Fernando Barredo de Valenzuela | MERCADERES EN EL TEMPLO ¿Catedrales o máquinas tragaperras?
Jn. II,13-22
“Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén, y halló en el templo vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y cambistas sentados. Hizo un azote de cuerdas, y los echó a todos del Templo con las ovejas y los bueyes, tiró las monedas de los cambistas y volcó las mesas. Y dijo a los vendedores de palomas: “Quitad esto de aquí: no hagáis de la casa de mi Padre un mercado”.
El único acto de violencia cometido por el hombre-dios de los cristianos en su Evangelio, presenta a aquél expulsando a latigazos a mercaderes en defensa de la dignidad de un templo consagrado a su dios “Padre” (lo de la diosa “Madre”, acabó hace mucho tiempo por la hegemonía del patriarcado y el machismo de las religiones monoteístas).
El “Hijo” del dios del “pueblo elegido” (pues ese dios tiene sus preferencias), actúa en este capítulo con toda la autoridad de un mesías, un libertador enviado: La Pascua era, y es, la gran fiesta de los judíos, que les recuerda la noche en la que pasaron de la esclavitud a la libertad en Egipto. Todo pueblo liberado convierte el día de su liberación en una fecha de celebración nacional y, teniendo en cuenta que en España la única fiesta no católica es el Día de la Constitución, recientemente celebrado, cabría pensar que se trata de un referente de liberación nacional de ataduras anteriores, pero lo cierto es que en esa Carta Magna los políticos, católicos por antonomasia en aquél hemiciclo, traicionaron al pueblo español al negarle el estado laico propio de toda democracia sin trampas, y perpetuaron el nacionalcatolicismo bajo el eufemismo de “Estado no confesional”, e introduciendo el arbitrario artículo 16.-3 de esta Constitución que se modifica, en cuestión de horas, para garantizar el negocio de los bancos (los grandes mercaderes), mientras sus árbitros permanecen firmes, con impasible ademán, ante el empobrecimiento de un pueblo torturado por una crisis que aquéllos provocaron robando más de lo acostumbrado. La relación Iglesia-Estado, en el caso español, equivale desde entonces a la de una garrapata de mayor tamaño que un perro, al que sigue chupándole la sangre.
Con estos referentes, y en el actual contexto político-económico, y manteniéndose miserablemente el Concordato entre el Estado español y ese Estado Vaticano cuyo “Reino” no iba a ser de este mundo pero que constituye el mayor y más poderoso paraíso fiscal de Europa, la exposición titulada “La poética de la libertad” clausurada hoy, domingo (“día del Señor”) 11 de diciembre de 2016, en la catedral de Cuenca con la obra del disidente artista chino Ai Weywey parece una provocación pero, en realidad, es un negocio millonario, una actividad con ánimo de lucro privado y primado en un templo, cuyos archivos sobre la (in) “Santa Inquisición” española están atestados de legajos que recogen cuánto ha trabajado la Iglesia católica por la represión de la libertad de pensamiento en España. Sigue trabajando en ello, por cierto, cada vez mejor pagada.
El diario nacional El País, en artículo sobre la muestra, informó de que “El interior de la catedral de Santa María y San Julián de Cuenca, una de las joyas del gótico español, ha sido transformado parcialmente para abrir un amplio hueco al arte contemporáneo. La instalación de Ai Weiwei ocupa el claustro, pero está acompañada de dos intervenciones más que se extienden por el templo”.
La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, con el dinero de tod@s los castellano-mancheg@s, paga la reconversión del templo en un espacio para el negocio, para la industria del arte, mientras niega a la región un Centro de Arte Contemporáneo equiparable a los que pueden visitarse en otras autonomías, aunque lo lleve reclamando desde hace muchos años el sector artístico-cultural, al que se le ha contestado con razones de peso como “no hay dinero, somos una región pobre, quizá después de la crisis”, o con la profecía del actual presidente de CL-M en su última campaña electoral: “Ese centro de Arte Contemporáneo va a verse muy pronto, antes de lo que se piensa” .
