Don Mitxel | Anguita II: Un borde entrañable
Zaragoza, años 90
Restaurante. Interior. Día.
Camarero: Disculpe señor Anguita, en mi casa somos todos de ud, votamos todos a IU porque ud. nos parece un político honrado que sabe decir las verdades, y me haría mucha ilusión poder llegar esta noche a casa con un autógrafo suyo.
Julio Anguita: (poniéndose de pie y tendiendo la mano al camarero) No, mire, yo no soy una vedette, ud. es camarero y yo soy su compañero, y como compañero suyo para mí es un honor estrecharle la mano, pero no firmarle autógrafos, deje eso para los cantantes.
Hay algo muy importante en política que te hace incluso trascender y pasar a la historia, o al menos dejar huella, como prefieran, algo que nadie sabe definir muy bien pero que todos sabemos descifrar, eso que hemos dado en llamar carisma. Y Julio era carismático muy a su pesar, porque nunca aceptó que le parasen por la calle para firmar un autógrafo cuando lideraba IU, o hacerse un selfie ahora que ya no la lideraba, no quería ser un triunfito.
Servidor opina que la cualidad más importante del político carismático es que de alguna forma logra transmitir que se cree lo que dice, que no es un charlatán al uso. Por eso Julio era tan carismático, pena que no lo entendiera, porque no es un defecto, sino una virtud. Vamos, que podía haberse ahorrado tanta reprimenda a la gente que se le acercaba porque le quería. Lo digo a beneficio de inventario, porque en principio los bordes entrañables son mi debilidad.
El amor por Anguita no es tan reciente como pueden pretender algunos. De hecho, la campaña mediática contra él -de califa rojo y mirlo blanco del auténtico cambio, pasó a ser una especie de iluminado de psiquiátrico- no tuvo nada de casual, sino que fue orquestada desde la sala de máquinas del régimen el día que una prospección sociológica rompió todo los esquemas: un político comunista era el más valorado por la opinión pública, en los tiempos en que los gigantes Felipe González y José María Aznar se disputaban desde qué orilla había que gobernar el caudaloso régimen del 78.
Se hicieron muchos chistes con aquello del Sorpasso (el Sí Se Puede de una época más culta) que nunca llegó a producirse, pero sepa el PSOE que necesitó de toda su brunete mediática para defenderse de aquella pequeña monja, Sor Paso, que desde la sobriedad de su celda cantaba las vergüenzas de un socialismo definitivamente convertido en una mafia corrupta, donde no se libraba ni el director general de la guardia civil, abriendo las portadas en fiestas cutres de calzoncillos cutres con señoritas de medio pelo.
Felipe González odiaba a Anguita, con ese odio supremo e irracional que solo es capaz de generar la envidia, porque Anguita representaba todo lo que pudo ser Felipe y no fue, todo aquello que traicionó. No me extraña, cuando al ex presidente le llegue el hecho biológico, de él nos quedará su foto en el yate, puro en la boca, barriga morena, señora desconocida. Como para no odiarlo con el mismo ahínco con el que la gente de bien quería a Julio.
A Anguita nadie podía reprocharle corruptela alguna, así que el bombardeo mediático era al bulto, a la persona y todo lo que representaba, los cien mil millones de muertos del comunismo, para entendernos. Y el hombre bueno, el político honrado, la mente preclara, se convirtió de la noche a la mañana en un peligroso lunático que estaba poniéndolo todo patas arriba, incuso los consensos de la transición, oh, dios mío, ¿acaso alguien conoce ser más peligroso y nocivo que ese maestrillo de escuela con pinta de no matar una mosca pero amamantando a la teta de Stalin y el mismo Pol-Pot?
El diario global de las mañanas, ya saben, el de la misma empresa de la peli porno polanquera de los viernes noche, la que toda España veía codificada hasta convertirla en el programa más visto de la televisión, digo que el diario de Polanco y Cebrián incluso le puso un periodista -el padre del cantautor Ismael Serrano-, a seguirle los pasos y deleitarnos con crónicas maestras donde todo, al final, consistía en reírnos de Anguita.
Tumbado Anguita por los de fuera, infartado por los de dentro (mañana capítulo III dedicado a los de dentro), el padre del cantautor fue degradado a la sección Local del diario global porno polanquero, esa fue condición sine qua non para que los de IU, ahora bajo la batuta de Paco Frutos, formaran listas conjuntas con el socialismo almúnico. Hace un par de años me aclaraba Ismael en una red social que su padre y Anguita seguían en contacto todavía y mantenían una bonita amistad.
No me extraña nada, ¿quien dijo que los bordes no pueden ser entrañables?
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