Germán Gorraiz | El coronavirus y la censura en internet
Zbigniew Brzezinski, ex-consejero de Seguridad Nacional durante el mandato de Carter en su libro «Entre dos edades: El papel de Estados Unidos en la era tecnotrónica» (1.971) aboga por el control de la población por una élite mediante la «manipulación cibernética» al afirmar que «pronto será posible asegurar la vigilancia casi continua sobre cada ciudadano y mantener al día los expedientes completos que contienen incluso la información más personal sobre el ciudadano, archivos que estarán sujetos a la recuperación instantánea de las autoridades», lo que anunciaría ya la posterior implementación del programa PRISM («affaire Spyon» de la NSA. Asimismo, Brzezinski, en un discurso pronunciado en una reunión del Council on Foreings Relations (CFR) advirtió que «la dominación de las élites ya no es posible debido a una aceleración del cambio social impulsado por la comunicación instantánea que han provocado el despertar universal de la conciencia política de las masas (Global Political Awakening) y que está resultando perjudicial para la dominación externa como la que prevaleció en la época del colonialismo y el imperialismo».
¿Final de la democratización de la información?
En consecuencia, tras ser denunciado EE.UU. por intentar controlar la nube mediante programas secretos como el Programa PRISM, estaríamos ya asistiendo al final de la democratización de la información (siguiendo la senda emprendida por los llamados «países totalitarios», mediante la imposición de leyes que prohíben el uso de determinados términos para continuar con la implementación de filtros en los servidores de los ISP. Así, según un estudio de la organización OpenNet (integrada por las universidades de Oxford, Cambridge, Harvard y Toronto), cerca de 100 países ejercerían la censura de webs con contenidos políticos sociales o religiosos «peligrosos» e impedirían asimismo el acceso a aplicaciones como YouTube o Google Maps aplicando sofisticados métodos de censura gracias a la colaboración de empresas occidentales.
La necesidad de escapar al control del Big Brother en redes como Yootube, Twitter o Facebook , habría impulsado la red TOR (Dark web), creada por defensores del software libre para proteger la identidad de los usuarios. Dicha red contó en sus inicios con las bendiciones de los Gobiernos occidentales para permitir el acceso a Internet en los llamados «países totalitarios», pero tras los atentados yihadistas de París, las actividades propagandística del ISIS estarían siendo monitorizadas y filtradas por las agencias de seguridad occidentales lo que habría forzado al grupo yihadista a utilizar masivamente la nueva aplicación Telegram, al estar sus contenidos encriptados ( sus usuarios pueden formar grupos de hasta 200 personas y utilizar chats secretos donde el material propagandístico se autodestruye), con la consiguiente dificultad de los servicios secretos occidentales para acceder a sus contenidos.
El coronavirus y la censura en Internet
La falta de adopción de medidas profilácticas por las autoridades chinas en los casos de contaminación del aire, la falta de previsión en la crisis de la peste porcina que habría aumentado los precios de la carne de cerdo hasta límites estratosféricos y la reciente irrupción de la pandemia del coronavirus (con sus consiguientes efectos colaterales en forma de oscurantismo informativo, cuarentenas de ciudades, falta de material médico, paralización de la actividad productiva y episodios de desabastecimiento de alimentos), podría provocar el final del endémico aislamiento y pasividad del individuo sumiso y acrítico que conforma la actual China. Así, estaría ya surgiendo un nuevo individuo reafirmado en una sólida conciencia crítica, sustentado en valores caídos en desuso pero presentes en el código atávico chino como el respeto al medio ambiente, la solidaridad y la indignación colectiva ante la corrupción e injusticia imperantes y dispuesto a quebrantar las normas y las leyes impuestas por el Partido Comunista, de lo que sería paradigma el joven bloguero Chen Qiushi que se encarga de radiografiar la angustia de Wuhan a través de sus vídeos colgados en Yootube y que logran burlar la censura del Gobierno chino a través de las VPN que permiten conectarse a un servidor de Internet en el extranjero. Así, en un nuevo intento para preservar el anonimato de los usuarios en la Red, asistimos a la aparición de las VPN o Red Privada Virtual, herramientas que ocultan la identidad de los usuarios y permiten mantener la comunicación con cualquier país del mundo libre de vigilancia, lo que habría impulsado a China a imponer normas para el acceso de los usuarios a dichas herramientas. Asimismo, Francia, Gran Bretaña, Indonesia, China y Rusia exigen eliminar los mensajes encriptados en Whatsapp y Telegram, medidas constrictoras que tendrán como efecto colateral la imposibilidad del acceso abierto (Opens Access) a los contenidos de la Red en la próxima década y el retorno a sus orígenes de la Red de Redes, al quedar Internet convertido en herramienta exclusiva de las élites políticas, económicas y militares.
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