Catalina de Erauso | El caso Pablo Ibar
Pablo Ibar es hijo de vasco y lleva 24 años en la cárcel, 16 de los cuales los ha pasado en el corredor de la muerte por un asesinato que él afirma que no cometió. El 19 de enero de 2019 fue hallado culpable por segunda vez en base a pruebas testificales. Las pruebas periciales de ADN, pisadas, cabello, imágenes de video, pistola no pudieron determinar que fuese él el perpetrador.
En lo que sigue se resumirán los datos más importantes de este caso que ya cuenta con tres juicios en 1997, 2000 y 2018-19, 8 apelaciones y 10.000 folios. Pablo fue detenido tres semanas después de que se cometiese un triple asesinato que estremeció a la ciudadanía de Florida (EEUU) por la crueldad extrema de los dos asesinos para con las víctimas. Al quedar el crimen grabado debido a que una de las víctimas había instalado una cámara en el salón donde ocurrieron los hechos, los medios difundieron el video. Pablo es acusado formalmente de ser uno de ellos el 25 de agosto de 1994 por su parecido físico con el perpetrador. La fiscalía empezó a hacer su trabajo en el lugar del crimen, extrayendo la videograbación, recogiendo casquillos de balas, tomando huellas dactilares, pelos, pisadas, restos orgánicos líquidos y también encontraron una camiseta con la que se había quitado el sudor el perpetrador. Se descarta en el primer juicio en 1997 que el material de ADN encontrado en la camiseta se corresponda con el ADN de Pablo. Se descarta también que una pisada de zapato fuese provocada por un zapato que pertenecía a un compañero de piso de Pablo. Los inquilinos de ese piso compartían ropa y calzado a excepción de Pablo. También se desecha la hipótesis que un arma que perteneció a uno de los compañeros de piso fuese el arma del crimen en base a un peritaje balístico realizado por el exdetective Manzella. Según afirmaban los expertos policiales, era la marca de la pistola que se usó en el asesinato. En las pruebas testificales entra en juego el exdetective Manzella que interrogó a familiares y amigos de Pablo además de un testigo ocular y colaboró en las ruedas de reconocimiento fotográfico y presencial además de realizar pruebas periciales balísticas. Cuando Pablo se encontraba detenido por otro asunto que nada tenía que ver con el crimen, Manzella interrogó a su hoy difunta madre. No se le informó que esa foto se extrajo de la escena del crimen. Es una foto borrosa en blanco y negro extraída del video que grabó el crimen en 1994. En ningún documento que obra en poder del juzgado asegura Manzella que ella reconociese a Pablo en la foto cuando le pregunta de si la persona de la foto era su hijo. No obstante, circula el bulo de que su madre respondió afirmativamente a la pregunta, pero no es más que un rumor. De hecho, el fiscal Chuck Norton afirma en un documental que hizo ETB en el año 2000 que fue su familia quien reconoció a Pablo. Se da la circunstancia que Manzella responde a ciertas preguntas de forma farragosa extendiéndose en cuestiones tangenciales, desfigurando datos y, por ende, sembrando dudas sobre los hechos en el acto del juicio.
Gary Foy, vecino de una de las víctimas, declaró que había visto a Pablo salir de la casa de la víctima, montarse en un coche y después lo observó cuando estaba parado delante de un semáforo en el coche de atrás. Tomó la decisión de testificar en juicio porque había visto una recompensa de 1000$ que contribuyese a inculpar al perpetrador. Además de esas pruebas, se evaluaron las pruebas de ADN, pelos y el zapato recogido en el piso de Pablo. Las pruebas periciales fueron negativas al no encontrarse rastro de ADN ni coincidir el zapato con la huella encontrada. En base a estos datos, el jurado popular lo condenó, pero esa condena fue anulada al no haber logrado unanimidad del jurado popular y se repitió el juicio en el año 2000en el que se le condena a pena de muerte a Pablo y también a su amigo Seth Peñalver. Se les condenó en base a las mismas pruebas de 1997 añadiéndose una prueba testifical más. El amigo de Pablo, Jean Klimezcko, realizó contra Pablo testimonio falso en el juicio de 2000 por la enemistad que sentía por él. Declaró que había visto cómo habían llegado Pablo y Seth Peñalver al piso con otras personas a buscar la pistola y volvieron algún tiempo después en un coche negro a dejar la pistola. Este testigo cobró dinero de Crime Stoppers, como se pudo saber en el juicio de 2018-19. Por negligencia, su entonces abogado de oficio no cuestionó ninguna de las pruebas de cargo que aportó la fiscalía ni tampoco entregó una prueba pericial de reconocimiento facial que obraba en su poder que afirmaba que el perpetrador era una persona distinta de Pablo. Esa conducta negligente marcaría el recorrido judicial del caso de Pablo alargando apelaciones posteriores.
