Albert Sabater | La España desorientada
La estrategia de la “no violencia” empleada por el sector independentista está llevando a España a una evidente desesperación sin precedentes.
Su espíritu combativo, colonialista y conquistador, acostumbrado a ejercer la fuerza para someter siempre al mas débil, se ha visto en esta ocasión superada por la inteligente estrategia de la “no agresión” del pueblo catalán, y no puede, o no sabe actuar como lo ha hecho habitualmente. Encontrarse con un pueblo que a pesar de la humillación, la cárcel y las hostias, no se revuelve, la ha dejado fuera de juego. El mundo entero observa y en cierto modo, condiciona los pasos que vaya a dar en el futuro.
Las imágenes de la desproporción y el desequilibrio de fuerzas del uno de octubre de 2017 en los que una policía militarizada, hooligan, Goliat, aporreaba, incluso con aparente gusto, a un pueblo desarmado y pacífico que solamente quería votar, dio la vuelta al mundo, desbancando España de su papel “constitucionalista”, legitimo dueño y señor del territorio catalán para encuadrarlo en el del maltratador de un pueblo pacífico que lo único que exige es un derecho legítimo: decidir sobre su futuro. Lo de “un par de hostias lo arreglan todo” se volvió en su contra. Europa, y la gran parte del mundo abandonaron la edad media hace siglos, algo que parece no haber ocurrido en el imperio.
Al macho cabrío ibérico, chulo de boina y porrón, no le ha funcionado la estrategia con la que pretendía resolver “ipso facto” el problema catalán, aquel “problema interno” que intentó vender y que no era tal.
España, sea el gobierno del Partido Popular o del PSOE, no sabe como debe abordar el conflicto, viendo como día a día en lugar de desinflarse, toma fuerza como ave Fénix, renaciendo de las hostias recibidas, las físicas y las morales, y ganando adeptos en el exterior, aunque sea a “cuentagotas” y por supuesto cada vez mas, en el territorio nacional.
España necesita que el independentismo se vuelva violento. Lo necesita como agua de mayo para justificar su golpe de efecto final, su “aplastamiento” definitivo que no ha conseguido ni siquiera encarcelando a personas inocentes, falseando la realidad, actuando como el abusón de la clase que solo se atreve con el débil, el honesto, el pacífico, el indefenso.
Necesita que la violencia surja, de forma espontánea o forzada para desacreditar el independentismo. ¿Será quizás el consejo de ministros la ocasión para ello? ¿Ha sido convocada la fecha al azar o forma parte de un plan trazado? Y si es así, ¿Qué pretenden conseguir con ello?
Sea como fuere, esperemos que no se produzcan enfrentamientos violentos que puedan entorpecer el proceso de independencia, la defensa de los presos políticos y la imagen de Cataluña.
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