Catalina de Erauso | Entrevista al Metro de Sant Esteve
Los que no han estado nunca en Sant Esteve de les Roures desconocen que el metro de esta villa es un metro diferente. Su responsable nos cuenta las vicisitudes que hubo en su construcción y sus rasgos singulares que lo hacen irrepetible.
La construcción del metro
- El primer metro fue el de Londres y se construyó a finales del siglo XIX para aliviar el tráfico por sus calles más transitadas. ¿Cree que la gente sentía Alivio al salir de ese agujero oscuro y encontrarse con la niebla baja y el cielo plomizo de Londres?
Las condiciones del viajero londinense del siglo XIX eran muy duras. Si tenemos en cuenta que los primeros trenes funcionaban con locomotoras de vapor creo que sí era un alivio salir a la calle, por muy gris que estuviera el cielo.
- Cuando construyeron el Metro de Roma tuvieron que andar con mucho cuidado porque el subsuelo de Roma aloja restos arqueológicos y catacumbas que todavía alojan los restos óseos de algún que otro romano. ¿Se encontraron alguna sorpresa al cavar para construir el metro de Sant Esteve?
El caso de Roma es singular por el valor arqueológico de sus hallazgos. En cambio en Sant Esteve, cuando creíamos estar topando con restos del pasado descubrimos que en realidad eran restos del presente. Se trata de elementos de escaso valor artístico, pertenecientes a las dictaduras franquista y constitucionalista. El remanente que más problemas nos causó es el conocido como “Cloacas del Estado”, una red extensísima de galerías aún activas que debíamos evitar. Finalmente conseguimos aprovechar parte de esas galerías para la construcción de la línea 0.
- El metro de Sant Petesburgo es conocido por su arquitectura fabulosa. Hay incluso visitas guiadas al metro porque es como un museo. ¿Qué han hecho ustedes en el metro de Sant Esteve para hacer del metro una experiencia lúdica?
El nuestro es un metro más modesto y funcional. Si bien es cierto que las infraestructuras también tienen una función propagandística, nosotros nos concentramos en exhibir eficiencia. Eso no significa que descuidemos nuestros espacios, y una forma de enriquecerlos consiste en acercar el arte a los viajeros. Por ejemplo, estos días una conocida artista está trabajando en una escultura del rey a tamaño real, pero su instalación se está demorando por una cuestión técnica; en una escultura invertida es difícil equilibrar el peso de tanto latón sobre la cabeza.
- El metro de la ciudad alemana de Wuppertal, vecina de la famosísima Neanderthal, es un metro colgante. ¿Tienen ustedes algún tramo colgante o toda la vía de metro está soterrada?
El metro de Wuppertal es una maravilla, pero no es adecuado en un tejido social y urbano como el de Sant Esteve. Aquí la red de metro es totalmente subterránea, sigilosa, clandestina, al acecho de la bestia totalitaria… perdóneme si me he desviado un poco del tema.
El metro de Sant Esteve
- ¿Cuántas paradas tiene el metro de Sant Esteve y con qué frecuencia circula?
Actualmente la red cuenta con 65 estaciones, 9 de ellas de enlace, repartidas en 5 líneas a lo largo de 51 Km de túneles. En cuanto a las frecuencias, bueno, es complicado. En una sociedad tan movilizada y ciclotímica como la rourense es prácticamente imposible ajustar las frecuencias a las necesidades. Un mes puedes tener diez manifestaciones diarias y al siguiente nadie sale de casa. En los días de mayor efervescencia la plantilla fija tiene que complementarse con un plantel de voluntarios, que nunca faltan.
- ¿Es el metro de Sant Esteve gratuito como el metro de Caracas?
No, el metro de Sant Esteve es absurdamente caro. El objetivo es fomentar la protesta masiva y la desobediencia ciudadana, pero hay amplios sectores de la sociedad que insisten en pagar, a pesar de que no hay ni barreras. En los títulos de transporte hemos incluido el provocador lema “paga la pena”, pero ni así hemos logrado una reacción clara y contundente.
- ¿Qué pruebas técnicas y psicológicas se han de superar para ser chófer de metro de Sant Esteve?
Sabía que llegaría esta pregunta. Bien, debe saber que ya tomamos medidas y prescindimos del director de recursos humanos, un antiguo miembro de los Jóvenes Castores. Sus pruebas eran tan duras que desquiciaban al personal. Afortunadamente, los tiempos en que reconocías a los conductores por sus ojos inyectados en sangre, los pelos como escarpias y los espumarajos en la boca han terminado.
- ¿Qué hacen con los rourenses o foráneos que les hacen pintadas en los vagones de los trenes?
Los reclutamos. Alguien que es capaz de expresarse artísticamente bajo tierra demuestra unas habilidades excepcionales que no podemos echar a perder. Nuestro jefe de seguridad era un grafitero buenísimo. El problema es que en alguna ocasión ha vuelto a las andadas y ha tenido que arrestarse a sí mismo.
- ¿Se da el caso de que la gente se siente en los bancos del metro a tomar la fresca en la canícula?
Sí, es un clásico del metro, las instalaciones son un espacio urbano más. Hay rincones con mucho encanto donde los enamorados se sientan a la luz de los LEDs, vestíbulos animados donde tomarse un helado, vagones de lectura y entreplantas donde los músicos amenizan las tardes con canciones de Quimi Portet.
Boca del metro
- Determinada gente siente claustrofobia en lugares cerrados. ¿Qué han ideado ustedes para que los claustrófobos puedan viajar en metro?
Es un tema complejo puesto que las limitaciones de espacio son insalvables. Sin embargo, hacemos lo posible prevenir al usuario sobre los tiempos de espera largos y la alta ocupación de los convoyes. En los vestíbulos de han dispuesto paneles informativos para que los viajeros puedan tomar sus decisiones. Creemos en una sociedad bien informada y con derecho a decidir.
- ¿Es el metro un buen lugar de escondite cuando le persiguen los antidisturbios por haber participado en una manifestación?
Lo es. Desde sus inicios las instalaciones del metro fueron consideradas espacios libres de porras y son un lugar recurrente para refugiarse cuando pintan bastos. Sin embargo, esto no resuelve el problema de raíz. Cuando se activan los antidisturbios sabes que en cualquier momento puedes acabar en un hospital o un juzgado. Se trata de una fuerza irracional y tumultuaria contra la cual tenemos que desarrollar mejores mecanismos para protegernos.
- Siguiendo con los escondites, la obra de Dmitri Glujovski publicada en 2005 cuyo título es Metro 2033, trata de un grupo de personas que se esconde en una parada de Metro de Moscú. ¿Está preparado el Metro de Sant Esteve para un ataque nuclear?
No, en absoluto. Nos hemos preparado para amenazas reales, como el “lawfare” o la violencia policial, e irreales como la lluvia de Fairy, las miradas de odio de ancianos y el adoctrinamiento infantil. Pero para el ataque nuclear no, este tema escapa a nuestras posibilidades. Espero que no tengamos que afrontar un escenario como el que describe Glujovski.
Pregunta íntima
- ¿Se han planteado habilitar los espacios del metro como bodega de vinos por la temperatura tan agradable que tiene?
Lo cierto es que no, pero no es una mala idea. De hecho, me vienen a la mente unas galerías abovedadas en desuso que podrían acoger una buena bodega. Si vemos que el proyecto es viable espero que venga a vernos para hacer una cata.
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