A partir del año 2000, la defensa de Pablo empieza a apelar para lograr la anulación la sentencia de muerte igual que lo hace la defensa de Seth Peñalver. Además, Pablo solicita en varias ocasiones le sea asignado otro abogado por encontrarse el suyo detenido por un episodio de violencia de género, petición que se le denegará más de una vez. Tiene que esperar hasta 2008 para que le asignen otro abogado a Pablo. Por fin, en 2016 el Tribunal Supremo de Florida anuló el juicio de 2000 por defensa letrada ineficaz porque el tribunal concluyó que Pablo había sido condenado en base a pruebas de escasa entidad y ordenó la repetición del juicio que se ha celebrado en 2018-2019. En el mismo año 2016, el Tribunal Supremo de los EEUU dictamina que los veredictos de culpable o inocente deben ser unánimes, lo que pone al jurado popular de doce miembros en una tesitura de mucha presión.
La fiscalía evaluó en este último juicio las pruebas que ya se emplearon en el primer juicio con nuevas periciales sobre el zapato, del ADN de la camiseta, el video, las huellas dactilares, testimonio ocular y testimonios de detectives que actuaron en el primer juicio. La defensa llamó a declarar a testigos que fueron interrogados por el detective Manzella, expertos en ADN, expertos en reconocimiento ocular, experto en ruedas de reconocimiento y un experto la prueba de reconocimiento facial. Antes del acto del juicio el juez estableció el criterio que el jurado no debía conocer las vicisitudes judiciales de este caso. Por lo tanto, se impidió que el jurado tuviese conocimiento de que Seth Peñalver había sido absuelto en 2012. Tampoco sabían que su amigo Jean Kimeczko cometió perjurio declarando falsedades en juicio. En este último juicio, se encontró una mínima traza de ADN en la camiseta que corresponde parcialmente a Pablo. Esa mínima traza podría haber llegado ahí por contaminación al haber sido entregada la prueba de la camiseta en un sobre parcialmente abierto y haber sido violada la cadena de custodia. En esa camiseta se encuentra, además, mucho ADN de las víctimas y de dos varones no identificados. Si hubiese llevado Pablo la camiseta al hombro, se habría encontrado mucho ADN. La fiscalía no ha iniciado ninguna diligencia para identificar esos dos ADN masculinos no identificados. Tanto la experta que trajo la defensa como la experta de la fiscalía afirmaron en el juicio que esa mínima marca no cumplía los estándares internacionales para ser considerado como probatorio de que la camiseta la llevaba Pablo. También los nuevos análisis con metodología nueva revelaron que la pisada podría ser del zapato en cuestión, aunque en todos los juicios y apelaciones anteriores se había descartado esta posibilidad. El análisis de pisadas no es disciplina científica como es el caso del ADN o reconocimiento facial. La prueba de las huellas dactilares y de los pelos fue negativa. En el capítulo de los testimonios, es muy revelador lo que se puso de manifiesto en el juicio de 2018-19 en cuanto a las actuaciones del detective Manzella. Este se contradijo en numerosas ocasiones al haber primero afirmado que el testigo Foy fue grabado mientras estaba en la rueda reconocimiento, pero resultó ser que la grabación se hizo después, impidiendo ver las reacciones de Foy mientras declaraba en 1997.
Las ruedas de reconocimiento fueron diseñadas y ejecutadas por el detective Scarlett y estuvieron viciadas según Gary L. Wells, piscólogo y académico, porque el testigo ocular Gary Foy había descrito a las dos personas que vio salir de la casa de las víctimas como desaliñadas y sin afeitar. En la rueda de reconocimiento, solo había dos personas entre las seis que estaban sin afeitar, una de ellas Pablo. Además, se incluyó en la rueda a personas que no se parecían en nada al perpetrador que se veía en el video. Por si esto fuera poco, la rueda de reconocimiento fotográfico no contenía a las mismas personas que la rueda de reconocimiento presencial.El testimonio de Foy fue contradictorio en el juicio de 2018-19, pero afirmó que pidió en su día que se le presentasen las mismas personas que en la rueda de reconocimiento presencial y fotográfica pero esta petición le fue denegada. También afirmó que dudaba entre dos fotografías, la 1 y la 5 y en la rueda de reconocimiento de 2018-19 solo se le presentó la de Pablo que era la n° 5. El juez impidió que la defensa presentase expertos en reconocimiento ocular que relativizasen el relato de Foy, porque su versión se basaba en un recuerdo de mirar por el espejo retrovisor delante de un semáforo mientras estaba en rojo. Tanto su coche como el coche de la víctima tenían los cristales tintados lo que dificulta bastante el reconocimiento de personas sentadas en el coche de atrás.