Hablando de profetas, los libros sinópticos reflejan cómo Jesús de Nazaret apuntó específicamente a los cambistas y vendedores de animales para sacrificios, justificando sus acciones aludiendo al Libro de Isaías y al Libro de Jeremías: “Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones”. (Isaías; 56, 7) / “Pero vosotros habéis hecho de ella una cueva de ladrones” (Jeremías; 7, 11).
Este Jesús (Cristo), adaptación judeo-cristiana de la figura del Horus egipcio (fonéticamente “Krst”) “Hijo” del dios “Padre”, que tuvo por “Madre” a la virgen Isis que quedó embarazada a través de la luz divina, que nació el 25 de diciembre en una cueva que fue visitada por tres sabios que llegaron a ella siguiendo una estrella, que fue considerado gran maestro precoz a sus nueve años, que fue bautizado a los treinta por Anup el “Bautista”, que rodeado de doce apóstoles hizo milagros como caminar sobre las aguas, curar a los enfermos o resucitar a un hombre llamado El-Azar-Us, que fue llamado la Luz del mundo, el sagrado Hijo de Dios, el buen pastor tanto como el cordero divino, que fue traicionado por Typhon y resucitó al tercer día, echó a latigazos a quienes habían convertido el templo de su “Padre” en un espacio de negocio.
Aquel Jesús, a quien se atribuye en el Nuevo Testamento la frase “Es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que un rico al Reino de los Cielos”, que practicó la pobreza y sólo admitía a seguidores que dieran su riqueza a los indigentes, aborrecía el negocio excusado a través de la religión. También cabe deducir que, si hubiera entrado en la catedral de Cuenca estos días, habría empuñado nuevamente el flagelo y habría echado de ella desde obispos hasta políticos como Emiliano García Page, presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, esta “Corte de los gentiles” (así se llamaba la zona del complejo del templo judío destinada específicamente para la compraventa de animales para el sacrificio y para que los peregrinos judíos pudieran cambiar la moneda extranjera por la moneda local apropiada) que ha destinado la mayor parte del presupuesto de Cultura para toda la región a enriquecer aún más las insaciables arcas de la Iglesia Católica española. Ni el “obispo” Bono, su mentor, llegó tan lejos.
Actualizando el antiguo ejercicio cristiano de darle “a Dios lo que es de Dios [no parece que el dinero lo sea] y al César lo que es del César”, recordemos que fue el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha quien, con el mismo don de profecía, declaró a los medios de comunicación que la exposición de Ai WeiWei iba a beneficiar a nuestra comunidad pese a una inversión que la convertía en la muestra más cara de la temporada. Más cara, incluso, que la extraordinaria exposición de El Bosco en el Museo de El Prado de Madrid, la más importante dedicada nunca al artista flamenco, con un coste de 1.250.000 €, que acogió a millones de personas.
En Cuenca, dos semanas antes de clausurar la muestra de su catedral, han dicho que van por 60.000 visitas. Por supuesto, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha no especifica cuántas personas han pagado, porque regalan entradas a las excursiones de mayores y a otros colectivos o personajes, tal como es su costumbre, pero no justifica tal derroche la muy diferente cantidad de personas que han pululado por la catedral del arte de amasar fortuna, costándonos a los ciudadan@s una cantidad superior de dinero a pesar de que lo que se ha declarado es un presupuesto de 1,5 millones, del que Castilla-La Mancha paga, dijo, 1.120.000 €; pagamos, digo, algo más. Es un auténtico escándalo teniendo en cuenta, comparativamente, la cantidad de obras que se han movido del Bosco, desde distintos museos del mundo y colecciones privadas, con los seguros que ha habido que afrontar.
