Fantomastxiki | Oler las nubes
Klaus Knox era extraño. Padecía de sindrome sinestésico. Veía susurros, se alimentaba de recuerdos, olía nubes y azul. Su neuróloga dijo que murió plácidamente por un ataque de dulce adaggio de cosquillas liquidas y luminosas, entre aromas de argoma y niñez.
Con foto de Natxo Castillo
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