Germán Gorraiz | ¿Son Nicaragua y Venezuela las obsesiones de Mike Pompeo?
La pandemia del COVID-19 podría provocar la irrupción en el escenario geopolítico de América Latina de una nueva ola negra involucionista que consistirá en la implementación de «golpes de mano blandos» con el objetivo inequívoco de sustituir a los regímenes insensibles a los dictados de Washington (Nicaragua, Panamá y Venezuela ) por regímenes militares autocráticos, mediante la táctica del «palo y la zanahoria» expuesta por Sherman Kent en su libro «Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana» (1949).
La táctica del «palo y la zanahoria» fue expuesta por Sherman Kent en su libro «Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana» (1949) y los fines de estos tipos de guerra fueron descritos por este autor de la siguiente manera: «en estas guerras no convencionales se trata de hacer dos cosas: debilitar la voluntad y la capacidad de resistencia del enemigo y fortalecer la propia voluntad y capacidad para vencer» y más adelante añade que los instrumentos de la guerra económica «consisten en la zanahoria y el garrote»: «el bloqueo, la congelación de fondos, el ‘boicot’, el embargo y la lista negra por un lado; los subsidios, los empréstitos, los tratados bilaterales, el trueque y los convenios comerciales por otro».
¿Se está gestando una Revolución Multicolor en Nicaragua?
Petrocaribe fue creado en 2005 por iniciativa de Venezuela con el objetivo de suministrar combustibles a los países miembros en condiciones ventajosas de pago, como créditos blandos y bajas tasas de interés y estaría integrado por 18 países (incluidos Honduras, Guatemala, Cuba, Nicaragua, República Dominicana, Haití, Belice y una decena de islas del Caribe) y según las autoridades venezolanas, el país exporta 100.000 barriles diarios a los países del bloque que generaban una factura de 4.000 millones de dólares, de la cual una parte se pagaba en «efectivo» y el resto estaría subsidiado. La nueva estrategia de EEUU sería estrechar lazos comerciales y militares con los países de Petrocaribe ante el peligro de contagio mimético de los ideales revolucionarios chavistas al depender en exclusiva de la venezolana Petrocaribe para su abastecimiento energético, empezando por el presidente dominicano Danilo Medina.
China habría asumido el reto de construir un nuevo canal en Nicaragua (Gran Canal Interoceánico) similar al canal del istmo de Kra que tiene proyectado entre Tailandia y Birmania para sortear el estrecho de Malaca, convertido «de facto» en una vía marítima saturada y afectada por ataques de piratas. Inauguró en el 2010 el gasoducto que une a China con Turkmenistán y que rodea a Rusia para evitar su total rusodependencia energética al tiempo que diversifica sus compras, por lo EEUU procederá a desestabilizar el gobierno de Daniel Ortega dentro de su estrategia geopolítica global de secar las fuentes energéticas chinas. Por otra parte, la instalación de una estación satelital rusa en Managua (laguna de Nejapa) para «controlar el narcotráfico y estudiar los fenómenos naturales» habría provocado el nerviosismo del Pentágono que acusa a Rusia de «estar usando Nicaragua para crear una esfera de espionaje militar» mediante el Sistema Global de Navegación por Satélites (Glonass), el equivalente al GPS de EEUU. Así, hemos asistido a la aprobación por el Congreso y el Senado de EE.UU del proyecto de ley conocido como Nica Act (Nicaraguan Investment Conditionality Act of 2017), que siguiendo la estrategia kentiana busca congelar los préstamos internacionales de instituciones satélites de EEUU (Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo), a Nicaragua con el objetivo confeso de provocar su inanición financiera y posterior asfixia económica.
Así, el Secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo inició el recrudecimiento de la presión contra el Gobierno de Ortega tras afirmar en Twitter que «Ortega y la vicepresidenta Murillo deben fomentar una transición democrática y una Nicaragua saludable, próspera y libre». Asimismo, Pompeo recuerda las protestas contra la Reforma de la Ley de Seguridad Social que habrían provocado según sus palabras «al menos 325 muertes» y que «su Gobierno sigue sin cumplir con los términos pactados el marzo de 2019: restauración de las libertades civiles, la liberación de los presos políticos y una reforma electoral adecuada», por lo que no sería descartable que el caos económico del escenario post coronavirus desemboque en una «revolución patriótica o multicolor» que teledirigida por la CIA fuerce a las élites dominantes a la celebración de nuevas elecciones generales con el objetivo confeso de finiquitar la autocracia danielista y conseguir que Nicaragua vuelva a la senda de las democracias tuteladas por EEUU.
