Cuando muera Fidel,
los pobres del planeta sentirán agrandada
la distancia de otro mundo posible
imposible
a sus ojos sin iris.
Cuando muera Fidel,
las letras de los libros se saldrán de sus páginas
para conjurarse en una historia otra
que estudiará
la infancia sin futuro.
Cuando muera Fidel,
los olivares se vestirán de luto
y los sacos terreros llorarán sus arenas
sobre Playa Girón,
alejando el temor de su orilla.
Cuando muera Fidel,
los fusiles saldrán de los armarios
anunciando urbi et orbi
la mala necro ilógica
con sus toses ferinas.
Y hoy ha muerto Fidel.
Iñaki Errazkin
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