para el servicio militar con lo que faltaba un sueldo en su casa. Consciente de esta situación, él aprovechó para hacerse con un puesto en la cocina. Muy pronto tuvo la idea de robar comida, mantas y zapatos de los almacenes del ejército para que su familia viviese mejor. Sacaba el botín en cubos de basura que alguien recogía. Estando de permiso se descubrió que era él quien desvalijaba los almacenes y optó por desertar del ejército y huir a Francia en 1954. Robar al ejército y desertar estaba penado con la pena de muerte en tiempos de Franco (1936-1975).
Ya en París, muy pronto se hizo asiduo de los círculos anarquistas mientras trabajaba de albañil, puesto que le buscó una hermana suya afincada en la capital de Francia. En esos círculos había exiliados españoles que pertenecían a la CNT. Aunque tenía una formación muy precaria por haber tenido que abandonar la escuela a los 12 años, tenía una curiosidad innata que le permitió leer y asimilar el mensaje de autores que teorizaban sobre asuntos de índole política de cierta complejidad. Sus amigos anarquistas le hacían llegar toda suerte de libros que él consumía con avidez. Llegó a conocer a Albert Camus y a André Breton. Muy poco después de mudarse a París, le pidieron que ocultase al anarquista español Quico Sabaté. Vivieron juntos algunos años hasta que Sabaté, muy en contra de lo que le propuso Lucio, atravesó los Pirineos, fue capturado y ejecutado en España. Para entonces, Lucio ya tenía una agenda y contactos con anarquistas en España y a nivel internacional que estaban luchando contra dictaduras desde la clandestinidad. Quico fue su maestro y pasó algún tiempo en la cárcel. Lucio Urtubia perpetró varios atracos a bancos a nivel internacional para financiar proyectos anarquistas. Abandonó los atracos porque temía herir a algún empleado del banco. Cuando Quico regresó de la cárcel, se quedó sorprendido del dinero que había podido amasar Lucio. Lucio se reafirma en que robaban bancos porque ninguno de sus amigos era hijo de industriales ni tenían ministros ni políticos que les diesen dinero. Nada le hubiese producido mayor desasosiego que herir o quitarle la vida a alguien.
Como la lucha contra las dictaduras continuaba y ninguno de sus había heredado una cuenta corriente abultada, alguien en el grupo de anarquistas tuvo la idea de falsificar dólares para arrodillar a los Estados Unidos. Lucio cuenta que hasta llegó a entrevistarse con el Che con motivo de su visita a Francia para ejecutar esas operaciones desde Cuba. El Che, entonces ministro de industria, rechazó esa propuesta. Por lo tanto, su grupo de activistas siguió maquinando el plan. Con otros cuatro amigos creó una imprenta que imprimía pasquines para la lucha clandestina en España. Empezaron a falsificar documentos de identidad y pasaportes que les permitían abrir cuentas bancarias y alquilar pisos. En algún momento, los servicios jurídicos les alertaron de que la pena por falsificar dólares era de 20 años de cárcel mientras que la de falsificar traveller´s cheques era de solo cinco años. Lucio conoció al falsificador Laureano Cerrada que le presentó unos dólares falsos fabulosos. Basándose en esa idea y de forma organizada los artistas se pusieron a hacer las planchas, se compraron travelers cheques y se imprimieron miles de cheques con un mismo número que los miembros de grupos anarquistas retiraban en bancos a nivel mundial, también en los EEUU. Se ponían de acuerdo en qué días retirar el dinero de los travelers cheques. Según cuenta Lucio, había 30 grupos organizados a nivel mundial. Solo él sabe cuánto dinero se “expropió” al banco más grande del mundo, City Bank, por este método.