Esta exposición del artista chino Weiwei en la catedral de Cuenca, sólo ha supuesto, en términos de montaje, la instalación de seis cubos con unas infografías, y de obras más convencionales de otros artistas españoles.
Como no van a enseñarnos las cuentas a los pagadores, ya que aunque “Pague Page” por nosotr@s a la Iglesia no se las pide nunca, todo tendrá que quedar en “capítulo de fe”; una fe tan ciega, por opaca, como la del propio presidente cuando habiendo declarado que sabía que “… no hay manifestaciones por las calles pidiendo exposiciones como éstas” también profetizó que “… esta iniciativa va a transformar la ciudad de Cuenca y toda la región. Se van a beneficiar hoteles, restaurantes y otros museos”. Obviamente, mientras se han lucrado la Iglesia y demás negocios, la gente común, la inmensa mayoría de castellano-mancheg@s, lo que ha hecho es empobrecerse más con esta “inversión que todos van a agradecer” según el César cristiano que tanto vela por los intereses de la Iglesia Católica en este “valle de lágrimas” castellano-manchego.
Por su parte, Antonio Fernández, deán presidente del cabildo de la catedral de Cuenca, dijo que el proyecto de hacer esta exposición surgió hace dos años a propuesta de Eulen Art, una poderosa empresa dedicada a la gestión integral del Patrimonio cultural. Lo que no decía es quiénes son sus dueños, claro está, pero sí que “Los cabildos somos instituciones milenarias que entendemos perfectamente el concepto de libertad y el valor del riesgo. Mediamos para que el gobierno de Castilla-La Mancha lo financiara y nosotros ponemos el espacio”. A cambio (como si ello nos compensara), los dueños del escenario se comprometían a destinar el 10% de la taquilla a dos organizaciones no gubernamentales que están dando apoyo a los refugiados: Cáritas Internacional y Ayuda a la Iglesia Necesitada”. Extraordinario ejercicio de hipocresía este de quedarse con el 90% de un “pelotazo” millonario subvencionado al 100% y darse en compensación el 10% restante a sí mismos. De esta manera ONGs como Cáritas, que la Iglesia administra al 100% aunque sólo costea el 2%, y con las que España ha privatizado las ayudas sociales sin que sepamos jamás cómo se reparten realmente los dineros asignados, cierran el ejercicio de la máquina tragaperras perfecta.
Ahí están ya ellos (no hay mujeres en estas cuestiones de mayor cuantía) contando los dineros de este “gran favor” que nos han hecho con la exposición sobre la libertad humana que tan poco representan en nuestra historia, tras haberle cobrado al público general 8 € y, cómo no, al personal VIP 15 € (Entrada sin esperas, y sin restricción de horario durante toda la jornada de apertura de la exposición, excepto cuando la catedral ha estado cerrada por boda o eventos privados) o 25 € (con visita guiada y concierto de órgano). Nada que envidiar ya a la catedral de Toledo con sus cenas para VIPS y grandes empresas en su claustro. Por cierto, que como colofón de oferta, cada entrada no sólo dio acceso a la exposición y a la Catedral en su conjunto, sino también al Museo Tesoro de la Catedral de Cuenca (las catedrales atesoran inmensas fortunas), así como los visitantes fueron obsequiados con una entrada al Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha, ubicado en la ciudad de Cuenca y, esto sí que tiene coña, una “entrada reducida (50 % de descuento) al Monasterio de la Orden de Santiago en Uclés (cortesía del “desinteresado” Obispado de Cuenca), el edificio en el que tras esa “gloriosa cruzada”, tal como llamó la Iglesia al genocidio en que acabó el golpe de Estado del cristianísimo Franco (al que los curas bendijeron y llevaron bajo palio), muchos “perdedores”, español@s que defendieron la República, el estado laico, fueron encerrados, humillados, torturados y, demasiados, asesinados. Sus restos descansan hoy, en cajas de plástico, en un espacio barato y reducido del cementerio de Uclés, estando su dignidad pendiente de reconocimiento oficial mientras los restos de Franco descansan, cual los de un faraón cristiano, en su pirámide del Valle de (no todos) los Caídos, al pie de una cruz tan prepotente que hace pequeña la montaña en la que tantos otros perdedores de la guerra civil trabajaron como esclavos hasta reventar.
