Don Mitxel | Mirando a China
Allá por enero vimos que había un virus muy vacilón por China que a unos solo les saludaba y a otros les mataba, y claro, pensamos que era un virus la mar de raro y un virus chino, cosa de asiáticos, dejamos de comer arroz tres delicias y seguimos tan cuquis.
Luego la cosa se presentó en Italia donde les vacilaba como a chinos, y a pesar de que son latinos quiero una copa de vino, pues como que no nos veíamos confinados.
Y luego a nuestros críos les dijeron que no volvieran al cole, y ahí la cosa ya empezó a chocarnos, incluso cerraron algunos bares y Pedro Sánchez anunció una rueda de prensa para el sábado para confinarnos ya a partir del lunes.
Y esto fue un shock colectivo, esto le puede pasar a los chinos e inlcuso a los italianos, pero no a nosotros, aunque hiciera ya una semana que tres provincias francesas habían mandado a los peques a casa, les habían prohibido tener contacto con los mayores y nadie podía salir de allí, pero los franceses son muy ohlalá, así que nos pilló de sorpresa, a izquierda, centro, derecha, la vecina del tercero y ud. mismo.
Luego empezó la batalla política, claro, la derecha ya lo sabía pero se le pasó decírnoslo o no lo oímos por los gritos de las manifas del 8 M, a saber, porque ellos lo vieron en China, y en Italia, de donde los abascalianos acababan de volver todos más infectados de lo que ya estaban cuando fueron. Menos mal que estos tres últimos meses nos han dado para reflexionar, pero he de decirles que hemos reflexionado con el culo, porque en China vuelve a haber un rebrote importante y aquí estamos a invadir todas las zonas turísticas y pueblos que no lo han conocido en cuanto suene la corneta, para los vascos esta misma medianoche.
Que ya lo dijo Bertol Brecht, colegas: «primero se puso la mascarilla Michael Jackson pero como tú no eres Michael Jackson te partiste de risa con él; luego se la pusieron los chinos, pero como tu no eres chino dijiste que los chinos están de la azotea. Y ahora, pues te mereces una epidemia de dengue».
Que Bertol Brecht tenía su genio, oigan.
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