Don Mitxel | El príncipe y la alta suciedad cordobesa
Vamos a relajarnos un poco y dejar la política para abordar esos temas sociales que tanto nos gustan en cuanto a pueblo llano chusmoso y chismoso que somos. Un príncipe belga se salta el confinamiento, pilla un avión hasta Madrid y de allí el AVE hasta Córdoba para reunirse con miembros de la alta sociedad cordobesa y sevillana, que al menos cinco sevillanos se presentan en la fiesta donde, para más confinagüebos, asisten otros 30 parásitos de muy alta alcurnia.
Bueno, vamos a quitar hierro a la cosa, en realidad lo que llamamos príncipe belga es el Joakintxo de Bélgica, atentos todos, que es archiduque de Austria-Este, remarquen lo del este y no se me confundan con Carabanchel bajo, que los protocolos son muy jodidos y este señor con cara de gilipollas -solo en caso de que no fuera delito insultar a una familia real extranjera, si no, retirado queda el insulto a este asqueroso individuo- es el décimo en la línea sucesoria al trono belga, vamos, que o contrata a una buena cuadrilla de albano-kosovares o tiene las mismas oportunidades de ocupar el trono de los belgas que servidor de uds.
Yo me pregunto, claro, cómo es que yo he intentado visitar a mi anciana madre y me paran al segundo semáforo, y estos señores logran viajar desde Bélgica a Córdoba sin ser altos cargos del gobierno Urkullu, que esos hacen lo que se les pone porque para eso les vota ud. que parece tonto.
En fin, ya saben que los belgas se dividen entre flamencos y valones, un poco como España, donde también se confunden los folclóricos con los pelotas, de ahí que la prensa en lugar de montar un pollo monumental, se dedique a hablar de príncipes y alta sociedad, cuando en realidad se refieren a un parásito que va a visitar a unos señores que de altos solo tienen lo de ser unos tipejos de hijodeputas para arriba.
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