Marcel Lhermitte |Oportunismo de ocasión: Tú no eres Alexandria
Lunes 30 de marzo a la noche. La congresista demócrata estadounidense Alexandria Ocasio Cortez realiza un live(transmisión en directo) por Instagram. Unas 2500 personas fluctúan entre los espectadores. Está conversando con la portorriqueña Rosa Alicia Clemente, una feminista que apoya la candidatura presidencial de Bernie Sanders.
Alexandria tiene mucha naturalidad, quizás sea uno de los mejores exponentes de una nueva camada de políticos del mundo que manejan las redes sociales como nativos digitales. Ya lo demostró en 2018, cuando innovó en su campaña electoral para acceder a una banca en la Cámara de Representantes por Nueva York.
Pero… siempre hay un pero, no todos son Alexandria, es más, pocos políticos tienen la habilidad de adaptarse a la modalidad de comunicación que nos exige el momento actual, con la pandemia del coronavirus campeando y la obligación moral de quedarnos en casa para velar por la salud de los demás, por la de nuestros seres queridos y por la nuestra propia.
Muchos países se encuentran en campaña electoral o la han debido dejar en stand by en forma momentánea, esto obligó a partidos y candidatos de Bolivia, Uruguay, República Dominicana, Chile, País Vasco, Galicia, Cataluña y Francia, entre otros a modificar sus planificaciones estratégicas y planes de campaña.
Ante una pandemia que se está cobrando vidas en todo el mundo, la gran mayoría de los ciudadanos no quiere escuchar propuestas electorales, su prioridad en este momento es la vida, el cuidado de sus seres queridos y las repercusiones económicas, laborales y sociales que se generen de aquí en más.
La preocupación de los políticos es la misma, pero muchos de ellos no abandonan la campaña electoral, o incluso, aprovechan la oportunidad que se genera en toda crisis para poder mantener su presencia y ganar votos de forma velada.
Las presentaciones en vivo por redes sociales de distintos candidatos, con la excusa del coronavirus, pululan. Aunque cueste creerse hemos sido testigo de algunos lives emitidos por candidatos tales como: “coronavirus e influencers” o “geopolítica en tiempos de coronavirus”.
Más allá de las dificultades en el manejo ante cámaras o para responder las hostiles preguntas de algunos internautas, y por qué no, de los bots de circunstancia, algunos candidatos parecen querer convertirse en conductores de televisión. También están aquellos que aparentan pretender incursionar en el periodismo, sin conocer siquiera las reglas más elementales de esta profesión.
El político debe siempre mantener los canales de comunicación con la ciudadanía, pero no disfrazarse de un personaje que no es con el único objetivo de “estar”, de no quedar en segundo plano.
Con la extensión de la pandemia también comienzan a aflorar “actos solidarios” de otros candidatos, cuya preocupación principal es sacar rédito electoral con su difusión. Encontramos algún diputado del interior de Uruguay, por ejemplo, que decidió donar un porcentaje de su sueldo a los desfavorecidos de su departamento (léase en donde residen los votos que necesita para el cargo al que aspira) pero en forma previa hizo llegar la información a todos los medios de comunicación locales.
También en la campaña de República Dominicana hubo un candidato que entregó alimentos en una zona carenciada, empacados en una funda de nailon en donde constaba su nombre y el cargo al que postula.
No se puede negar que una pandemia de este tipo representa una oportunidad que puede ser aprovechada electoralmente, pero seguro que las ciudadanías aprobarán más a los políticos que muestren capacidad de desarrollar o ser parte de políticas de Estado junto con sus adversarios de ocasión, a quienes aporten propuestas reales sin buscar otros réditos y a quienes siempre sean honestos en su accionar político
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