¿Se está negociando la salida de Maduro?
La decisión de Maduro de confiscar la planta de General Motors fue vista por la Administración Trump como un atentado contra los intereses de las multinacionales estadounidenses, escenario que será aprovechado por el Secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, antiguo Presidente y Consejero Delegado de Exxon Mobil cuando fue nacionalizada en el 2007 por Hugo Chávez, para intentar un golpe de mano contra Maduro. Exxon Mobil formaría parte de la Cuarta Rama del Gobierno de EEUU, verdadero Poder en la sombra que toma las decisiones en política exterior y a instancias de Tillerson, la revolución chavista ya fue declarada «enemiga peligrosa de EE.UU». Además, el acuerdo chino-venezolano por el que la empresa petro-química estatal china Sinopec invertirá 14.000 millones de dólares para lograr una producción diaria de petróleo en 200.000 barriles diarios de crudo en la Faja Petrolífera del Orinoco, (considerado el yacimiento petrolero más abundante del mundo), sería un misil en la línea de flotación de la geopolítica global de EEUU (cuyo objetivo inequívoco sería secar las fuentes energéticas de China).
Tillerson afirmó que «Estamos evaluando nuestras opciones políticas, revisando lo que podemos hacer para crear un cambio de condiciones a partir de las cuales, Maduro decida que que no tiene futuro y decida dejar el Poder por su propia cuenta o que podamos regresar los procesos constitucionales a su Constitución», toda una declaración de intenciones que se plasmó en la implementación de sanciones contra Venezuela de los países que lo circundan para convertirla en «territorio asediado y presto para ser fagocitado». Tras una sistemática e intensa campaña desestabilizadora basada en el desabastecimiento selectivos de artículos de primera necesidad, la obscena especulación, la amplificación en los medios de la creciente inseguridad ciudadana, la toma de las calles por la oposición y la aplicación de sanciones al crudo venezolano para provocar el default o cese de pagos y el fiasco de Guaidó, estaríamos asistiendo a la fase final de la trama para lograr la defenestración de Maduro, para lo que se antoja inevitable el visto bueno de Putin.
Trump y Putin habrían mantenido una reciente conversación telefónica en la que Putin habría confirmado a Trump su voluntad inequívoca de «no respaldar militarmente a Maduro» y en este contexto, asistimos a la presentación por el Fiscal General de EEUU, William Barr de cargos contras la cúspide chavista a la que acusan de «tramar una conspiración con las FARC para inundar los Estados Unidos de drogas». Asimismo, ofrecen una recompensa millonaria en dólares que oscila entre los 10 y los 15 millones por «facilitar informaciones que permitan el arresto y enjuiciamiento de la cúspide chavista», entre los que se encuentran Maduro, Cabello Diosdado, los generales retirados Carvajal Barrios y Clíver Alcalá así como el Ministro de Industria, Tareck el Aissami.
Cuba sería clave para lograr el exilio a la Isla de Maduro y el resto de la cúpula chavista a cambio de suspender EEUU el bloqueo energético a la Isla. Así, Mike Pence, anunció la implementación de nuevas medidas contra dos compañías que transportan el crudo venezolano hasta Cuba así como contra los 34 buques que utiliza PDVSA para tal cometido aunado con un posible bloqueo naval con el objetivo confeso de provocar la «asfixia energética de Cuba» mediante la amputación del cordón umbilical que unen Venezuela y Cuba. Caso de persistir el bloqueo naval de EE.UU. al crudo venezolano, la Isla se vería abocada a una asfixia energética de resultados imprevisibles tras el hundimiento del turismo provocado por la irrupción en la Isla de la pandemia del coronavirus y EEUU espera que tras el exilio de la cúpula chavista a Cuba se proceda en Venezuela a la formación de un Gobierno de Transición integrado por figuras de consenso tanto de la oposición como del chavismo que deberá preparar unas nuevas Elecciones Presidenciales para el 2021.
Si desea leer más artículos de Germán Gorraiz, pinche AQUÍ