Marcel Lhermitte | Entre Trump y los tiktokers
La pandemia del coronavirus trajo consigo una crisis sanitaria y económica en el mundo entero, pero también causó modificaciones importantes en el sistema político y en el calendario electoral, destacándose la postergación de varias elecciones en Iberoamérica que se celebrarían este año: España, Chile, Bolivia, Uruguay y República Dominicana debieron suspender sus comicios.
En ese marco, el primer país que irá a las urnas será la República Dominicana. Este 5 de julio elegirá un nuevo presidente y renovará los integrantes de las cámaras de Senadores y Diputados. Pero también otros países están en campaña, entre ellos Estados Unidos.
La alta tasa de propagación del coronavirus obligó a los gobiernos a tomar medidas sanitarias para evitar el contagio, entre ellas el evitar el contacto físico y los lugares altamente concurridos, se apeló al alejamiento físico como solución. A pesar de ello no resultó extraño que el actual presidente norteamericano Donald Trump, en el marco de su campaña reeleccionista, convocara a un mitin en Tulsa, Oklahoma, el pasado sábado 20 de junio, ya que el jefe de Estado ha demostrado ignorancia e irresponsabilidad a la hora de cuidar la salud de sus ciudadanos.
El mitin de Tulsa no pasará a la historia pero será recordado por ser el primer acto de masas en que Trump fracasó estrepitosamente en la convocatoria, posiblemente producto de que la gente no está interesada en participar presencialmente de actos políticos debido a que no quieren exponerse al contagio de covid, pero también por una iniciativa de campaña del Partido Demócrata, cuyos militantes reservaron miles de entradas para el evento con la intención de agotar localidades y que se viera vacío.
“Los adolescentes de TikTok inundaron la campaña de Trump con reservas de entrada falsas y los engañaron para que pensaran que un millón de personas querían acudir a su monólogo supremacista”, tuiteó la diputada demócrata Alexandria Ocasio-Cortez.
Este hecho quedará como una anécdota, pero lo que merece una reflexión es si la pandemia ha determinado una nueva forma de participación política, en donde los mítines dejen de ser actividades presenciales para convertirse en citas virtuales.
Con el paso del tiempo, en la mayoría de los países ha ido mermando la asistencia en los actos de masas. Antes eran cientos de miles los que acudían a escuchar a un líder, hoy no son tantos y la tendencia nos marca que posiblemente en el futuro sean cada vez menos.
Nadie puede discutir la mística del acto de masas, el significado que tiene para la militancia encontrarse con sus pares, reafirmar la identidad partidaria y hacer una demostración de fuerza, cuasi tribal, a sus rivales electorales; pero por otro lado no resulta atractivo para los ciudadanos no politizados ni para los indecisos, que pueden informarse de lo sucedido a través de los medios de comunicación y las redes sociales, sin trasladarse y en menor tiempo. A esto debemos sumar que los costos económicos de la organización del evento son altos y el rédito político-electoral es cada vez menor.
El contacto humano seguirá siendo imprescindible para hacer política pero también los políticos deberán adaptarse a una nueva realidad en donde la virtualidad jugará un rol importante… y si no que le pregunten a Trump por los tiktokers demócratas.
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