El testigo Jay Taylor afirmó en acto de juicio el 10.01.2019 que el exdetective Manzella le había presionado para declarar que la persona en la foto era Pablo, pero él se negó rotundamente. Sobre las presiones para identificar la foto no se pudo preguntar a la madre de Pablo porque ya murió. Además, se supo en el juicio de 2018-19 que Manzella no siguió pistas que le llegaron sobre la involucración de la familia Gambino de la Mafia en el triple asesinato. Ni tampoco siguió la pista del testigo J. McGill que le comunicó que había participado en la quema del coche de la víctima a petición de su jefe. Este testigo fue asesinado al día siguiente de su confesión. Por vez primera en 24 años, Manzella admitió en el contrainterrogatorio y delante del jurado popular que la pistola no fue el arma que ocasionó la muerte a las tres víctimas. Este dato no es baladí porque los miembros del jurado deben dictar el veredicto en base a lo que ven en el acto del juicio. No tienen acceso a toda la documentación que obra en poder del juzgado. Además, dos expertos de reconocimiento facial llegaron a la conclusión de que no se podía afirmar que el perpetrador fuese Pablo debido a la mala calidad de las imágenes y a diferencias manifiestas en la forma de las cejas y forma de la cara. Incomprensiblemente ante estos hechos, el fiscal en su alegato final, después de mostrar una y otra vez el vídeo, instó al jurado a que no dejasen escapar a ese asesino.
Las pruebas de cargo contra Pablo desde 1994 hasta 2019 no han aumentado. Al contrario, se han desvanecido y las irregularidades en la instrucción de la causa han quedado más patentes que nunca en el acto del juicio de 2018-19. Por lo tanto, ¿por qué el veredicto unánime de “culpable” del jurado popular en 2019? Cuatro factores pueden ayudar a entender la decisión del jurado popular que cobra 35$ al día por hacer esta labor sin tener derecho a que sus empleadores les paguen su sueldo por faltar al trabajo. Primero, desde 2016, todos los veredictos tanto inculpatorios como absolutorios deben ser unánimes según sentencia del TS de los EEUU y si lo son en primera instancia, es mucho mejor. Esta decisión del Tribunal Supremo somete a los jurados populares de 12 miembros integrantes a una enorme presión para llegar a acuerdos unánimes. De ahí que dos miembros se retractasen de su veredicto de 2018-19 y fuesen sustituidos por suplentes por cuyos veredictos se lograse la unanimidad. En segundo lugar, los ciudadanos americanos son muy conscientes de que las apelaciones y repeticiones de juicios son muy costosas y no se debe malgastar el dinero público. De hecho, la cárcel de Pablo ya ha costado más de 800.000$. Tercero, el jurado desconocía que su coautor Seth Peñalver fue absuelto en 2012. Por último, el fiscal en su alegato final dijo al jurado que no se dejasen influir por los periodistas merodeando fuera del tribunal, que no hiciesen caso de los peritajes de gente extranjera con acento snob que viene a dar lecciones a los EEUU y que no dejasen escapar a ese asesino. Estos cuatro factores explican, tal vez, la decisión del jurado que tanto nos cuesta entender a los que conocemos la justicia europea. En un sistema judicial como el americano la injusticia puede campar a sus anchas porque, aunque el perjurio esté penado, pero casi nadie es condenado por ello. El falso testimonio de Klimeczko no fue condenado ni, con toda probabilidad, tendrán sanción penal las malas prácticas del exdetective Manzella. Si el TS de Florida ordenó en 2016 la repetición del juicio del año 2000 por haber sido condenado Pablo por pruebas de escasa entidad, ¿qué hará ahora que las pruebas viejas se han difuminado y no se han encontrado nuevas? No se sabe. En el supuesto de una milagrosa absolución, el estado resarcirá a Pablo de los daños causados solo si él inicia un proceso judicial pagando él mismo sus propios abogados. En ese caso, le corresponderían alrededor de 10$ por día que ha pasado en prisión, en total unos 87.000 $ por los 24 años de cárcel a lo que habría que descontar las costas.
Si los 17.000 asesinatos anuales se instruyen como el de Pablo Ibar en los EEUU, tengo la seguridad de que las películas de Hollywood sobre homicidios y sus investigaciones judiciales por sesudos detectives no son más que un cuento de hadas que no guarda relación alguna con la realidad. Y algo que esas películas no nos cuentan es que hay más de 160.000 presos entre condenados a muerte y cadena perpetua en los EEUU en cárceles que son privadas y representan un negocio boyante cuyo presupuesto es cuatro veces el presupuesto del Gobierno Vasco. Los costes de cárcel de Pablo suman ya más de 800.000$. Una cuestión que nadie plantea es que los dos asesinos están en libertad 24 años después del crimen. Perverso.
Seth Penalver comenta el veredicto de 2019
Opinión de expertos en leyes sobre el veredicto de 2019
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