Los traveler´s cheques era una modalidad de pago que permitía adquirir el cheque en la moneda de un país y retirar dinero en moneda de otro país. Por ejemplo, se podía comprar el cheque en pesetas y después presentar ese cheque en un banco francés y retirar francos franceses. Era como dinero al contado. La First National City Bank se quedaba con una comisión. Esos cheques los negociaban los bancos y los originales llegaban a la central en los EEUU después de algún tiempo. En los años 70 el grupo empezó a “expropiar” el banco americano por medio de esta estafa. Pasó cierto tiempo hasta que los operarios de la City Bank se dieron cuenta que había traveler´s cheques tan perfectos que era imposible detectar que eran falsos porque hasta los números impresos en ellos eran números que existían. Ahora bien, había cientos de cheques con el mismo número. No se podía detectar el fraude con las listas de números que ponía la First National City Bank a disposición de los bancos, porque los números eran reales. Lo que hizo saltar todas las alarmas en los EEUU era que había una masa ingente de cheques en circulación en muchos países europeos, pero principalmente en Francia. El 9 de julio de 1980 fue detenido Lucio en París con un maletín y pasó a disposición judicial. Estaba lleno de miles de cheques traveler´s. Registraron su casa, pero no encontraron ni las planchas ni la impresora. Lucio callaba y los traveler´s falsos seguían llegando a la central en los EEUU por millares. La policía francesa no tuvo más remedio que informar a los directivos de la City Bank que no se habían encontrado las planchas. La City Bank optó por una negociación con Lucio para cercar las pérdidas que se estaban ocasionando al banco. Lucio dice con mucho orgullo y una sonrisa entre angelical y picarona en una entrevista de Jordi Évole que la City Bank le pagó lo que él pidió. Jordi insiste y Lucio le cuenta que fueron 40 millones de francos de los años 80. Son entre 5 y 6 millones de euros al cambio de hoy. Añade que entregaron los cheques en circulación y algunas de las planchas. Se guardaron algunas planchas por si la City Bank cambiaba de opinión y volver a extorsionarlos. Lo que “expropiaron” con los traveler´s cheques solo lo saben Lucio y la City Bank. Tal vez por eso, se abstuvo la City Bank de emprender acciones legales contra Lucio.
La mayor estafa bancaria a nivel mundial es desconocida para la mayor parte del mundo, pero no así en Francia, donde Lucio goza de mucha popularidad. Lucio puso en el bajo de su casa un local que servía para charlas y actividades culturales, porque la cultura era para él primordial. Él dice sentirse muy privilegiado porque su mayor riqueza es haber nacido pobre. Con mucha humildad afirma que fue poco a la escuela y todo lo que aprendió lo aprendió en París. A pesar de no tener estudios, lo invitan a dar charlas a universidades francesas y fuera de Francia. Pero lo que más le enorgullece es que la gente vaya a visitarlo. Dice que pasan 100 personas a la semana por su local. Los institutos de bachillerato vienen a casa a visitarlo cuando tratan ciertos temas en la clase de historia. Se siente muy orgulloso de su vida y si volviese a nacer, volvería a hace lo mismo.
Las personas que han tenido trato con él, lo recuerdan con mucha ternura. Roland Dumas, exministro de Asuntos Exteriores de Francia fue su defensor en el juicio de los cheques. Cuenta que cuando habló con él, se confirmó lo que pensaba de él, que Lucio robaba para apoyar causas políticas, que no se quedaba el dinero. La puesta en circulación de los cheques tenía por objetivo desestabilizar los regímenes políticos afincados. De ahí que Lucio, en los primeros momentos de esta empresa política viajase en desde París a Hendaya en tren y atravesase la frontera hacia Valcarlos. Conocía muy bien esos caminos desde su época de contrabandista. Estos cheques llegaban a manos de anarquistas españoles que empleaban el dinero en acciones de insurgencia y resistencia al régimen franquista. Igual que apoyó a la disidencia franquista, también apoyó a los tupamaros de Uruguay y a tantos otros grupos que luchaban contra la opresión de regímenes capitalistas que beneficiaban a unos pocos y sumían en la miseria a los más pobres y harapientos de forma inversamente proporcional. No cree en ninguna forma de gobierno porque citando a Maquiavelo en una entrevista a GARA afirma que “no se puede gobernar sin crimen”. El poder corrompe y no se libra ningún régimen de su crítica. Apela a la responsabilidad individual de los seres humanos para vivir con dignidad, en harmonía y hacer el bien.
No es ningún secreto que estuviese a favor de la independencia de Euskadi. A buen entendedor, pocas palabras.
Entrevista a Lucio Urtubia