Tampoco pecará de envidia pronto la catedral de Ciudad Real si, como cantó el “pajarito”, organiza pronto otro macronegocio expositivo semejante, aunque no tenga la suerte de contar con la espada de Franco en su “tesoro”, pues ésta forma parte del de la catedral de Toledo. Por supuesto, hay que pagar por verla y, por mucho que se ofrezca, nunca se tirará al mar.
Se ha dicho que la exposición de Cuenca ha sido financiada, además de por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha a través de los patrocinios privados del IV Centenario de la muerte de Cervantes, por el Consorcio de la Ciudad de Cuenca, que ha aportado el presupuesto para la renovación de la iluminación e instalación eléctrica de la Catedral y los espectáculos audiovisuales proyectados en la fachada de ésta coincidiendo con la muestra. L@s conquenses deberían ir mirando las implicaciones de su Consorcio.
En cuanto a eso de “a través de los patrocinios privados del IV Centenario de la muerte de Cervantes”, es de rigor una profusa explicación: ¿de qué se trata, exactamente? También hay que exigir que se haga público quienes y cuánto dinero han aportado al presupuesto los tales patrocinios privados.
Demasiados son los “misterios” de las catedrales castellano-manchegas.
Mientras nuestros diputados regionales de Podemos en tan generosas (con la Iglesia) Cortes de Castilla-La Mancha preparan sus preguntas al respecto (imagino que habrán esperado a este día de la clausura para formularlas), me permito hacer yo abiertamente las siguientes por si les parece bien añadirlas:
Preguntas que Podemos debería formular, urgentemente, en las Cortes Regionales de Castilla-La Mancha:
- ¿Cuánto ha costado la exposición “La poética de la libertad” en la catedral de Cuenca?
- ¿Quién gestiona ese presupuesto? ¿Y qué control tiene?
- ¿Gestiona la Administración?
- ¿Lo gestiona la empresa pública Fundación Impulsa? ¿Con qué control?
- ¿De qué partida del presupuesto ha salido ese dinero?
- ¿Cuáles son las condiciones para que la gestión de la exposición y venta de entradas y recaudación se haya dado a una empresa privada? ¿Ha habido concurso público?
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¿Qué dinero del presupuesto de inversión va a la exposición y a su autor, qué parte a la iglesia y qué parte a la empresa privada? ¿Dónde están las facturas para comprobarlo?
- ¿Quién controla los ingresos y a dónde va a parar el dinero de las entradas?
- ¿Cuánto han costado las exposiciones paralelas a la del artista Weywey?
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¿Va a plantearse Castilla-La Mancha la creación de un Centro de Arte Contemporáneo en Toledo, equiparable al que tienen todas las capitales de región que valoran el arte y la cultura, o se va a seguir con esta política de exposiciones de presupuestos desorbitados y controles nulos en las catedrales que, siendo patrimonio de todos, están en poder de la Iglesia Católica y sirviéndola para negocios millonarios?
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¿Va a destinar Castilla-La Mancha el dinero previsto para su Cultura a engrosar las enormes arcas de la Iglesia Católica, o va a invertir ese dinero en la región, teniendo como beneficiaria directa a la gente, a las numerosas asociaciones culturales, los colectivos de artistas, las compañías teatrales, las bandas de música, los cuerpos de danza, los clubes de escritura, las casas de cultura de los pueblos, los teatros, las salas de cine, las salas de exposiciones, los centros culturales, los museos, editoriales, etc.?
Buena ocasión para retratarse tod@s, tanto formulando preguntas como emitiendo respuestas.