Germán Górriz | Catalunya y la república confederal
El encefalograma plano de la conciencia crítica de la sociedad española actual vendría favorecida por una práctica periodística peligrosamente mediatizada por la ausencia de la exégesis u objetividad en los artículos de opinión y el finiquito del código deontológico periodístico que tendría su plasmación en la implementación de la autocensura y en la sumisión «nolis volis» a la línea editorial de su medio de comunicación (fruto del endemismo atávico de la servidumbre a los poderes fácticos del status quo) habrían convertido al periodista en mera correa de transmisión de los postulados del establishment o sistema dominante, edulcorando ante la opinión pública la deriva autoritaria del Gobierno de Rajoy y contando con la colaboración necesaria del PSOE y Ciudadanos como garantes del Régimen del 78.
¿Implantó el PP en España un régimen autocrático?
El establishment del Estado español estaría formado por las élites financiera-empresarial, política, militar, jerarquía católica, universitaria y mass media del Estado español, herederos naturales del legado del General Franco que habrían fagocitado todas las esferas de decisión (según se desprende de la lectura del libro «Oligarquía financiera y poder político en España» escrito por el ex-banquero Manuel Puerto Ducet) e iniciado asimismo una deriva totalitaria que habría ya convertido a la seudodemocracia española en rehén del establishment y que tendría como objetivo último la implementación del «Estado Tardofranquista», anacronismo político que bebería de las fuentes del centralismo jacobino francés y del paternalismo de las dictaduras blandas. Así, en el paroxismo de la deriva autoritaria de Rajoy, asistimos a la implementación de la llamada Doctrina Aznar que tendría como ejes principales la culminación de la «derrota institucional de ETA para impedir que el terrorismo encuentre en sus socios políticos el oxígeno que le permita sobrevivir a su derrota operativa» y el mantenimiento de la «unidad indisoluble de España » , teniendo como efectos colaterales criminalizar a grupos y entidades díscolos y refractarios al mensaje del establishment dominante del Estado español y la prohibición del referéndum soberanista en Cataluña con la implementación de un Golpe blando en Cataluña tras la suspensión de facto de la Autonomía catalana mediante la aplicación del 155.
La perfección negativa del Estado español
El término distopía fue acuñado a finales del siglo XIX por John Stuart Mill en contraposición al término eutopía o utopía, empleado por Tomas Moro para designar a un lugar o sociedad ideal. Así, distopía sería » una utopía negativa donde la realidad transcurre en términos antagónicos a los de una sociedad ideal». Las distopías se ubican en ambientes cerrados o claustrofóbicos enmarcados en sistemas antidemocráticos, donde la élite gobernante se cree investida del derecho a invadir todos los ámbitos de la realidad en sus planos físico y virtual e incluso, en nombre de la sacro-santa Unidad de España y a eliminar el principio de inviolabilidad ( habeas corpus) de las personas, síntomas todos ellos de una posterior deriva totalitaria del Estado español plasmada en la instauración de la Ley Antiterrorista, la Ley Mordaza y la unidad indisoluble del Reino de España, elementos constituyentes de la llamada «la perfección negativa», término empleado por el novelista Martín Amis para designar «la obscena justificación del uso de la crueldad extrema, masiva y premeditada por un supuesto Estado ideal«.
Cataluña y el puzzle inconexo del caos
El puzzle inconexo del caos ordenado puede esbozarse mediante la llamada «Teoría de las Catástrofes» del científico francés René Thom y se basaría en dos conceptos antinómicos para intentar «comprender el orden jerárquico de la complejidad biológica«. Así, el concepto de estabilidad o equilibrio se refiere a un sistema que permanece estable aunque registre un cambio, principio que trasladado a la esfera política se traduciría en la Reforma del Régimen del 78 sin alterar sus principios esenciales (Monárquico, jacobino y neoliberal), tesis que defenderían los partidos del establishment dominante del Estado español (PP, PSOE y Ciudadanos). En la orilla antónima, encontramos el concepto de cambio cualitativo o discontinuidad que se produce cuando simples cambios cuantitativos pasan a ser otra cosa diferente y el sistema se transforma internamente de modo radical en una nueva realidad que modifica su situación de equilibro interno y se crea una situación nueva (República Confederal), tesis defendida tan sólo por los grupos independentistas periféricos (EH Bildu, JpCat, ERC y CUP) y que es asociada por el aparato mediático del sistema dominante (mass media) con el advenimiento del caos.
Masa Crítica y República Catalana
Por su parte, el biólogo Lyan Watson en su obra «Lifetide» publicada en 1979 afirma que » si un número suficientemente grande de personas (Masa Crítica) adquieren un nuevo conocimiento o forma de ver las cosas, esto se propagará por toda la humanidad«, para lo que es necesario que un determinado número de personas (Masa Crítica), alcance una conciencia más elevada, momento en que el individuo es capaz ya de realizar un salto evolutivo y lograr un cambio de mentalidad, tesis conocida como «Teoría del Centésimo Mono«. Estamos asistiendo en Cataluña a la aparición de un nuevo individuo (Individuo Multidimensional) reafirmado en una sólida conciencia crítica y sustentado en valores caídos en desuso como el sentimiento de Nación, la solidaridad y la indignación colectiva ante la corrupción e injusticia imperantes y dispuesto a quebrantar las normas y las leyes impuestas por la «monarquía de las tinieblas» del Estado español y que logrará finalmente la utopía de una República Catalana tras una época traumática en la que agonizará lo viejo sin que amanezca lo nuevo. Así, la agudización de la crisis económica en el 2020, la desafección política de la sociedad española motivada por los sangrantes casos de corrupción de la élite político-económica y el contencioso catalán harán revisar la vigencia de la Constitución del 78 en la que se sustenta el actual status quo y tras un proceso que se antoja inevitable de catarsis y posterior metanoia colectiva en el conjunto del Estado español, podríamos asistir en el horizonte del 2025 al diseño de una nueva cartografía del Estado español con la implementación de un Estado Confederal.
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